Por José Odisio

Un espanto. Esa es la mejor definición del partido que jugó la Lepra ante Temperley. Y no perdió porque el rival no tuvo capacidad para aprovechar las facilidades que le dio el equipo de Osella. Y entonces el DT leproso ponderó el punto y la continuidad del invicto.

¿Cómo pudo cambiar tanto la Lepra de una semana a otra? ¿Cómo pudo pasar de ser un show para los ojos a un dolor para la vista? Difícil de explicar, en especial si se tiene en cuenta que hubo un solo cambio obligado y el rival presentaba escasos argumentos para complicar.

Pero hay razones, obvio. Y no tienen que ver con el bajo rendimiento de los jugadores, más allá de que Amoroso, Advincula, Isnaldo, Voboril hacen poco para justificar su titularidad.

No es casualidad que en los ocho partidos que Osella dirigió como visitante, apenas ganó uno. Y en cambio en el Coloso hubo producciones de alto vuelo. Newell’s es otro equipo cuando sale del Parque y ahí hay responsabilidad de Osella.

«Jugamos mal, pero mantuvimos él invicto», destacó Osella. Y ahí corrobora la idea de ser responsable de la merma del equipo. La sensación es que el DT toma recaudos cuando sale del Coloso. Y el punto no lo ve tan mal, sin importar que enfrente estén los débiles Sarmiento o Temperley. Y ahí es donde el técnico necesita cambiar, en su ambición. Ya no está en Colón u Olimpo, ya no debe conformarse con sumar. No debe asustarse en salir a ganar donde sea, Newell’s no es un compilado de estrellas, pero tiene jugadores para aspirar a algo más que la paupérrima producción ante Temperley. Osella se la tiene que creer, entender donde está y confiar. Pensar solo en engrosar el promedio no conduce con la historia.