No quedan dudas que el poder del narcotráfico es la amenaza a la gobernabilidad más significativa que los habitantes  enfrentan por estos tiempos. Pero los políticos subestimaron esto, por ignorancia o por soberbia.

Y ocurre un hecho que lo podemos calificar como de bisagra. El 8 de setiembre del 2012, Martin “El Fantasma” Paz, de 27 años, fue ejecutado de cinco balazos en bulevar 27 de Febrero y Entre Ríos. Lo mataron dentro de una flamante coupé  BMW Z4 Blanca, que había comprado hacia una semana en una concesionaria de Rosario. Lo vieron morir así su esposa y su hijita de corta edad, que le acompañaban.

Dos individuos en una poderosa moto se le pusieron a la par. Le dispararon. Murió en el acto. El crimen con claro sello mafioso se había concretado.

A partir de allí recrudeció la guerra de las venganzas en las rumbosas  calles de Rosario. Ámbito de ejecuciones, disputas y  venganzas de una historia negra escrita con sangre. Ese asesinato fue un disparador de muchos acontecimientos trágicos posteriores.

Paz no tenía antecedentes penales. Su muerte fue ordenada por la banda de Los Monos. El sabía que mantener una deuda con los Cantero y no pagar era un problema grave, debido a los códigos que estos desde siempre implementaron con el dinero. Pero confiaba. Nada importó que Mercedes, hermana del Fantasma, fuese en ese momento novia de Claudio “Pájaro” Cantero, líder del grupo. Ni mucho menos que habían pasado 10  años desde que se conocieron y se convirtió en un hombre de confianza. Tampoco el hecho que delegaban en Martin  efectivo grosso  para blanquearlo adquiriendo bienes sin levantar sospechas.

Pero El Fantasma gastó plata que no le pertenecía y no la devolvía .Se quería independizar. Con unos socios adquirió pasta base e insumos químicos para fabricar cocaína.

Gendarmería Nacional lo incautó cerca de la frontera con Bolivia. Puso en riesgo a todos, dijeron desde la otra parte.

Además, perdió toda posibilidad de devolver el dinero que había tomado sin avisar.

El celular de última generación, abandonado junto al muerto en el auto, develó una agenda que contenía nombres significativos, políticos, proveedores del estado,  decenas de policías y gente del hampa con larga performance en el palo.

De aquí surgieron las identidades de los prestanombres que adquirían, para otros, automóviles de alta gama. Frentes vidriados de varios negocios fueron baleados hasta con ametralladoras.

En la causa judicial, muy bien trabajada por investigadores, surge Alejandro González como autor material del crimen de “Fantasma” Paz. Lo conducía en la moto Carlos Chino Fleitas, ambos con estrecha relación con Los Monos y con numerosos antecedentes  delictivos.

Tramita en el Juzgado de Instrucción 4 de Rosario a cargo del doctor Juan Carlos Vienna. Preparan tribunal  oral para su juzgamiento.