En el corazón de Bella Vista Oeste hace 25 años se creó una biblioteca popular que ha sabido acercar a la lectura a mas de dos generaciones de familias que habitan en la zona.

En la actualidad, la misma se ha constituido como un pilar fundamental del lugar, en lo que tiene que ver con la asistencia y el acompañamiento de más de 120 chicos que asisten al espacio cultural a encontrarse con la lectura y con las diferentes actividades que allí se desarrollan.

La biblioteca cuenta con más de 12.000 volúmenes y numerosos talleres: ajedrez, apoyo escolar, ingles, comics, cocina saludable, expresión corporal, teatro, plástica, lecturarte, entre otras actividades. También se realizan talleres de promoción de la lectura, extensión bibliotecaria y extensión cultural.

 

Conclusión dialogó con la directora Fabiana Postiglione, quien fue la impulsora de esta biblioteca barrial que comenzó como proyecto de un espacio de lectura y hoy es un espacio de pertenencia para la gente del barrio. La responsable del espacio contó que la biblioteca «nació de una cajita de libros que nos donaron y yo estaba estudiando bibliotecología. Había gente que trabajaba en el barrio y le presenté un proyecto para poner una biblioteca popular. Al principio me dijeron que no, que no había lugar y no tenían plata. Pero llegaron estos libros y ahí empezó«.

«La institución que nos nuclea, que es AMAP, tenía un proyecto de becas y ayudaba a esos chicos a hacer las tareas. Entonces la biblioteca surgió desde ahí, ayudar a los chicos a resolver los problemas diarios. Pero fue creciendo y creciendo. Empezamos con tres estanterías de 3×3 literal, pero nos quedó chica. Pasamos a otro salón más grande que tenía la institución, nos quedó chico. Volvimos a mudarnos a acá, y también nos quedó chico el lugar. Por lo que hubo que hacer un montón de ampliaciones», recordó la bibliotecaria.

 

Al consultarle sobre las diferentes actividades que se desarrolla en la Casa de Luxemburgo, la encargada del lugar explicó: «Los chicos acá vienen en contraturno del colegio, por lo que tenemos talleres que funcionan a la mañana y a la tarde. Tenemos talleres de apoyo escolar donde los chicos vienen a hacer su tarea. Tenemos un punto digital donde tenemos seis maquinas a disposición del público y dos máquinas más que usamos para los talleres. Esas dos computadoras tienen una interfase para personas con discapacidad visual que no hay en el barrio. Tenemos taller de plástica, de ajedrez los cuales funcionaron de manera virtual en la pandemia. También tenemos un taller de guitarra. Tenemos un taller de teatro. Hacemos un taller de promoción de la lectura, Lecturarte, que tiene un plus que siempre lo vinculamos con el arte».

Por el contrario de lo que se cree, los niños tiene la necesidad de leer y fantasear a través de los libros y son ellos mismos los que se acercan a la lectura.

 

Al respecto, Postiglione sostuvo que «eso de que los chicos no leen, no es así. A los chicos si le interesa la lectura, lo único que necesitan es un acercamiento ameno. Acá no leen por obligación, leen por gusto. Siempre tratamos de ser un puente, un vínculo. Se les da un lindo espacio, se los trata muy bien, se los recibe como en su casa, entonces los chicos vienen porque están cómodos».

El espacio para leer debe ser ameno, cálido y amable. Para Postiglione «hay que crear el ambiente para la lectura. La lectura hoy en día no es solo a través del los libros. Los chicos tienen otro tipo de acercamiento a la lectura. Nosotros compartimos lecturas digitales. Cuando no la hicimos en la biblioteca por la pandemia se grababa. Lo importante es que eso no se pierda. El espacio no es nada más que físico. Un lugar de encuentro, un espacio amoroso, eso sucede acá«.

Una de las actividades de la biblioteca, y la más esperada por los chicos, es el momento de lectura de cuentos. «Cuando nosotros preparamos una lectura, la lectura primero te tiene que atrapar a vos. Lo que haces es trasmitir lo que a vos te gusta. Es lo mismo cuando vas a ver una obra de teatro, te atrapa porque el que hace esa obra lo hace con pasión», contó la mujer.

La directora de la biblioteca popular se enorgullece al hablar del lugar y contar sobre las tareas que llevan adelante, sin salirse del eje de la labor, que es acercar los libros al barrio. «Nosotros acá sin ellos no somos nada. Sin los chicos, este lugar solo serían paredes vacías«, concluyó.