El conocido restaurante Capri de Rosario, ubicado en Rodríguez y San Luis, fue asaltado anoche. Cuatro delincuentes irrumpieron en el lugar, alrededor de las 23, y se hicieron de la plata de la caja y de las pertenencias de las 22 personas que se encontraban en el local.

El atraco duró aproximadamente 7 minutos y previamente a que los asaltantes huyeran, amenazaron a tres niños con armas de fuego. Apuntaron a un bebé y a dos chicos con síndrome de Down.

De acuerdo a las primeras informaciones, los ladrones se las ingeniaron para ingresar a pesar de que el restaurante trabaja a «puerta cerrada» por cuestiones de seguridad. Aprovecharon que una clienta del local salía a la puerta a fumar y ahí ingresaron.

Fue en ese momento en que la banda, refugiada en la escasa iluminación de la calle Rodríguez, dominó a la mujer, poniéndole un arma en el cuello, e irrumpió en el salón.

Una vez adentro, dos de los maleantes se dedicaron a recolectar las pertenencias de valor de los comensales, otro se quedó frente a la caja registradora para que nadie llame a la policía y un cuarto integrante de la pandilla se quedó en la puerta haciendo «campana».

La tensión en el lugar aumentó cuando el delincuente que tenía a la mujer de rehén, a quien apuntaba con una pistola, decidió cambiar de víctima y elegir en su lugar a un bebé que estaba en un cochecito junto a sus padres; lo que amedrentó aún más a las víctimas.

Según contaron testigos del hecho, en ese momento fue activado un botón de pánico del sistema de alarma y por ese motivo comenzó a sonar un teléfono. Eso puso más nerviosos a los ladrones, quienes entonces apuntaron sus armas contra dos chicos con síndrome de Down para presionar todavía con más crueldad a las víctimas.

Además del dinero de la recaudación, los delincuentes se llevaron todas las pertenencias de cada uno de los 22 clientes y la policía llegó unos 20 minutos después.