Por Florencia Vizzi

La Quinta

Quinta de Funes

Quinta de Funes, centro clandestino de detención y torturas

Diversos elementos confluyeron para que la tenebrosa historia que rodea a la Quinta de Funes, bastión emblemático de la última dictadura, haya sido silenciada hasta fines de la década de los 90 y aún hoy sea abrumadoramente desconocida.

Es un predio de alrededor de dos hectáreas, ubicado en ruta 9 y diagonal San José, y fue uno de los cinco centros clandestinos del circuito represivo del Batallón de Inteligencia 121 de Rosario.

Hasta el año 1984, ni siquiera había sido incluido en el informe de la CONADEP (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), el organismo creado en 1983 por el gobierno argentino, presidido entonces por Raúl Alfonsín, con el objetivo de aclarar e investigar la desaparición forzada de personas producidas durante la dictadura militar en Argentina, dando origen al informe «Nunca Más», publicado en septiembre de 1984.

Las razones para que esto fuera así tuvieron que ver con el rol que esa finca había cumplido. Porque, si bien fue un centro clandestino de detención y torturas, donde estuvieron detenidas 16 personas, no fue sólo eso, sino que fue concebida como un “ foco decontraespionaje”, el único que existió en la Argentina, destinado a concretar una operación pergeñada por el poder militar, conocida como “Operación México”. El objetivo de la misma era infiltrar y asesinar, hacia el año 78, a todos los integrantes de la cúpula de la organización Montoneros,  que se encontraban prontos a realizar un encuentro en México.

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Frente de la Quinta de Funes

Toda la maniobra fue dirigida, en persona, por el entonces comandante del II Cuerpo del Ejército, Leopoldo Fortunato Galtieri. La Quinta se alquiló, específicamente con ese fin, a la entonces influyente familia de la Fedele.

Dicha operación se puso en marcha y el militante montonero Tulio “Tucho” Valenzuela, quien se hallaba secuestrado allí junto a su pareja embarazada, Raquel Negro, fue enviado a México junto con otro militante de la misma organización, Carlos Laluf, y los represores Juan Daniel Amelong, Rubén Fariña y Jorge Cabrera, con el fin de infiltrar una reunión a la que asistirían los altos mandos de Montoneros.

El perverso experimento nunca llegó a concretarse porque Valenzuela, el responsable de llevarla a cabo, organizó una conferencia de prensa en la que reveló el plan del gobierno militar argentino, a quienes responsabilizó públicamente por la vida de su mujer y su hijo.

Amelong y Laluf fueron detenidos por las autoridades mexicanas, y luego de un interrogatorio, expulsados del país, junto con Fariña y Cabrera. Valenzuela se quedó en México (fue asesinado al regresar al país tiempo después) y La Quinta fue “levantada” raudamente, luego de que una oscura “anécdota” alertara a los militares a cargo del lugar de lo que estaba ocurriendo. Esa anécdota se trató de un llamado telefónico, que fue atendido por el propio Pascual Guerrieri, de alguien que decía estar en ese momento con“Tucho” Valenzuela, y le preguntó cómo se encontraba la mujer embarazada del militante y cuál era la situación de los presos políticos de La Quinta.

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Vista de la Quinta de Funes

Ese llamado fue realizado por el periodista del diario mexicano Uno más uno, Germán Ramos Navas, un día antes de la expulsión de los otros integrantes de la comitiva.

Al ser desmantelado el lugar, Raquel Negro, fue trasladada al hospital militar de Paraná, conocido centro de partos clandestino, donde nació Sabrina Gullino, la nieta recuperada N° 96, y su hermano mellizo, que aún continúa desaparecido. Luego del parto, Raquel fue asesinada, e igual suerte corrieron los otros detenidos desaparecidos, que primero fueron reubicados momentáneamente en La Calamita y la Escuela Magnasco, para luego ser trasladados a la quinta La Intermedia en Timbúes, donde los 16 fueron ultimados.

La historia de La Quinta y la Operación México pudo ser reconstruida a partir del testimonio que brindó  Jaime Dri en el libro de Miguel Bonasso“Recuerdos de la muerte”. Es probable que, si no, quedara sepultada en el silencio.

Presente y futuro del predio

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Mauro Miguez, concejal funense de la UP

Mauro Míguez es concejal de Funes por Union Popular, e integra desde hace varios años la Comisión por la Memoria. Es autor del proyecto de expropiación de la Quinta. Entrevistado por Conclusión se refirió el proceso vivido entorno a La Quinta y en relación a la reconstrucción de su historia.

El relato comienza con la constitución de la Comisión por la Memoria. “Se creó a mediados de la década de los 90, y comenzó tímidamente a convocar a pequeñas actividades, que poco a poco fueron creciendo y haciéndose más numerosas, fundamentalmente, las marchas. La primera se realizó en Funes en 1999, y se fueron sucediendo, con los años, diversas actividades conjuntas con diferentes partidos políticos, recitales, convocatorias culturales. Así fuimos creciendo, hasta que en el año 2012 se hizo la primera marcha multipartidaria. Fue una marcha histórica y muy importante, a la que asistieron legisladores, autoridades provinciales y organismos de Derechos Humanos. En ese momento, también hubo un cambio en la composición de la Comisión de la Memoria, porque nosotros, como concejales, nos  integramos. Era la primera vez que el Concejo Deliberante tomaba participación activa. Se creó una comisión de Derechos Humanos en el Concejo y se presentó, en ese mismo año, junto a otros partidos políticos, el proyecto de Declaración de Sitio de Memoria de la Quinta de Funes”, arrancó. 

Según el relato del concejal, fue un proceso muy complejo, es por eso que pasó tanto tiempo desde la presentación del proyecto hasta su concreción.

Quinta de Funes

Vistas del frente de la quinta

“Al comienzo hubo muy poco acompañamiento social y político. Gran parte de la dirigencia política que gobernó en los 90 en Funes, por lo menos, funcionarios de segundo rango, había tenido participación en el proceso anterior, y no estaban dispuestos a abrir la discusión. La anterior composición del Concejo era reactiva a debatir este tipo de temas. Y por supuesto, a partir del 2004, el escenario nacional fue mucho más propicio, con la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final”, comentó. 

A partir del 2012, (un año antes había sido promulgada la ley La Ley Nacional N° 26.691 que declaraba Sitios de Memoria del Terrorismo de Estado a los lugares que funcionaron  como centros clandestinos de detención (CCD), tortura y exterminio) Míguez relata que la dinámica fue muy diferente y enriquecedora: “Fue muy interesante. Una vez que se declaró sitio histórico, se puso en evidencia que Funes tenía una desaparecida, que estaba invisibilizada, Ana María Gurmendi, una docente funense que desapareció en 1977, y esto acrecentó la discusión en la localidad sobre los derechos humanos”, recordó.

“Nosotros elegimos que el debate hacia adentro fuera por la vía cultural. En Funes  hay cuatro bandas de rock muy importantes que tienen gran convocatoria entre los jóvenes, y todos los 24 de marzo se realizaban recitales convocando, principalmente, a la juventud. También armábamos actividades pedagógicas para tratar de sumar a la discusión a las escuelas, que participaron activamente de este proceso, y eso fue muy interesante”.

“Otra pata importante en este devenir fueron los medios de comunicación de nuestra comunidad que, a partir de la sanción de la ley de medios, tuvieron un rol clave. Ambos, el tradicional de la ciudad, La Verdad Funense, que es un medio con una visión un poco clerical de las cosas, pero que participó mucho del debate, e InfoFunes, que es un medio que realizó una serie de informes especiales que hicieron que el tema se difundiera y se discutiera”.

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Plazoleta de la memoria, frente a la quinta de Funes

“Así llegamos -continúa, casi sin pausa, el joven edil funese- al segundo proyecto de importancia, que fue el que presentamos a fines del año pasado, el pedido de expropiación de la Quinta. Ese fue aprobado poco antes del 24 de marzo. El día que se hizo el acto por la expropiación hubo una convocatoria realmente muy importante, se sumaron gran cantidad de vecinos, sobre todo, jóvenes. Y se aprobó por unanimidad, en medio de un proceso electoral, en una ciudad como Funes, en la cual la palabra expropiación causa escalofríos. Esto evidencia construcción y consenso político acerca del tema, y fue muy significativo”.

En cuanto a cómo fue el después de la aprobación del proyecto en el Concejo de la localidad, Míguez comentó los pasos que fueron dando: “Una vez aprobada la declaración de interés público, el proyecto se elevó a la legislatura provincial. Allí tuvo entrada por doble vía, se lo entregamos al vicegobernador Jorge Henn, que lo recibió con muy buena voluntad, y también lo están trabajando los diputados Eduardo Toniolli y Alicia Gutierrez. Además tenemos el compromiso de Fabián Oliver, del radicalismo, que va a ingresar en diciembre. Yo creo que en el año 2016 la expropiación va a convertirse en ley provincial y entonces podremos avanzar en una nueva etapa”.

El proyecto presentado por Míguez va más allá de la construcción de un museo en el sentido tradicional. El funcionario detalló que la idea es convertir la finca en un Espacio de Memoria Histórica, dónde funcione una escuela pública, un museo y un centro cultural: “Que sea un sitio de puertas abiertas. Tiene que estar a tono con todo el proceso cultural que acompañó a la gestación de este tema. Que eso sea un complejo educativo, cultural y de memoria, donde exista una escuela pública y se conserve el viejo casco de la Quinta como museo. Pero que tenga un rol interactivo… dónde sus visitantes vayan construyendo el concepto y modificándolo. Queremos que se cimente una visión de la memoria desde el punto de vista de la vida, desde la complejidad de las personas también, que queden reflejadas las ideologías de los detenidos desaparecidos que pasaron por allí. Y también que funcione un centro cultura. Creo que esa tríada es muy buena, espacio de memoria, centro cultural y escuela pública. Es una idea que tiene que ver con nuestras necesidades, porque ésta es una ciudad muy difícil”.

Con respecto a esta caracterización, Miguez señaló que “hay una clase media que, creo, ha venido a Funes en los últimos 15 o 20 años a buscar seguridad y tranquilidad, y por lo tanto esa es su única, o por lo menos, su principal preocupación y todo lo que tiene que ver con la “seguridad” está muy ligado al espacio privado, por lo tanto, generalmente, aquello que se vincula el espacio público, la cultura, la memoria y la identidad le pasa por el costado. Mi sueño es que la gente entre allí y quiera quedarse, que se quiten los cercos, y todos puedan transitar ese espacio. Es la única manera también de que el rosarino que vino a vivir a Funes se apropie un poco de su historia, que sea consciente de que esto no fue solamente un lugar de quintas, sino que pasaron cosas, que hubo una generación de jóvenes que también pensó políticamente y discutió la localidad en que vivió”.

Mauro señala también algunas otras cuestiones que son fundamentales para comprender la historia reciente de la ciudad, porque “no hay que olvidar que fue elegida por el poder militar para el asiento de sus dispositivos, la Policía Aeronáutica Militar, el Liceo Aeronáutico Militar en el 79, el aeropuerto, con toda sus pistas… Eso ha contribuido a la idiosincrasia de la ciudad, consolidó un perfil que se tornó muy difícil de ser cuestionado, porque son instituciones muy arraigadas a la identidad comunal, entonces ponerlo en debate es un  proceso muy complejo y a largo plazo”.

En este punto, el concejal de Unión Popular hace hincapié en Ana Gurmendi, la maestra funense detenida desaparecida también en La Quinta. “El nombre de Ana estuvo ausente por más de 20 años en esta ciudad. Ahora hay una calle que lleva su nombre, al igual que la plazoleta de la memoria. Hace un tiempo realizamos un homenaje del cual participaron sus amigas y su hermano, pero conseguir que eso ocurriera, que un familiar hablara, que la ciudad la tuviera presente ha tomado mucho tiempo”, contó.

“No hay que olvidar además, que aquí vivieron, hasta muy entrados los 90, y más también, dos o tres figuras importantes de la represión, al amparo de la ciudad. Uno fue Galtieri, que vivió al final de calle Elorza, durante mucho tiempo, en una quinta, y nunca nadie dijo absolutamente nada. Otro fue Ramón Warfi Herrera, un represor tucumano muy ligado a Domingo Buzzi. Eso lo descubrimos en el 2012. Vivía lo más campante, en una quinta, paseando entre los vecinos, violando su prisión domiciliaria, que estaba fijada en Rosario. En ese momento se emitió una declaración de repudio por parte del Concejo Deliberante y se lo nombró ciudadano no grato. Entonces, hace un tiempo, abandonó la ciudad”.

Quinta de Funes

Cartel pintado a mano por los vecinos de la localidad

A partir de este mes, La Quinta de Funes pasará a integrar, oficialmente, la Red Federal de Sitios de la Memoria, y en los próximos meses se espera la llegada de la señalización oficial, como la  que luce la Escuela Magnasco y La Calamita, en Granadero Baigorria.

En tanto, en el Senado avanza el proyecto de expropiación y reconversión en museo de la memoria y escuela pública.

El pasado jueves 20 de agosto, el vicegobernador de la provincia de Santa Fe y presidente de la Cámara alta, Jorge Henn, recibió a Mauro Miguez y a David Rullo, integrante de la Comisión por la Memoria de Funes, para avanzar en el tema y se comprometió públicamente a «impulsar su sanción y construir los consensos necesarios para conseguirlo con la idea de aportar al proceso de memoria, verdad y justicia en la provincia de Santa Fe».

También fueron recibidos por el senador del Frente Para la Victoria Joaquín Gramajo, quien preside la Comisión de Asuntos Constitucionales y Legislación General, comisión por donde debe ser presentado el proyecto, para luego ser enviado a la de Presupuesto y Hacienda. Una vez superada esa instancia, estará en condiciones de bajar a senadores para obtener la media sanción. Y luego pasará a Cámara de diputados, donde se espera que su aprobación sea aún más sencilla.

Gramajo se mostró bien dispuesto y expresó su satisfacción«por lo superadora que es la propuesta de construir, además de un espacio para la memoria, una escuela pública». El senador del FPV comprometió su ingreso para tratamiento en comisión, por lo que la iniciativa será debatida por los legisladores.

Por su parte, el secretario de Derechos Humanos de la provincia de Santa Fe, Ramón Verón, fuertemente comprometido con esta propuesta, alentó  a su avance en el Senado y expresó su total apoyo para el uso educativo.«Estos lugares de sombras, muerte y horror donde perdieron la vida miles de compañeros deben abrirse a la luz de la vida, la resignificación de la memoria y es una obligación política pensarlo en ese sentido”.

En otro orden, se planea, además, la filmación de una película dentro del predio, basada en la novela escrita por el ex canciller Rafael Bielsa: Tucho. La Operación México, o lo irrevocable de la pasión. El rodaje se encuentra en etapa de producción, será dirigida por Leonardo Bechini y protagonizada por Luciano Cáceres, Alejandro Awada , Ximena Fassi y Patricio Contreras, entre otros.

Así como hubo, y tal vez aún haya, silencio y encubrimiento alrededor del espanto, hay apuestas por la memoria y la justicia, el compromiso y la construcción colectiva, y también el arte. Es posible entonces que, a través de esas apuestas, pueda conjurarse el horror y la muerte y trastocarse en vida.