Por Santiago Fraga

Basta de asesinatos, de inseguridad, de corrupción, «de garantismo penal», «de liberar asesinos».  La gente volvió a expresar una vez más con una masiva marcha que está cansada de llevar una vida con temor ante la incertidumbre de lo que pueda ocurrirle al salir a la calle o en sus hogares.

Los carteles coparon la visual de la protesta popular y en ellos se demostró todo el repudio, dirigido a distintos sectores de la esfera política y judicial a quienes se les adjudica la responsabilidad por la realidad en la que transita la ciudad.

Conclusión estuvo presente en el lugar y recolectó algunas de las pancartas, en las que detrás se esconden historias, víctimas y responsables.

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Los gobiernos: principales responsables

«Que se vayan todos«, fue uno de los gritos que más se hizo sentir por la muchedumbre. Tanto el gobierno provincial como el municipio fueron blancos principales de las críticas de los manifestantes. La falta de medidas certeras para combatir la criminalidad y las elevadas tasas de robos y homicidios son la justificación necesaria para que las personas expresen así su descontento. La elección del lugar final del reclamo, la sede local de Gobernación, no es casualidad. Luego de la primera marcha, las autoridades salieron al vuelo a anunciar medidas para traer más seguridad; el pueblo exige acciones.

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Cabeza a cabeza: los jueces también estuvieron en el blanco

La rama judicial fue otra de las patas a las que apuntó la manifestación. La falta de acciones rápidas y la gran cantidad de casos que todavía no tuvieron «justicia» son dos grandes ingredientes para provocar el dolor y la indignación, según expresaron los manifestantes. Además, muchas de las consignas expresadas en las pancartas apuntaron a un cambio en las leyes y un cese al «garantismo penal». «Basta de liberar asesinos» fue otro de los carteles repetidos y que fueron expresados verbalmente por la gente.

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Gendarmería: un pedido, ¿una solución?

La ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, fue muy mencionada por los asistentes a lo largo de la marcha. El pedido del regreso de Gendarmería a la ciudad se hizo escuchar por parte de varios manifestantes, que ven en ella la única solución posible a este problema. Por otro lado, otros sostienen que el ingreso de la fuerza de seguridad nacional no es una solución, sino que desnuda las falencias de la seguridad provincial y es un simple parche a una situación crítica que debe ser reparada en su totalidad.

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Taxis, presentes

Los taxistas son uno de los rubros que más sufren de la inseguridad, al estar permanentemente en la calle y muchas veces transitando por zonas inseguras. A la columna de choferes que con bocinazos desde sus móviles hicieron sentir su apoyo, este cartel con la frase «Por mi viejo» fue la representación desoladora de las vidas que se han perdido en intentos de robo a los trabajadores de este rubro.

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No todos los crímenes son robos

«Basta de muertes al volante», rezó una de las pancartas mayores, acompañada del pedido de justicia. A la gran cantidad de víctimas en manos de delincuentes también hay que sumarle la importante cantidad de muertes por otras circunstancias, como lo son por ejemplo en manos de conductores alcoholizados. Eso, también es inseguridad.

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Basta, de una buena vez

Basta de corrupción: el gran pedido a políticos, jueces, policías. El sueño es que algún día se deje de hacer oídos sordos y que todos aquellos que aceptan sobornos o miran para otro lado reciban su merecido juicio y castigo.

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«Si no hay justicia para el pueblo…»

Una frase célebre, repetida en cientas de manifestaciones a lo largo del mundo. Esta vez, los rosarinos intentaron quebrantar con la paz de los gobernantes y sacudirlos al reunirse masivamente. Algunos adoptaron una postura pacífica, otros quisieron ir más allá, pero lo cierto es que no hubo inconvenientes mayores y, aún así, el pueblo hizo sentirse una vez más.