Por Rubén Alejandro Fraga

Hoy se conmemora el Día Internacional de la Mujer, fecha que fue instituida oficialmente por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1952.

La propia ONU reafirmó en 1975, en oportunidad de celebrarse el Año Internacional de la Mujer, esta fecha para homenajear a las obreras que, según cuenta la historia oficial, luchaban por una jornada laboral de 8 horas en la textil Cotton de Nueva York, donde se dice que estalló, el 8 de marzo de 1908, un incendio intencional que terminó con la vida de más de cien trabajadoras que se habían encerrado en el interior de la fábrica para reclamar mejoras en las condiciones de trabajo.

Sin embargo, esta fecha, que ha sido un termómetro de la lucha de las mujeres por el reconocimiento en un mundo de hombres, venía conmemorándose desde muchas décadas antes en distintas partes del mundo, y no nació en un acontecimiento aislado, sobre el que ni siquiera existe consenso entre los historiadores, sino que debe encuadrarse en un contexto histórico e ideológico mucho más amplio.

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Otra de las versiones va más allá y sitúa el origen de esta fecha en una manifestación espontánea organizada el 8 de marzo de 1857 por las trabajadoras textiles de Nueva York, protestando por los bajos salarios, la jornada laboral de 12 horas y las condiciones de trabajo, que fue reprimida brutalmente por la Policía.

Aclarando el panorama

Así las cosas, el viernes 8 de marzo de 1996, el diario español El Mundo publicó el artículo titulado “Aquel 8 de marzo… que nunca existió”, en el que se afirmaba que no existía ninguna confirmación documentada del hecho histórico que había motivado el nacimiento del Día Internacional de la Mujer.

En ese marco, la docente e investigadora española Ana Isabel Álvarez González se propuso clarificar los orígenes de la celebración anual de una fecha tan cargada de significado para el movimiento feminista, desterrando los falsos mitos que sobre ellos se habían creado. Además, buscó rescatar del olvido a las mujeres que lo habían hecho posible, a la vez que explicar y determinar los verdaderos acontecimientos que habían motivado la elección del 8 de marzo para ese propósito.

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Álvarez González, coordinadora del programa “Estudios de la Mujer” de la Universidad de Oviedo, realizó entre 1997 y 1999 una investigación sobre el origen del 8 de marzo en la Universidad de Harvard. Los resultados fueron publicados en el libro Los orígenes y la celebración del Día Internacional de la Mujer, 1910-1945 (KRK Ediciones, Oviedo, 2000). Allí se señala que las referencias sobre el origen de la conmemoración que se basan en el incendio de la textil neoyorquina el 8 de marzo de 1908 o en la represión a la manifestación de obreras textiles del 8 de marzo de 1857 también en Nueva York, son falsas debido a la manipulación de querer silenciar el verdadero origen de esta festividad.

Una huelga dominguera

En relación al incendio, la autora observa que basta con mirar el calendario de aquel año para hacer tambalear esta teoría: el 8 de marzo de 1908 era domingo, un día extraño para declararse en huelga. La investigadora puntualiza que, efectivamente, hubo un trágico incendio, pero en la fábrica textil neoyorquina Triangle Shirtwaist Company donde murieron muchas mujeres, la mayoría inmigrantes de entre 17 y 24 años. Pero el siniestro no sucedió el 8 domingo de marzo de 1908 sino el sábado 25 de marzo de 1911.

Lo mismo sostiene la estadounidense Marie Jo Buhle en su libro Women and American Socialism 1870-1920. En relación a la manifestación mencionada, aunque esta efectivamente tuvo lugar, no fue ni el 8 de marzo de 1857, ni el 8 de marzo de 1908 como se suele referenciar. Fue el lunes 27 de septiembre de 1909 cuando los obreros, tanto hombres como mujeres, de la industria textil neoyorquina realizaron una huelga de 13 semanas en demanda de mejoras laborales.

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El paro –que algunas fuentes sostienen que fue realizado exclusivamente por mujeres– terminó el 15 de febrero de 1910 sin que se hubieran satisfecho, entre otras, las demandas de seguridad y esto fue fatal: el 25 de marzo de 1911 murieron en el incendio de la Triangle 146 de las mujeres que el año anterior habían protagonizado la huelga. Pero ese hecho tampoco explica la elección de 8 de marzo.

También la canadiense Renée Côté, en su libro El Día Internacional de la Mujer. Los verdaderos hechos y fechas de los misteriosos orígenes del 8 de marzo, hasta hoy confusos, maquillados y olvidados (1984), se propone derrumbar los mitos en torno al 8 de marzo para recuperar el verdadero espíritu de la fecha.

Ellas, las socialistas

Lo cierto es que el Día Internacional de la Mujer, que tiene sus orígenes indiscutiblemente en el movimiento internacional de mujeres socialistas de finales del siglo XIX, tenía al principio como finalidad exclusiva promover la lucha por el derecho al voto de la mujer, sin ninguna restricción basada en el nivel de riqueza, propiedades o educación.

En un principio la celebración se llevaba a cabo en distintos días, según los países, y a partir de 1909 en Estados Unidos se estableció el último domingo de febrero como “Woman’s Day”. Al año siguiente, las delegadas del Partido Socialista norteamericano Lena Morrow Lewis y May Wood Simona presentaron en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague, Dinamarca, en agosto de 1910, la propuesta de convertir esta celebración en una festividad internacional.

 

En ese contexto, en Austria, Alemania, Dinamarca y Suecia, la movida comenzó el 19 de marzo de 1911, cuando un millón de mujeres manifestaron por su derecho al voto. Pero en 1914, a propuesta de las alemanas, el Día Internacional de la Mujer se celebró por primera vez el 8 de marzo en Alemania, Suecia y Rusia. Esto se debió a un gesto de solidaridad: ese día de 1914 millones de alemanas, francesas y suecas salieron a la calle para manifestar contra la guerra y a favor del voto. También en Estados Unidos el Woman’s Day pasó del último domingo de febrero al 8 de marzo.

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Las rusas que hicieron punta

Pero la determinación de elegir definitivamente el 8 de marzo fue tomada por los partidos socialistas de todo el mundo en 1917 y se debe a una sublevación de mujeres rusas contra la guerra, que fue el prolegómeno de la Revolución bolchevique.

Tal manifestación se produjo aquel año en San Petersburgo el 23 de febrero del calendario juliano –por entonces vigente en Rusia– que se corresponde con el 8 de marzo del calendario gregoriano.

Aunque el 8 de marzo se venía celebrando en Rusia desde 1914, aquel día de 1917 las mujeres rusas se amotinaron ante la falta de alimentos, dando inicio al proceso revolucionario que culminaría en octubre de ese mismo año.

Russian Women Workers in Red Square

Así, fue a partir de 1917 cuando el 8 de marzo comenzó a universalizarse, en principio, como Día de la Mujer Comunista en los países bajo la órbita soviética, y luego, ya despojado del calificativo, en los restantes.

Las mujeres del mundo habían tomado nota de lo que sucedió aquel día en San Petersburgo, cuando una extraordinaria manifestación de mujeres salió a la calle en reclamo de su derecho a comer, a votar y a conseguir el regreso inmediato de los combatientes, dos millones de los cuales murieron en el frente durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

Las protagonistas integraban, en su mayoría, la parte más oprimida y cohibida del proletariado ruso: las obreras del ramo textil, entre las cuales había muchas esposas de soldados. Tal marcha fue el detonante de la Revolución bolchevique: pocos días después, el zar Nicolás II abdicó y el gobierno provisional le otorgó a las mujeres el derecho al voto.

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Por ese motivo, las historiadoras Liliane Kandel y Françoise Picq sostienen que “el mito del incendio de las obreras de Nueva York fue creado en 1955 para eliminar el carácter comunista del día”. Y, en esa misma línea, la española Álvarez González subraya en su libro que “es interesante ver cómo en su informe la ONU silencia los sucesos de Rusia en 1917”.

Es que aquella Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas que instituyó oficialmente el 8 de marzo de cada año como Día Internacional de la Mujer se llevó a cabo en 1952, en plena Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética y cuando el macarthismo, con su despiadada caza de brujas sobre cualquiera que fuese sospechado de comunista, estaba en su apogeo y, por lo tanto, había que ocultar las verdaderas raíces de esta jornada de lucha para las trabajadoras del mundo entero.