Por Alejandro Maidana

Agote es un barrio atravesado por un sinfín de vivencias. La unión de sus vecinos más allá de sus divergencias, lo ha transformado en un ícono de la resistencia. Hoy nuevamente la realidad lo interpela, los robos y la violencia policial en el foco de sus denuncias.

Zona de facultades y del trajinar incesante de los viajeros que pululan por la histórica terminal de ómnibus, Luis Agote es un barrio como cualquiera que no le escapa a los karmas que afectan a la sociedad.

La reactivación de la vecinal, fue sin dudas un hecho alejado de lo fortuito. La necesidad de organización y de acciones concretas que se transformen en paliativos para los recurrentes hechos de violencia fue lo que empujó a todo esto.

La demoledora muerte de Franco Casco caló muy hondo en el espíritu barrial producto de lo perverso de su asesinato. La vinculación directa de la comisaría séptima, puso en alerta un modus operandi repudiable con un claro tinte mafioso.

Agote no sólo debe lidiar con los arrebatos o los robos, algunos seguidos de muerte -como fue el caso de Damián Lucero-, ahora dentro del combo se agrega la violencia institucional.

Elina Rivero tiene 27 años, después de ser golpeada y detenida por agentes policiales el último 12 de mayo, se debatió entre la vida y la muerte durante siete días. Con marcas y cicatrices en su piel  comentó: “Esa comisaría tiene como habito golpear a todo aquel al que detienen, todavía no he realizado la denuncia por mi estado de salud que sigue siendo muy vulnerable. Prontamente la haré y voy a acusar a los efectivos tanto de violencia física como de género”.

Este caso volvió a funcionar como disparador para que el barrio saliera nuevamente a gritar con las cuerdas vocales repletas de hartazgo.

Para conocer el nuevo contexto y el planteo alcanzado a la comisión de seguridad del Concejo Municipal, Conclusión dialogó con algunos vecinos:

“Volvemos a encontramos en esta situación después de un tiempo no muy prolongado. Si bien la situación social en torno a los robos no ha cambiado mucho, ahora debemos agregarle la violencia institucional por parte de la policía de la comisaría séptima. En representación del barrio un grupo de vecinos nos llegamos a la comisión de seguridad del Concejo para traer esta inquietud que tiene en vilo al conjunto de Agote. Lo que si vale la pena destacar, es que después del cambio de autoridades de la seccional, se han recrudecido los robos en moto, escruches y ni hablar el abuso autoridad”  decía Ezequiel Mena.

La indignación atraviesa generaciones y diferentes extractos sociales, José Oviedo es hace un largo tiempo indio de estas tierras, y sobre la violencia que acorrala al barrio dijo: “Estamos activando como ciudadano, sean de la bandera que sean, sean del color que sean, es tan repudiable que venga un flaco y te robe, como que un milico te golpee y te deje en estado de coma, o después de asesinarte te tiren al medio del río. Todo lo antes mencionado escapa a la sana convivencia, se debe encausar este rumbo, no podemos vivir así. Debemos seguir luchando, es hora que la comunidad se organice en serio y defienda al ciudadano.

«Esto no pasa por medidas pasatistas, un caso emblemático fue el asesinato de Franco Casco, después de ser pasado a disponibilidad el comisario responsable de la séptima apareció en General Lagos. No solo seguía ejerciendo como policía, sino también se paseaba como John Wayne, revolver en mano, amedrentando a todo aquel que no conocía y veía sospechoso. La institución necesita ser descabezada, la sociedad necesita ser refundada con la base del respeto hacia el otro”.

Maria Hilda Carletti participa activamente de las reuniones vecinales, está cansada de insistir y no lograr respuestas, pero lejos de bajar los brazos se acercó a empapar de realidad a los concejales de la comisión de seguridad “Nos acercamos hasta acá para comprometer al arco político del Concejo a trabajar por y para los vecinos de la ciudad. Queremos conocer con exactitud quién está a cargo de brindarnos seguridad en Agote, porque si de ello se encarga la séptima, estamos en graves problemas.

«No sólo es una comisaría que reprime a los jóvenes, sino que también se ha encargado de maltratar a vecinos en casos que no han trascendido. Si esta es la gente que nos va a cuidar, estamos en peligro, por eso surgió la idea de venir a visibilizar esto, después si hay solución o no, no dependerá de nosotros”.