Por Candela De la Cruz 

Los casos de violencia de género que sobresalen de un informe realizado por Elena Highton de Nolasco, vicepresidente de la Corte Suprema de Nación han crecido un 4,2% entre 2014 y 2015. El año pasado hubo 235 víctimas fatales en todo el país.

Los episodios crecen y las mujeres que se animan a denunciar son cada vez más pero ¿qué pasa después?

Muchas de las chicas que logran sobrevivir a estos casos sienten una gran sensación de desamparo teniendo que lidiar con una “Justicia” injusta que deja a sus agresores libres poniendo nuevamente en peligro la integridad física de las víctimas y sus hijos.

Son  numerosas las denuncias por amenazas que quedan en la nada, en diálogo con Conclusión, Nora Giacometto Coordinadora de la Organización Social “Ampliando derechos” afirmó que la Justicia no responde a la necesidad de las víctimas y que la gran mayoría de los jueces y fiscales “no están capacitados para tratar esta problemática”. giacometto

“Una de las cosas que estamos reclamando es que tanto los jueces como los fiscales se capaciten en cuestiones de género porque si bien hay una ley, no esta tomada desde la perspectiva de género, hablan de violencia familiar y eso no es lo mismo. Conocemos el maltrato que reciben cuando van a tribunales o a pedir ayuda del estado, porque se las revictimizan”, explicó Giacometto.

Desde la organización brindan contención, asesoramiento jurídico y psicológico y en muchos casos económica a todas las víctimas. En la actualidad se ocupan de al menos unos 25 casos, la mayoría de ellos se empeora por la situación en la que viven las chicas agredidas ya que habitan en asentamientos o en barrios periféricos.

“Tenemos muchas chicas que necesitan un tratamiento psicológico porque todas terminan volviendo con el agresor, no tienen una contención y el estado no le da las herramientas. Muchas de ellas no tienen para darle de comer a sus hijos”, afirmó Nora.

Y añadió: “El estado municipal las deja totalmente a la deriva, lo único que ofrecen es un refugio en el cual esamenaza-2tán encerradas y son lamentables. Nos mandan fotos y el estado del lugar es tremendo. Te tienen un tiempo y la gente de allí te empieza a presionar para que te busques un lugar”

De esta manera, tal como explica la representante de la organización, las chicas se sienten presas mientras que los agresores siguen libres.

Por otro lado, Giacometto relató que los asistentes sociales “no conocen el lugar donde viven las chicas”. “Te piden que vos te traslades y hay chicas que muchas veces no tienen para el colectivo y mucho menos donde dejar a los hijos”, remarcó.

Desde promoción social  se les ofrece a las víctimas de violencia de género una suma de 7.000 pesos. “Las chicas se tienen que ir de las casas donde viven por las amenazas del agresor y muchas de ellas han sufrido además de las agresiones física, el incendio de su casa, con ese dinero no les alcanza ni para los ladrillos. No puede ser que vayas y te digan que no hay presupuesto. Hemos tenido reuniones con el área de violencia a la mujer de la municipalidad, con la gente de políticas de género y la verdad que la respuesta ha sido siempre nula”, señaló Giacometto.

Casos:

“Maria del lujan sufrió el incendio de su casa perpetrado por su ex pareja, en ese momento, ella y sus hijos lo apagaron como pudieron, esperaron a que legue la policía que no vino nunca y termino ella sola yendo con los chicos a la comisaría y el tipo en libertad”, contó Nora.

Otro caso es el de Patricia, su agresor la amenazó con un arma, la apuñaló con un vidrio y después le prendió fuego la casa. “A ella no le quedó nada y sigue viviendo allí desde enero. Lo que le dio la municipalidad le sirvió solo para la puerta. El tipo fue preso y sale en estos días porque fue a un juicio abreviado, le dieron dos años y 8 meses”.

Finalmente, el caso de Jésica, la joven de 29 años realizó 36 denuncias luego de numerosas agresiones y amenazas. En mayo la sentencia dictó tres años de prisión pero hace dos semanas que el agresor quedó en libertad.amenaza

“Jésica esta en su casa con una custodia policial las 24 horas porque el anda dando vueltas por la casa y se pasea. Jésica en estos seis años se mudó entre 5 o 6 veces, hasta sus hijos sufrieron persecuciones. Ella vive con miedo, estuvo recibiendo todo tipo de mensajes amenazantes. No logra estar en paz”, relató Nora.

Lamentablemente, desde fiscalía se dan cuenta del peligro en la cual se encuentran las victimas una vez que les dan la libertad y se niegan a una capacitación en perspectiva de género y solucionan los casos con juicios abreviados.

“Si no tienen ganas de trabajar que no lo hagan, hay mucha gente que tiene ganas, que le den lugar o mínimo que se capaciten. Queremos que esto cambie, es bueno que las chicas denuncien y lo tienen que hacer siempre pero la respuesta del estado y la justicia no debe ser nula”, concluyó.