Por Hugo March

Con demasiada frecuencia escuchamos por radio o por televisión, o leemos en los diarios, que la responsabilidad de casi todos los males sociales que nos aquejan son atribuibles al gobierno, y hay que reconocer que en la mayoría de los casos no se falta a la verdad, ya fuere en el orden nacional, provincial o municipal.

Tanto sea por acción u omisión en casi todas las situaciones mencionadas, existen graves circunstancias en las cuales debería actuarse con firmeza y resulta obvio que no se lo hace. Por citar sólo dos podemos mencionar los casos del narcotráfico y de la inseguridad, que además han dejado de ser patrimonio de las grandes urbes para asentarse también en pequeñas localidades y zonas rurales.

Hasta aquí lo dicho resulta por demás obvio, pero hay que sumar dos pequeños y llamativos detalles: aclarar quienes dicen esas cosas y cómo se compone el gobierno, ya que la propia Carta Magna dispone en su Art. 1º: “La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa republicana federal, según la establece la presente Constitución”.

Independientemente de hasta qué punto se lleven a cabo estas premisas, es interesante resaltar el aspecto concerniente a la República, que precisamente se caracteriza por la división del gobierno en tres poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Pero queda claro que todos forman el «gobierno».

Como su propio nombre lo indica, el primero de dichos poderes es el encargado de ejecutar, promulgar o poner en vigencia las leyes que elabora el poder legislativo, y el judicial cumple sus funciones aplicando dichas leyes en las cuestiones concretas que se presenten ante los estrados.

En cuanto a “quiénes” dicen que la culpa es del gobierno, surge lo más llamativo, porque es absolutamente incomprensible, fuera de lugar y violatorio de la ética política, que muchos miembros de alguno de los poderes en cuestión, en general del legislativo pero también muchas veces del judicial, frente a cualquier cuestión con la que no estén de acuerdo o directamente se opongan, muy sueltos de boca expresen ante la primera oportunidad que tengan, preferentemente las cámaras de televisión: “Que la culpa es del gobierno”. ¿Extraño no?

Es decir, o no entienden lo que implica la división de poderes en la Constitución Nacional, o se consideran afuera del gobierno, en ambos casos es igual de patético y no se condice con la realidad, porque evidentemente siguen cobrando sus sueldos y gozando de todos los privilegios que sus cargos les otorgan.

Es una actitud vergonzosa y como sociedad deberíamos prestar más atención, por ejemplo cuando un diputado o un concejal publican una nota de opinión en algún diario de circulación masiva, o declaran achacando al “gobierno” la responsabilidad en las soluciones, considerando obviamente que el gobierno es únicamente el Poder Ejecutivo. Por supuesto, sin que esto signifique deslindar de responsabilidades a éste último.

Pero en el fondo la solución es muy sencilla: que trabajen donde tienen que hacerlo, utilicen los medios internos de comunicación y no los públicos y masivos en los que únicamente persiguen publicidad gratuita y rédito político. En Santa Fe nos sobra experiencia en confundir popularidad con capacidad, porque para oprobio de la política, entre otros casos tenemos una locutora como diputada nacional, y un cómico embajador en Panamá, que afortunadamente y por muy poco margen no llegaron ser intendenta y gobernador respectivamente.

Caso contrario, si esos funcionarios críticos no se consideran parte del gobierno, se resuelve todo con mayor facilidad: renunciando a sus cargos y cediendo el lugar a personas que tengan vocación de servicio y compromiso por la función pública.

Dr. Hugo R. March
[email protected]