El río Paraná se encuentra en uno de los puntos más bajos de los que se haya tenido registro en las últimas décadas.

Según datos de la Prefectura Naval Argentina este martes el río en el puerto Rosario se ubicó en 0.60  metros, lo que marca una baja de diez centímetros desde el viernes pasado y 52 centímetros en una semana. Cabe destacar que para esta época, el año pasada el río se ubica a un nivel de 90 centímetros.

Según datos del Centro de Informaciones Meteorológicas, a la altura del Puerto Rosario, la última vez que el río Paraná a la altura de Rosario estuvo por debajo del metro de altura fue el 10 de enero de 1989, hace más de 30 años.

De acuerdo a un informe del Instituto Nacional del Agua, “la tendencia climática al 31 de octubre próximo es desfavorable, no permite esperar una recuperación significativa en los próximos tres meses”.

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Además, el estudio asegura que “se programa una descarga adicional desde la alta cuenca del río Paraná en Brasil en las próximas dos semanas, que aliviará temporariamente la situación de aguas bajas”.

El jefe de Prefectura de Rosario Walter Rosende comentó a Conclusión que el río “se ha ido estabilizando y bajando. Se estaciona y baja. Las lluvias no son constantes y eso hace que no aporte agua a la cuenca. Hubo muy pocas lluvias en estos meses”.

“La bajante hace que haya menos agua para que los buques puedan cargar menos mercadería en los puertos. A menor altura de agua, menos calado para los buques. Después está el tema de las cuestiones de la navegación deportiva, que tienen menos espacio para navegar. Y por otro lado, el aprovisionamiento de agua”, afirmó Rosende.

 

A mediados de mayo, las autoridades de la represa hidroeléctrica Itaipú, ubicada entre Brasil y Paraguay, decidieron abrir sus compuertas durante doce días para posibilitar la navegabilidad del río Paraná. Con respecto a esto, el prefecto consideró que “hubo resultados. Subió el agua, pero hasta ahí nomás. Ellos también tienen que mantener un caudal constante para sus represas”.

Por último, en cuanto a las proyecciones del nivel del agua, Rosende adelantó que “según el informe del Instituto Nacional del Agua hasta octubre va a persistir esta bajante”.

Este año se conjugan sequía y temperaturas más altas de lo habitual en el sudeste de Brasil, Paraguay y el noreste argentino. Esta baja de caudal propicia además las necesarias condiciones para que se extiendan los incendios en el delta y dificulta el transporte fluvial.

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Según los registros de imágenes tomadas por el satélite estadounidense Landsat 8 de principios del mes de julio, a la altura de la ciudad de Rosario, puede notarse una abismal diferencia entre la superficie cubierta por el agua en el mismo mes del año 2019.

Los incendios se convirtieron en una problemática que afecta en forma constante a los rosarinos. Las quemas de pastizales mantienen a la ciudad bajo una nube de humo y generan gastos millonarios para los gobiernos de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos y el Gobierno nacional.

Según un estudio de la Universidad de San Martín, se han detectado 3.700 focos de calor, que pueden ser potenciales incendios, en la región.

La baja del Paraná ha afectado, además, al transporte fluvial, ya que varias embarcaciones quedaron varadas y otras tuvieron que reducir el cargamento para poder navegar. Según el informe del Mercado de Granos de Rosario, en abril se habrían perdido 244 millones de dólares a raíz de esta situación.