La multisectorial Orgullo Rosario convocó a una manifestación en repudio y pedido de justicia del asesinato de tres mujeres lesbianas que vivían en un hotel familiar del barrio porteño de Barracas.

La concentración tuvo lugar en las inmediaciones de las escalinatas del Parque España, en la Avenida Illia al 1000, antes de llegar a la esquina con Sarmiento. Allí, las organizaciones de promoción de derechos y visibilidad de las disidencias sexuales cortaron el tránsito para llevar adelante un acto donde no solo recuperaron la historia del brutal asesinato, sino además la perseucisón de la que están siendo parte personas de la comunidad LGBT y el desfinanciamiento de las políticas de integración y promoción de sus derechos laborales.

 

Los discursos de odio “están fogoneados por el Estado”, expresó en diálogo con Conclusión María Eugenia Sarrias, integrante de la organización de visibilidad lésbica Las Salinas y sostuvo que “la violencia contra las lesbianas es histórica, no es de este gobierno. En los hogares, en las instituciones, en nuestros trabajos, en la escuela, recibimos violencia pero en este momento no tenemos dónde ir a reclamar”.

“El problema es que hay población que están alquilando y (por la situación económica) no puede seguir haciéndolo y tienen que volver a la casa de sus padres. Pero en el caso de la población LGBT no puede, porque muchas veces ese hogar fue el primer lugar donde sufrieron discriminación y violencia”, aseveró ella.

Para Sarria, las vulneraciones que sufren las disidencias sexuales son las mismas que padecen aquellas poblaciones excluidas del “sistema clasemediero”, por lo que “cobran otras formas”. Al ser consultada sobre el desempeño de los Estados provincial y municipal en materia de promoción de derechos de las diversidades sexuales, Sarria afirmó que “hay un achique en todos los sentidos” por parte de los estados que en otro momento acompañaban con recursos y espalda institucional a las organizaciones: Los recursos con lo que las poblaciones LGBT pueden contar son diferentes, sobre todo porque el primer recurso con el que pueden contar es el recurso humano, y es el primero que nos han negado desde un principio cuando nos han enviado al clóset.

Sarria sentenció: “La problemática laboral, habitacional, de salud y alimentaria de la comunidad LGBT es grave”.

“Nos están matando en ataques brutales, que deberían sacudir a toda la sociedad, y la política y los medios apenas lo nombran, y el Estado se regocija de desprotegernos”, rezaba la convocatoria de la multisectorial Orgullo Rosario y añade que “nuestra comunidad sabe de acompañarnos frente al odio y de rebelarnos contra la injusticia, es toda nuestra historia”.

Además de organizaciones sociales de defensa de los derechos de las disidencias sexuales también se hicieron presentes sindicatos, a través de sus referentes de las áreas de género, y militantes de fuerzas de izquierda. Entre los presentes se encontraban la concejala de Ciudad Futura, Jesica Pellegrini, y el diputado nacional socialista Esteban Paulón, ex titular de la subsecretaría de Políticas de Diversidad Sexual.

Un crimen anunciado

La noche del domingo 5 de mayo, Justo Fernando Barrientos lanzó un explosivo inflamable en el cuarto donde dormían Pamela Cobbas, su pareja Mercedes Roxana Figueroa, y temporariamente Sofía Castro Riglos y Andrea Amarante. Mientras su cama y poseciones se quemaban, las mujeres intentaban escapar de la habitación, pero Barrientos les impedía el paso a fuerza de golpes y las devolvía al interior del infierno que segundos antes era su hogar.

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Pamela falleció dos horas después en el hospital, con 52 años y un hijo viviendo en Mar del Plata. Roxana, también de 52 años, murió debido a la gravedad de sus heridas el pasado miércoles 8 de mayo. Andrea, la más joven de las agredidas, que había sobrevivido a la fatídica madrugada del 30 de diciembre de 2004 en el boliche Cromañón, falleció este domingo 12 de mayo en el sanatorio a causa de las quemaduras que le habían cubierto el 75% de su cuerpo. Sofía (49) logró sobrevivir y pudo dar declaración a la justicia.

“Él ya las había amenazado una vez. Fue en la última Navidad. Les dijo que las iba a matar a las dos (Pamela y Mercedes) y mirá lo que pasó ahora”, dijo Diego Hernán Britez, testigo del hecho y vecino habitante en el segundo piso del hotel, a la Agencia Presentes. Britez sostuvo a la prensa que la pareja mantuvo numerosas discusiones con su violenton vecino, quien les expresó en otras ocaciones su rechazo a su orientación sexual.

El testigo apuntó a los medios que «ellas llamaron a la policía una vez y entiendo que lo habían denunciado. Él les decía ‘engendros’ por su condición sexual. Les decía ‘tortas’, ‘gorda sucia’”.

Barrientos fue detenido por la policía y hospitalizado, acusado de homicidio y lesiones graves. El juez Edmundo Rabbione, encargado del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional N° 14 es el magistrado que entiende en la causa y negó declaraciones a la prensa.