Por Alejandro Maidana

Los dueños de todo manipulando  a su antojo los derechos de las mayorías. Un nuevo capítulo en la vida de los pueblos fumigados arriados por un modelo agrotóxico que tiene maniatado los sueños de aquellos que no se resignan a vivir bajo sus leyes. Mientras que la ciencia digna continúa poniendo sobre la mesa estudios que explicitan lo impiadoso que resultan los venenos que utiliza el agro, justicia, política y negocios, siguen danzándole al dios billete.

Las políticas públicas para poder consolidar la necesaria transición hacia una producción sin venenos, sigue brillando por su ausencia. No hay mas tiempo, la ruralidad tal cual la conocíamos, ha muerto, ha mutado de manera escabrosa, mostrándose como extensos desiertos de monocultivos. El monte y su biodiversidad pasaron a ser piezas de un museo levantado por inescrupulosos, y sostenido por los socios del dolor y la desidia.

Si bien lo inocultable de los efectos de las aplicaciones con agrotóxicos ha disparado una resistencia medular a lo largo y ancho del país, aún existen lugares en donde la ignorancia por un lado, y la actitud maniquea del agronegocio por el otro, hacen que la realidad siga oliendo a veneno. En los últimos días la ciudad de Gálvez vivió un suceso que generó una alerta en la porción consciente del lugar, la exhibición obscena de decenas de bidones de agrotóxicos, con la peligrosidad que refieren los mismos, dejó al descubierto la impunidad con la que se manejan los productores agropecuarios.

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La localidad de Gálvez tiene en su médula un analfabetismo peligroso en torno a la manipulación de agroquímicos, como también un exasperante relajo en lo que a materia de control de aplicaciones se refiere. Por ello, y alertados por todo lo antes mencionado, decidieron hacer público su reclamo con la intención de generar conciencia en sus habitantes, y compromiso en las autoridades políticas que deben velar por los derechos de todas y todos.

Como vecinos y vecinas, hace años que venimos realizando denuncias de carros estacionados en la ciudad con bidones, al parecer vacíos de agrotóxicos

En esta ciudad y existiendo una ordenanza municipal, la 3189/08, que prohíbe la aplicación de cualquier agrotóxico a menos de 400 metros de la línea agronómica, como así también la manipulación de estas sustancias dentro del radio urbano, ninguna se cumple. “Como vecinos y vecinas, hace años que venimos realizando denuncias de carros estacionados en la ciudad con bidones, al parecer vacíos de agrotóxicos. La autoridad municipal impone una pequeña multa,alrededor de 2 mil pesos, y esa persona continua con su actividad. Sin corregir el modo correcto, que desde 2016, año que se aprobó la Ley 27279 de gestión de bidones de agrotóxicos nunca se controló”, sostuvieron los vecinos organizados en dialogo con Conclusión.

Al lado de un gran canal de desagüe, estaba estacionado un carro precario con más de 364 bidones de agrotóxicos al parecer vacíos, y sin tener la seguridad de que todos estén cerrados

A la inexistencia de los controles, se le suma la impericia policial. Un combo preocupante a la hora de brindar soluciones sobre una problemática evitable.Centenares de bidones de agrotóxicos abandonados, alimentaron el temor y la incertidumbre en aquellos que vienen solicitando respuestas concretas por parte del ejecutivo municipal. “Seguramente la persona que lo hace no tiene idea de lo que está haciendo, y quien debe corregir además de multar, no lo hace. Contamos con fotos de lo expuesto y declaración policial. Lo último que sucedió fue en la noche del 9 de diciembre, en una calle de tierra de la ciudad, al lado de un gran canal de desagüe, estaba estacionado un carro precario con más de 364 bidones de agrotóxicos al parecer vacíos, y sin tener la seguridad de que todos estén cerrados. Allí nos comunicamos al 101, al llegar la policía denunciamos lo sucedido y nos retiramos, al otro día después de continuar con el acta de procedimiento, nos comentan que los bidones se encontraban en el estacionamiento de la comisaría, pleno centro de la ciudad con el riesgo que esto acarrea”, indicaron.

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Son muchos años de aplicaciones de agrotóxicos sin respetar los 400 metros, el acarreo de mosquitos dentro de la ciudad, el acarreo de bidones sobre carros sin seguridad y abiertos a la intemperie

Luego de contemplar azorados el cuadro de situación, los vecinos interpelaron al jefe de la comisaría con la intención de conocer el porqué habían decidido trasladar un cargamento peligroso hacia el ejido urbano, lo que se encuentra prohibido por ley.“Esta persona nos comenta que, al llegar a la comisaría, se encuentra con el carro y automática se comunica con el  funcionario municipal del área de zoonosis y ambiente, para que inmediatamente retire el carro del lugar, agregando que discutió porque no lo quería hacer. Dejando en claro que ese funcionario fue quién que dio la orden de guardar el carro con más de 300 bidones de agrotóxicos en el centro de la ciudad. Lo concreto es que finalmente el carro fue retirado y desconocemos el paradero del mismo, por ello solicitamos al MPA (Ministerio Público de la Acusación) que nos brinde el acompañamiento y asesoramiento correspondiente. Son muchos años de aplicaciones de agrotóxicos sin respetar los 400 metros, el acarreo de mosquitos dentro de la ciudad, el acarreo de bidones sobre carros sin seguridad y abiertos a la intemperie. No es justo que la ciudadanía siga arriesgando su salud ante el desinterés manifiesto de empresarios rurales que no creen en la toxicidad de estas sustancias”.

Acá no se piden recetas agronómicas, no se controla ni el viento ni la humedad para habilitar las aspersiones con agroquímicos, no se controla nada en este sentido desde el área municipal

Pero claro, sumado a la desidia ya conocida del agronegocio, debemos indicar que la responsabilidad máxima en torno a los cuidados y violación constante de ordenanzas, recae inexorablemente en la humanidad de los funcionarios públicos.“Ellos no tienen pudor en argumentar que seguramente algún día nos cansaremos y dejaremos de quejarnos y denunciar. Contamos con fotos, actuales y viejas, tenemos testimonios varios, y sabemos que si siembran cualquier cereal hasta la línea cero de nuestra ciudad nos contaminan, nos envenenan. Acá no se piden recetas agronómicas. no se controla ni el viento ni la humedad para habilitar las aspersiones con agroquímicos, no se controla nada en este sentido desde el área municipal. Es común ver como viviendas particulares aplican agrotóxicos en sus veredas donde crecen hierbas, nada de todo lo expuesto es verdaderamente tomado con seriedad. No queremos que siempre le caiga la multa a la familia dueña del carro que transporta bidones, que seguro lo hace para parar la olla de su familia. Necesitamos que se controle el accionar del conjunto de la ciudadanía, se corrija, eduque y se multe para volver a corregir, que se cumpla con el deber de funcionario público”, explicitaron los vecinos.