Por José Odisio

¿Scocco se queda o se va? La pregunta se instaló en el Parque a inicios de diciembre y como era previsible, pasó más de un mes y la respuesta aún no llegó.

Es que las partes se plantaron en posturas firmes y entonces llegar a un acuerdo resulta complicado. River no quiere ni puede ofrecer más dinero del que ya puso en la mesa, y Newells para aceptar la venta no sólo pretende un dinero importante, sino además, la dirigencia tiene decidido no ceder a Nacho si antes no tiene cerrado un atacante para reemplazarlo, algo que a esta altura es más complicado que el tema económico en sí.

Esta vez el Millonario encontró en Scocco señales positivas y por eso se animó a negociar. El propio vice de River expuso al jugador al decir que había hablado con Gallardo y quería ir a Nuñez. Y el silencio de Scocco al no desmentir nada de lo que se dice no hace más que certificar que es verdad. Se quiere ir, o al menos acepta que lo negocien y no se planta en la postura «de Newells no me voy».

Pero los días pasan, a River parece que la paciencia se le agota y la dirigencia leprosa no consigue otro delantero alternativo. Y entonces Bernardi empieza a ilusionarse con contar con Nacho y envía mensajes.

Por eso el delantero viajó a Mardel cuando muchos pensaban que podía quedarse en Rosario. Y además el DT dijo públicamente que quería que se quedara, más allá de aclarar que no lo iba a obligar. Y tampoco es casual que el Negro Domínguez, un nuevo referente del grupo que llegó a pedido del técnico, haya dicho «sería bueno que Nacho se quede».

¿Y Scocco? Por ahora entrena y espera. El ánimo no parece el mejor, ya que la exposición esta vez lo puso en un lugar incómodo con el hincha. Y sin dudas la incertidumbre sobre si futuro no ayuda.

Lo cierto es que esta semana pinta como decisiva. Y con el pasar de los días esa chance firme de irse a River empieza a no ser tan clara. Y si se queda en el Parque no será una mala noticia siempre y cuando Bernardi logre motivarlo y hacerlo sentir importante otra vez.