Por Gisela Gentile

“Hoy se cumplen 4 meses de su asesinato y como lo hacemos cada último domingo de cada mes, quisimos una vez más recordarlo y estar presentes”. De esta manera iniciaba el diálogo con Conclusión Raúl Rodríguez, papá de Tomás.

«Topa» Rodríguez tenía 14 años. Fue a comprar una gaseosa con dos amiguitos y quedó electrocutado con las rejas de un comercio cercano a su hogar. Cuantas veces tenemos que hablar en este país de muertes evitables, la falta de controles y la impunidad son palabras repetidas en este tipo de casos.

Muy cercano y muy lejano a la vez: así resulta cada día que separa el presente con aquel inolvidable 29 de noviembre, que dejaría a una familia destrozada y con la certeza de que toda esa pesadilla -que aún no termina- se podría haber evitado.

De allí en adelante, y sin Tomás en este plano, la familia comenzó a transitar el pedido de justicia. Un camino engorroso y pesado en donde, por ejemplo, descubrieron muchísimas irregularidades en torno al comercio y sus propietarios. “Le tocó a mi hijo lamentablemente, recibió una carga cercana a los 600 voltios, entrándole la corriente por el cerebro y haciéndole base en el corazón” le dijo a conclusión el papá de “Topa” en una entrevista con este medio hace unas semanas.

Desde aquel día, esta familia le reclama al intendente de la vecina localidad de Funes que se haga justicia, lamentablemente desde aquel fatídico noviembre, los familiares recibieron diferentes amenazas y amedrentamiento. Pero esta familia lejos está de silenciarse, es por ello que el pasado domingo realizaron una movilización que arrancó en la rotonda San José, para luego cortar la Ruta 9, pasando por la intendencia y el Samco, para concluir en la plaza en donde su papá Raúl pronunció unas palabras en memoria de “Topa”.

Una familia que se moviliza en pos de mantener viva la memoria de Topa, y conseguir así la tan ansiada justicia que significaría un bálsamo entre tanto dolor. “Nos mueve su memoria, nos mueve saber que ya hay personas imputadas, que ya declaró un electricista y finalmente la quiosquera lo hará mañana, dónde seguramente quedará imputada por homicidio”, relató ante la consulta de Conclusión, 120 días después del trágico suceso.

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La búsqueda de justicia les hace remover todo lo que sucedió aquel fatídico 29 de noviembre de 2020. “Es muy movilizador tener que hablar frente a las personas que siguen a mi hijo, que lo aman, ver como vecinos que no conocíamos se acercaron a la plaza, nos da mucha fuerza para seguir”.

Ver su corazón, la estrella en esa pirámide de la plaza, su nombre allí estampado junto a la palabra justicia, significó mucho.

El próximo lunes 5 de abril se avecina una importante reunión. “Vamos a juntarnos con la fiscal, allí su madre y yo vamos a contar todo lo que nos está ocurriendo, el secuestro, las amenazas, amedrentamientos en la casa donde vivía Topa, todo. En definitiva, va a saber qué está haciendo el intendente con su poder, que, si bien es momentáneo, justo cae en la época donde estamos pidiendo justicia por mi hijo”, sostuvo.

Un domingo muy movilizador, donde los recuerdos de aquel joven de 14 años volvieron a sobrevolar el aire de la localidad vecina de Funes. “Ver su corazón, la estrella en esa pirámide de la plaza, su nombre allí estampado junto a la palabra justicia, significó mucho. De alguna manera sentimos que uno no va a aprender a vivir nunca con su ausencia, no va alcanzar que nos den dinero por su muerte, ni va alcanzar que sus asesinos no paguen como deben pagar. Ellos fueron el gatillo, pero quien puso las balas en el revolver es quién dejo que ellos hicieran los que quisieran, sin ningún tipo de control, ellos son los realmente responsables”, expresó emocionado.

Un papá y una mamá que, a lo largo de estos pocos meses, mientras trataban de atravesar el duelo de su hijo, recibían amenazas y amedrentamientos. “Ellos le dieron el arma de la impunidad, el arma de creerse mejor que otros, que pueden pasar por este mundo haciendo lo que quieran. Quizás por política, por votos o por lo que fuera, pero cometieron el error de llevarse a mi hijo”.

Para concluir, Raúl dejó una reflexión final. “Confió que la justicia les hará comprender que ese error se paga, para un padre no hay pago por una vida, es una cadena perpetua. Por ello voy hacerle saber a la fiscal y al juez, y a quien se me cruce por mi camino, que la justicia del hombre o la divina como la llaman los religiosos, nunca será suficiente”.