“40 años de democracia. ¿Qué celebramos?” es el título del conversatorio que llevaron adelante este jueves en Rosario los reconocidos historiadores y docentes de la Universidad Nacional de Buenos Aires Julia Rosemberg y Javier Trímboli.

Pensar el presente y analizar los distintos momentos históricos que se sucedieron a lo largo de cuatro décadas fue uno de los ejes de la actividad que se desarrolló en la Asociación Empleados de Comercio (AEC) de Rosario.

“Pensar cómo se puede evaluar el significado de estos cuarenta años. Quizás nos gustaría encontrar una respuesta acerca de estos cuarenta años, si merecen nuestro contento, nuestra alegría, y hasta cuándo o hasta cuánto esa alegría puede remontar. Pero lo más que tenemos son dudas, dudas que en parte vamos a querer solucionar haciendo algo muy clásico que es recorriendo estos cuarenta años”, señaló Trímboli a Conclusión minutos antes de comenzar la jornada.

El académico agregó que a lo largo de estas cuatro décadas hubo momentos claves: “En el 89 con los saqueos que fueron tan importantes en Rosario, luego un segundo momento que incluye desde la caída del Muro de Berlín hasta la década del 90 con otro corte que fue en 2001 y otro más en 2003. Con esta dificultad para construir una narración porque se trata de un período de cuarenta años lleno de rupturas y discontinuidades”.

En cuanto al posicionamiento en el poder de un gobierno de derecha en 2015, como fue el de Mauricio Macri, Rosembreg remarcó “la dificultad de pensar históricamente el presente”.

“No deja de ser una distancia muy corta de tiempo y ver cómo nosotros, que somos historiadores, podemos llegar a plantear algún tipo de preguntas para pensar estos tiempos. Es un ejercicio, una conversación colectiva. Traemos libros, algunos autores, pero la idea es poder intercambiar porque, justamente, el presente tiene un desafío y es poder pensarlo colectivamente”.

La modernidad y sus tiempos veloces

Al ser consultado acerca de por qué una figura como la de Javier Milei captaba la atención de muchos jóvenes que parecen no interesarse demasiado en el presente, Trómboli respondió: “Si bien la modernidad siempre estuvo caracterizada por la velocidad y la fugacidad de los tiempos, me parece que lo que va en estos últimos veinte años se aceleró esa fugacidad de los tiempos y parece que estamos viviendo, siempre, un presente que no tiene nada que ver con el pasado. La pandemia, incluso, profundizó esa situación de que estamos en un tiempo que ha soltado todo tipo de vínculo con el pasado y, por lo tanto, se puede estar en un presente sin necesidad de asirse a un pasado”.

“Los discursos de la globalización, en la década del 90, no hacían más que cabalgar sobre esta idea, de que había un mundo que estaba más allá de cada estado-nación. Seguramente durante el terreno del kirchnerismo se dio marcha atrás, pero con una velocidad impresionante. Yo sumaría algo más, y es que hay algo de esta atracción de una parte de los jóvenes, no toda, tiene que ver también con el fracaso de ciertas promesas de la democracia. Porque las promesas de las democracias más radicales y más justas en su fracaso, dan lugar a los discursos de la nueva derecha”, agregó el historiador.

Respecto de los puntos de abordaje del conversatorio, Rosemberg señaló la importancia de preguntarse acerca de la democracia: “Si hay fracasos de la democracia que permitan el avance de la derecha me parece que es una pregunta, también en qué momento la democracia pudo prometer otras cosas, en qué momento la democracia se pudo conjugar con justicia social. Se cumplen cuarenta años del fin de lo cuarenta años de la dictadura y parece que la mirada hoy es desencanto, aunque no todo es una mirada decadentista la que nos convoca, sino en tal caso tratar de entenderlo y hacer ese ejercicio entre pasado y presente”.