Por Florencia Vizzi y Alejandra Ojeda Garnero 

La tragedia de Salta 2141 dejó un recuerdo inolvidable en todos los rosarinos. Fue la mayor catástrofe ocurrida en la historia de la ciudad que se cobró 22 vidas impunemente. Los bomberos voluntarios y rescatistas que trabajaron a destajo para recuperar los cuerpos de las víctimas cuentan en primera persona sus experiencias que a pesar de estar preparados psicológicamente para enfrentar este tipo de acontecimientos, aseguran que existe un antes y un después de la tragedia.

Juan Gómez – Bombero voluntario de Funes – Secretario de Asuntos Gremiales de la Asociación Empleados de Comercio, cuenta su experiencia.

«En quince años de prestar servicio como bombero voluntario en Rosario y Funes hemos visto situaciones complejas pero nunca hubo una catástrofe de este tipo. el alcance de esta tragedia de calle Salta ha superado todo lo que hemos vivido, hay un antes y un después para quienes participamos en calle Salta».

«Yo estaba cerca del lugar y escuchamos la explosión y lo primero que escuchamos por los medios fue que había explotado una caldera en un supermercado. Se empezó a sentir el movimiento de los medios de emergencias que estaban llegando al lugar».

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Juan Gómez, Bombero Voluntario de Funes

«Al primer lugar que llegué fue al supermercado, la gente se estaba autoevacuando, había personas heridas y en ese momento ya vi el desastre total y me quedé esperando a la gente de mi cuartel que me trajera mi equipo de bombero y nos sumamos a las tareas de rescate desde el primer día desde el momento que ocurrió el hecho».

«Para quienes trabajamos en emergencias, toda situación te deja un trauma, pero obviamente después de esto tuvimos asistencia psicológica, porque más allá de lo profesionales que debemos ser, hay una realidad y es que somos seres humanos. Si bien la gente nos tiene como héroes y realmente nos afecta».

«En lo que es la parte profesional fue muy bueno porque pudimos compartir el trabajo con profesionales muy capacitados a nivel internacional, de rescate y aprendimos mucho».

«Con respecto a lo que es la experiencia de la situación, eso es lo negativo, a todos nos pegó, nos deja una enseñanza pero también nos deja, como ciudadano como habitante de la ciudad nos queda el interrogante ¿Por qué?».

«En cuanto a la coordinación de las tareas de rescate, hay que aclarar que esta tragedia supera toda la capacidad que tenga cualquier lugar, pasó en Amia, en la Embajada de Israel, cualquier lugar del mundo estas cuestiones extraordinarias superan la capacidad».

«En los primeros momentos siempre es caótico, hasta que se empieza a coordinar y armar el comando de incidentes con los distintos responsables de todas las organizaciones de emergencias pero en el medio del caos se va trabajando. Superados los primeros momentos de caos se trabaja perfectamente coordinados».

«Algo que el común de la gente no conoce es que, compartir las tareas con el Ejército, fuerzas federales de la provincia, bomberos voluntarios de distintos lugares de la provincia y con quienes hacen rescates con caninos implica una coordinación importante y a medida que pasaban las horas se fue ajustando y luego se trabajó muy bien».

«Lo más importante para destacar es el apoyo de la gente, no sólo de los familiares que perdieron a sus seres queridos sino gente que perdió su vivienda, la gente que se salvó y quedó con algún trauma, pero lo más importante es que la gente nos contuvo».