El gobierno provincial es optimista sobre una millonaria licitación a la que todos observan como un caso piloto. Parte del éxito o fracaso de este experimento santafesino comenzará a develarse este mismo jueves cuando se abran los sobres con las ofertas para la construcción de la segunda etapa del Acueducto Gran Rosario, imprescindible para proveer presión y agua a vastos sectores de Rosario y ciudades del área metropolitana.

Se trata de una obra con un presupuesto de 1.143 millones de pesos (más de 30 millones de dólares) para la cual la provincia no tiene el dinero. En su lugar reformuló el sistema de Proyectos Público-Privados que en el primer mundo se usa hace décadas con resultados dispares y aquí goza de mucha publicidad (pero ninguna concreción hasta ahora) desde que el macrismo llegó al poder.

Esta modalidad consiste en que las constructoras, además de ofertar para quedarse con la obra como en el sistema tradicional, deberán proporcionar una fuente de financiamiento.
Según pudo saber Conclusión, la licitación tiene al menos tres potenciales interesados que durante el proceso exploraron tres fuentes de financiamiento: China, Brasil y una tercera que tiene al español Banco Santander a la cabeza. Nadie ayer podía asegurar cuántas de ellas formalizarán ofertas.

La complejidad financiera del caso piloto explica que la licitación no la haya llevado adelante el Ministerio de Infraestructura y Transporte, como el resto del programa de Grandes Acueductos, sino el Ministerio de Economía que conduce Gonzalo Saglione. Como en esta cartera las ofertas se presentan un día antes de la apertura de sobres este miércoles a la tarde ya conocerán si tuvo éxito la convocatoria.

Como es la modalidad
Inspirado en el sistema de Proyectos Público-Privados (PPP) que impulsó el gobierno de Mauricio Macri desde que llegó al gobierno pero no pudo poner en marcha, la principal diferencia con los PPP es que en el híbrido diseñado por los funcionarios santafesinos los grupos concesionarios no comenzarán a cobrarse con el producido económico de las obras, como propone Nación en el caso de las rutas con cobro de peaje, sino que la provincia les cancelará en cuotas y plazos como un préstamo convencional.

El Ministerio de economía evaluará las ofertas a partir del jueves. El capítulo referido al financiamiento será determinante. Los pliegos exigen como mínimo cubrir el 70% del costo total de la obra y 7 años para la devolución. De ahí para arriba gana el que ofrezca mayor porcentajes y más tiempo de repago.

Sin embargo, con los tiempos que corren en el país, el punto neurálgico será la tasa de interés.

En las colocaciones de deuda en dólares de 2016 y 2017 la provincia consiguió tasas del 7%. Ahora, por razones obvias, se da por sentado que será un poco más alta. La incógnita es cuánto más alta. Y hasta qué nivel es aceptable.

Segundo paso
Si el caso piloto del Acueducto Gran Rosario II diera resultado, hay una segunda licitación abierta a realizarse bajo la misma modalidad. Es la ampliación de la planta potabilizadora de agua de Santa Fe ciudad, con un costo superior al de Rosario: 1.567 millones de pesos.

En ese caso las ofertas se conocerán el 20 de diciembre. Las fuentes consultadas indicaron que no se esperan oferentes distintos a los del Acueducto Gran Rosario. “Conseguir financiamiento de esta manera no es tarea fácil. Todo indica que el que desarrolló el know how del negocio para un proyecto lo usará para el otro también”.

Aun si hay oferentes y el financiamiento es considerado conveniente por el Poder Ejecutivo, estarán faltando dos pasos clave. Primero que la Legislatura provincial autorice a tomar ese crédito; y segundo que Nación haga lo propio como garante soberano de toda operación de deuda externa contraída por un Estado subnacional.

Tiempos
Licitar con financiamiento privado o la colocación de deuda a través de títulos públicos es más caro que con préstamos otorgados por organismos multilaterales o fondos soberanos como se vino haciendo hasta ahora. La desventaja es que éstos últimos demandan tiempos mucho más largos y van atados a proyectos específicos.

El apuro en el caso de Rosario viene de la mano de la necesidad de dar continuidad a la primera etapa (construcción de toma de agua, nueva planta de tratamiento en el límite con Baigorria, y primer tramo de acueducto hasta Circunvalación y Salvat) y a abordar un problema que en los últimos años se volvió una bomba de tiempo social, con sectores de Rosario, Villa Gobernador Gálvez y Pérez y las ciudades del norte del área metropolitana con gravísimos problemas de presión y acceso al agua en épocas estivales. Si bien la primera etapa descomprimió a la decimonónica planta potabilizadora de Arroyito, el problema de fondo persiste y es común ver en pleno siglo XXI barrios socorridos con camiones cisterna de Aguas Santafesinas.

La segunda etapa, que tiene dos años de plazo de ejecución, consiste en la construcción de un segundo módulo en la planta de potabilización, la extensión del acueducto desde Circunvalación y Salvat hasta la proximidad de Provincias Unidas y Presidente Perón (la traza es paralela a Circunvalación), donde se construirá una cisterna de almacenamiento de 10.000 metros cúbicos.

En el caso de la planta potabilizadora de Santa Fe, además de su ampliación incluye la construcción de otra toma de agua cruda, nuevos módulos de tratamiento, reformas operativas en sectores de producción, acueductos dentro de la ciudad y un nuevo laboratorio de control de calidad.