En el primer aniversario del estallido social en Chile, varias iglesias volvieron a ser foco de ataques y protestas. Las imágenes más impactantes de la jornada de este domingo mostraron incendios en distintos edificios religiosos. La Conferencia Episcopal chilena repudió los hechos y mostró su preocupación ante el avance de las manifestaciones.

Cerca de las 15.00, los bomberos de Santiago recibieron la primera información que encendió las alarmas. La iglesia oficial de Carabineros, la Parroquia San Borja, se encontraba envuelta en llamas.

La Iglesia San Borja había sido vandalizada anteriormente, pero en esta oportunidad la situación ganó gravedad. Un grupo de personas robó imágenes de santos y de la Virgen para utilizarlas de barricadas. Una vez instalada, prendieron fuego el interior del templo. Efectivos de Carabineros notificaron la detención de cinco personas, señaladas como autoras de la quema.

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Aún así, las imágenes más brutales llegaron desde otro punto y se viralizaron en pocas horas. La caída del campanario de la Parroquia de la Asunción fue publicada en redes sociales y tuvo gran repercusión, sobre todo por el peso simbólico de un edificio que ya había sido incendiado el 8 de noviembre de 2019.

El edificio de la iglesia de La Asunción data de 1876 y era reconocido por su valor patrimonial.

Cabe recordar que en el contexto del estallido social del año pasado, diversas iglesias y catedrales fueron quemadas en distintas ciudades, sobre todo aquellas que poseían un valor histórico.

Las nuevas manifestaciones se dan de cara a lo que ocurrirá el próximo 25 de octubre, día en el que 14 millones de personas concurrirán a las urnas para manifestar su aprobación o rechazo a una nueva Constitución, señalada como el marco legal de la desigualdad social que padece la sociedad chilena.

Repudio e indignación

La Conferencia Episcopal de Chile publicó inmediatamente un comunicado repudiando lo ocurrido este 18 de octubre en distintas iglesias.

Los obispos de Chile manifestaron que “los sucesos de las últimas horas en Santiago y otras ciudades de Chile demuestran que no hay límites para quienes exacerban la violencia. Hemos contemplado con tristeza las agresiones, saqueos y el ataque a lugares de oración, espacios sagrados dedicados a Dios y al servicio solidario de las personas. Nos duele ver un templo patrimonial de Santiago destruido y que se festeje la destrucción”.

“La inmensa mayoría de Chile anhela justicia y medidas eficaces que contribuyan a superar las brechas de desigualdad; no quiere más corrupción ni abusos, espera un trato digno, respetuoso y justo. Creemos que esa mayoría no apoya ni justifica las acciones violentas que causan dolor a personas y familias, dañando a comunidades que no pueden vivir tranquilas en sus hogares ni trabajar, atemorizados por quienes no buscan construir nada, sino más bien destruirlo todo”, resaltaron.

Por su parte, el arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós, advirtió que «la violencia es mala» y «quien la siembra, cosecha destrucción, dolor y muerte».

En un comunicado, señaló: «Sentimos la destrucción de nuestros templos y otros bienes públicos; pero sentimos sobre todo el dolor de tantas personas chilenas de paz y generosidad. Esas imágenes no solo impactan y duelen en Chile, sino que impactan y duelen en otros países y otras gentes del mundo, especialmente hermanos cristianos”.

Más repudios

Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo de la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN), también se pronunció en torno a los hechos de este domingo y aseguró estar «consternado por las agresiones, saqueos y ataques» porque «demuestran a donde llega la violencia y el odio promovido por algunos grupos».

Desde ACN señalaron que “nada justifica el uso de violencia, ni los ataques a espacios sagrados”, además de considerar que esto no contribuirá a defender la justicia social, racial o económica”.

“Creemos que, si bien es legítimo manifestarse y pedir cambios sociales, el odio desenfrenado contra grupos religiosos genera violencia y destrucción y debe ser condenado abiertamente a nivel mundial como se ha hecho en el pasado con otros delitos similares. Además, pedimos al gobierno chileno que garantice la protección de los edificios religiosos contra delitos de odio de este tipo”, agregó la institución.

“La fundación -concluye el comunicado- ACN reitera su apoyo a todos los cristianos de Chile, cuyos templos y edificios se han visto sistemáticamente amenazados por grupos violentos. Desde octubre de 2019 más de 57 han sido atacados o quemados en este país”.