Antes de la hora prevista, las 20.30, el padre Ignacio encabezó el tradicional Vía Crucis por las calles del barrio Rucci, donde tiene su asiento la parroquia Natividad del Señor.
El inicio se dio antes de lo anunciado en razón de la enorme cantidad de gente, calculada en más de 300.000, que asistió a este encuentro que convoca Ignacio y que se ha convertido en un verdadero fenómeno social.
Los fieles llegaron desde distintos puntos del país, en autos, micros y otros vehículos que los transportaron desde horas tempranas al barrio Rucci, todos con deseos de estar en las primeras filas de la caminata.
En la previa de la ceremonia, Ignacio explicaba que era “una peregrinación muy popular; vienen de todas partes de Argentina, para pedir, agradecer, y acompañar, muchos sentimientos para volver a encontrar la fe».
En medio de lo que nuevamente fue otra impresionante muestra de fe, el cura también señaló que “la gente necesita esperanza».
Desde distintos lugares de la marcha, se escuchaba decir frases como “esto es algo maravilloso”; “es una multitud que convierte a este Vía Crucis en algo casi sobrenatural” y otras similares.
Una mujer mayor, con lágrimas en sus ojos, expresó que «todos los años vengo a esta ceremonia y pido por la salud, especialmente, porque se me ha cumplido todo lo que pedí cada vez».
Un joven integrante de una familia de la provincia de Córdoba también vino a “agradecer por todo lo dado. Por la familia, por la salud y el trabajo».
Lo concreto fue que cientos de miles de fieles llegaron a Rosario desde distintos lugares de la ciudad, de las localidades vecinas y de otras provincias, así como de otros países para participar de esta celebración de fe.
Entre la multitud se pudo ver a grandes y chicos, familias enteras y amigos, algunos portando carteles con leyendas alusivas a la memoración.
La compacta masa de gente fue acompañada por un amplio operativo de seguridad, que según indicaron incluyó alrededor de 300 policías y gendarmes, así como inspectores de tránsito municipal y agentes de la GUM.
