Por Daniel Oscar Siñeriz Griffa

Retomando LA CARTA DE LA TIERRA y leyéndola con la mente y el corazón encontramos los principios fundamentales para volver a funcionar ORGÁNICAMENTE como seres humanos inteligentes, racionales, amorosos, compasivos y solidarios. Se trata de superar ante todo los esquemas y pautas de comportamiento que dividen, enfrentan y oponen esas mismas características de lo que somos; y así liberarnos de parcializaciones y posiciones que postergan nuestro verdadero desarrollo.

El primer principio propone el RESPETO Y CUIDADO DE LA COMUNIDAD DE VIDA y nos invita ante todo al “respeto de la Tierra y la vida en toda su diversidad”. Si bien es cierto que en estos últimos años ha crecido no solo la conciencia sino también el compromiso en todo el mundo de la necesidad de este cuidado, sin embargo es necesario un nuevo y generoso impulso para afrontar los cambios necesarios que detengan todo tipo de atropello y devastación, y orienten proyectos de recuperación y protección.

La propuesta avanza como llamado imperioso a “cuidar la comunidad de la vida con entendimiento, compasión y amor”, lo cual implica poner en funcionamiento nuestras potencialidades para dirigirlas al servicio de la vida y su cuidado.

La crisis que vivimos hoy como humanidad en esta Pandemia nos empuja a preguntarnos con sinceridad si este “rebote” de la naturaleza no nos está diciendo que tenemos que hacer todo de otra manera: otra forma de vivir, de producir y de consumir, como para empezar.

Por último este primer principio de La Carta de la Tierra nos plantea la necesidad de “construir sociedades democráticas que sean justas, participativas, sostenibles y pacíficas”. Menuda tarea por delante! En la que será necesario ponernos de acuerdo. Y es por eso que en distintos ámbitos del mundo se está vislumbrando la necesidad de nuevos acuerdos y compromisos acordes a la magnitud de estos desafíos.

Quiero, entonces, expresar con mis palabras esta tendencia saludable: Pongamos en marcha juntos y solidariamente UN PACTO POR LA VIDA.