Opinión- Por Sebastian Ferro

La Fundación Libertad realizó este martes 26 su cena anual 2019, en la que participaron referentes del empresariado nacional. Alrededor de las 20:30 se hizo presente el presidente Mauricio Macri quien entabló un diálogo con el escritor y periodista Mario Vargas Llosa.

Con el pie que le fue dando el premio Nobel de Literatura, el primer mandatario esbozó los principales puntos de su discurso político de campaña. Como la realidad golpea duro en todos los estamentos de la sociedad y no se puede tapar el sol con las manos, parte de la estrategia es tratar de aparentar ser una persona que reconoce sus errores, por consiguiente, volvió a reconocer la inflación y se despachó con una frase que los presentes no esperaban, «sabemos que los argentinos están viviendo un momento muy duro, muchos no llegan a fin de mes».  Aun así, lejos de proponer un golpe de Timón o un cambio de rumbo, culminando su alocución, se despachó con la frase «si gano las elecciones trataré de ir en la misma dirección, pero lo más rápido posible».

Parece mentira, pero es verdad, en el mismo discurso Mauricio Macri reconoce que la gente la está pasando mal, aunque al mismo tiempo ratifica el rumbo adoptado, como si ese padecimiento en la población no fuera consecuencia de las medidas económicas que toma su gobierno. Sus dichos no hacen más que confirmar que la gente va a seguir pasando hambre, si él gana las elecciones, y lo hace sin sonrojarse y muy sonriente.

También volvió a hablar de los últimos 70 años donde las cosas se hicieron mal. Precisamente 2019 menos 75 da 1944, año en el que el general Juan Domingo Perón comenzó a plasmar en la legislación laboral reivindicaciones que eran un anhelo de las organizaciones populares.

Casualmente el viernes de la semana pasada en la sede de la fundación Libertad, en Rosario, se realizó una disertación del abogado Julián De Diego, apoderado de empresas como Mc Donald’s, Terrabusi, Coca Cola entre otras también de origen multinacional, y asesor del gobierno Nacional en diferentes temas.

En esa charla De Diego bregó por cambios necesarios en el mundo del trabajo, aconsejó a los allí presentes utilizar a trabajadores a través del monotributo, la tercerización, la mano de obra inmigrante y la incorporación de tecnología donde se despachó con una frase cuanto menos desafortunada, pero develadora.  Al poner el ejemplo de la empresa Terrabusi dijo: “con la incorporación de maquinaria robotizada se redujo el plantel de 6000 a 2500 trabajadores”, y agregó “los robots no tienen delegados, no se embarazan y no tienen ideología política”.