por Florencia Vizzi

«Estoy declarando en este juicio  para que me conozcan y para que me escuchen: yo soy el hijo de Nicolás Strumia y Roxana Michl». Con esas palabras comenzó su declaración el joven de 23 años quien este martes por la tarde, durante una extensa y ardua jornada, se sentó en el estrado frente al Tribunal y a tiro de la mirada atenta y afectuosa de sus padres para brindar uno de los testimonios más esperados por todas las partes. Nicolás Strumia brindó un detallado relato de las actividades que compartieron en familia aquel 18 de septiembre, declaración con la cual los defensores apuntaban a demostrar que su padre estuvo toda la tarde en su casa y no en un bar de Timbúes con Paula Perassi y el también imputado Antonio Darío Díaz, donde lo ubicó el testimonio del mozo días atrás. 

Nicolás tiene hoy 23 años y es mecánico. La mayor parte del tiempo se refirió a su padre como «papi» y relató que ese domingo 18 de septiembre estuvieron trabajando toda la tarde en la construcción de un cerco para la pileta de la vivienda familiar. “Estuvimos trabajando al costado de la pileta haciendo un cerco, buscábamos los postes atrás, yo manejaba la chata que estaba enganchada con el tráiler, cargábamos todo junto a papi, cargábamos las lajas juntos y las llevábamos hasta el costado de la pileta y así varias veces fuimos trayendo todo. Hicimos los cimientos, pero no terminamos ese día”.

A partir de los dichos de Nicolás, los defensores, Fernando y Narela Sirio introdujeron en la audiencia las imágenes de las cámaras de seguridad que la familia Strumia tiene en su vivienda. Así, el joven explicó que en aquellos años había 6 cámaras de seguridad en su vivienda que habrían tomado toda la actividad que él estaba describiendo.

«Mi casa tiene una serie de cámaras, una que enfoca a la calle lateral, una para cada galpón, hay tres galpones, una para el frente de la casa y una para el patio. La del patio comprende el patio, la pileta y un poco el terreno de atrás». Strumia explicó además que ese 18 de septiembre esas cámaras estaban funcionando y que el material «queda almacenado durante 6 meses en el disco rígido de la computadora». Luego se va pisando y se borra automáticamente.

Sin embargo, detalló que si se quiere se puede usar guardar una parte y ellos decidieron guardar la grabación de las cámaras de la pileta del 18 de septiembre de 2011.

Cuando los abogados le preguntaron por qué, respondió con un leve quiebre en su voz: «Las guardamos porque nos pareció importante, porque fue un día que nos marcó a todos. Lo habían metido preso a papi y fue un día que nos marcó mucho. Nos pareció importante guardarlas antes de que se pise, porque nosotros estuvimos ahí trabajando toda la tarde».

Con detalle y horario

La declaración de Nicolás Strumia versó, mayormente, sobre los fotogramas de los videos grabados por esas cámaras aquel domingo a medida que los abogados defensores los iban exhibiendo.

Las imágenes exhibidas ocupaban la franja horaria que va desde las 18.49 a las 20.52 de aquel fatídico 18 de septiembre. Minuto a minuto, guiado por los defensores, fue relatando las diversas acciones de uno y otro: su madre, padre, hermano y él mismo abocados a la construcción de ese cerco.

Al final de la tarde, según su relato, minutos antes de las nueve él se fue a bañar y sus padres se quedaron tomando mate sentados en una mesa de madera que está detrás de la pileta. «Mi papá, como se ve en el video, se va con mi mamá a tomar mate atrás de la pileta en una mesa de madera. Yo me fui a bañar, nos bañamos todos y me fui a comer, con la pareja Piedrabuena, era bastante tarde, tarde a la noche. Nos fuimos a una Guanabara, un lugar que está en la costanera de San Lorenzo».

«No manejaba nada»

La aparente experticia del joven en el tema de las cámaras de seguridad, manejo, grabación, selección del material y entrega del mismo quedó desdibujada cuando fue el turno de interrogarlo de la querella. El letrado a cargo de la repregunta, Adrián Ruiz le preguntó cuando grabó ese material y el joven respondió que «fue el día en que lo metieron preso a papi, que fue unos meses después». sin embargo, cuando Ruiz le pidió que cuente un poco más como fue el proceso de selección y grabación, Nicolás Strumia, con un notorio cambio de voz y actitud, respondió «yo no lo grabé, lo grabaron los de la alarma«. Tampoco pudo especificar cuando: «Yo no lo sé, unos meses después. Obviamente fue antes de los 6 meses sino se hubiera borrado».

La tensión en la sala fue in crescendo durante el interrogatorio de Ruiz, quien volvió a preguntar que había hecho con ese material y a quien se lo dio. Strumia respondió con una serie de contradicciones, primero dijo que se lo dio a los abogados, «Fernando Sirio, o Adriana Bongiorno en ese momento». Pero cuando el letrado pidió más especificaciones, Strumia, algo molesto terminó reconociendo que no había sido él quien lo hizo. «Mire, yo no lo entregué, yo tenía 14 o 15 años en ese momento. Obviamente que yo manejar, no manejaba nada. Me parece medio rara la pregunta que me está haciendo porque yo, en ese momento, no tenía voz de voto ¿sí?». 

Pero  Ruiz volvió a la carga y preguntó entonces por qué no había imágenes del frente de la casa «Esa es la cámara que muestra que nosotros toda la tarde estuvimos trabajando y no se hizo nada más. Mostramos que estuvimos en el costado de la pileta construyendo un cerco. Estuvimos toda la tarde ahí». Y también le preguntó a Strumia si a las 16, 17 y 18 también habían estado allí. El joven respondió que sí, pero esas imágenes, finalmente, no fueron exhibidas ante el tribunal.

«No estaba seguro si era ella porque estaba muy cambiada»

Un punto sobre el que mucho se ha hablado en el marco de la causa, y que llevó a la hipótesis de que la familia Strumia plantaba pruebas falsas fue una declaración que hizo Nicolás Strumia dos meses después de la desaparición de Paula Perassi, en la cual aseguraba haberla visto con un bolso en una garita de colectivo.

Sobre esa denuncia, el joven se explayó frente al Tribunal. Primero explicó que no fue a retirar una libreta, sino una nota de un examen final. Se trataba, según detalló, de una materia cuyo profesor daba clases en el turno nocturno de la escuela, por lo cual había citado a los alumnos para entregarles las notas antes de ingresar a dar clases.

Y en relación a Paula señaló: «Declaré que un día que me estaba dirigiendo a la escuela, que iba a buscar la nota de una evaluación final, en frente de Matievich, la ví en una parada que hay en la Ruta 11 y Córdoba. Declaré que la vi parada ahí…me acuerdo bien que era Paula Perassi”. Aunque inmediatamente aclaró: «Me pareció verla. No estaba seguro, porque ella estaba muy cambiada».