Los robos y hurtos de objetos materiales son moneda corriente en la ciudad y el país. Pero no todos los días se da que se robe a un miembro de la familia. Eso sintió Natalia cuando le arrebataron de sus manos a su querido Elvis, un Bichon Frizé de 8 años.

Por eso, tanto el animal como toda su familia debieron vivir días de tensión y angustia, luego de que dos muchachos roben el animal a su dueña mientras la mujer paseaba al perro en las cercanías de su domicilio. Pero la historia tuvo un final feliz, ya que Elvis pudo volver a su hogar gracias a la bondad de un matrimonio, que colaboró con el regreso de la mascota.

Conclusión dialogó con Natalia, quien relató lo sucedido el miércoles pasado a las 23.30 en las calles Alvear y 24 de Septiembre: “Fui a tirar la basura y de paso saqué a Elvis para su último paseo del día. Entonces se me acercaron dos chicos, sacaron un cuchillo y me decían que les diera todo. Yo les explicaba que no tenía nada. Solamente las llaves y mi perro. Primero me arrancaron una cadenita, hasta que uno dice ‘sacale el perro’. En ese momento se me aflojaron las manos. Tironearon y se lo llevaron. Fue lo más feo que no pasó en la vida”.

“Cuando me lo sacaron se me aflojaron las manos. Fue lo más feo que me pasó en la vida”.

Natalia cuenta que aunque llevaba a su perro con correa, los ladrones se lo arrebataron de las manos. Luego, los muchachos -de entre 16 y 17 años, que según la víctima del hecho, se encontraban bajo los efectos de las drogas- salieron corriendo escapando del lugar.

Después del episodio, tanto Natalia como su novio comenzaron a buscar a Elvis en moto, incluso en Villa Moreno y Centeno, barrios cercanos a su domicilio. Y tanto ella como su familia pegaron carteles por toda la zona con la foto de Elvis y el aviso del robo.

Hasta que el viernes por la mañana un hombre se comunicó con ella diciendo que tenía a su perro y que se quedara tranquila porque se encontraba “bien”.

El hombre contó que los dos ladrones iban sobre un carro ofreciendo el animal a las personas que pasaban por allí. En eso su mujer reconoce al can por los afiches pegados en las paredes y le propone a su marido comprarlo para devolverlo a su familia.

Los muchachos le pidieron una suma de $1.000 para quedarse con el Bichon Frize, y la transacción, sin más, se concretó. “Menos mal que lo compró un alma buena”, expresa Natalia. Porque “si lo adoptaba alguien y no lo devolvía se iba a morir”, ya que cuenta con algunos padecimientos de salud.

Horas más tarde la joven fue a la casa de la pareja y se encontró con su querido Elvis. Claro que se ofreció a devolver el dinero gastado por el matrimonio.

“Es un historia con final feliz. Pero estuve muy mal, no dormí en las dos noches. Pasé una odisea terrible. Cuando nos encontramos lo abracé y estuvimos pegados como una hora”, relata aliviada Natalia, a quien parece haberle vuelto el alma al cuerpo.