Por Florencia Vizzi

Con la voz entrecortada en varias oportunidades, Gabriel Strumia habló este miércoles, por segunda vez, frente al Tribunal que lo juzga, al igual que a su esposa y a otros siete imputados, por la desaparición y muerte de Paula Perassi. Sus declaraciones oscilaron entre el relato de una añorada vida cotidiana con su familia y algunas afirmaciones explosivas. Durante su testimonio, que duró alrededor de una hora, reconoció la relación extramatrimonial que sostenía con Paula pero negó terminantemente haber tenido conocimiento alguno sobre su embarazo. Además, acusó al entonces concubino de la mujer, Rodolfo Ortiz de Elguea, de haberle propinado una feroz paliza, delante de uno de sus hijos y aseguró que la mujer le tenía miedo.

En la primer jornada dedicada a los alegatos de cierre, luego de los discursos del fiscal Donato Trotta y del representante de la querella, Adrián Ruiz, Gabriel Strumia hizo uso del derecho que le asiste a declarar y contestó las preguntas de su defensor, Fernando Sirio. El imputado hizo un detallado relato sobre su vida, la temprana muerte de su padre y la obligación de cuidar de su madre y su hermana.  Recordó con voz quebrada los momentos difíciles y apuntó que lleva más de 30 años junto a Roxana Mitchl, desde que tenía 16. «Ella siempre estuvo a mi lado, en los momentos más difíciles, cuando perdí a mi madre, ella estuvo conmigo».

Problemas de pareja

«El último día Paula me dijo que le tenía miedo al marido», aseguró Strumia. Antes de pronunciar esa frase, que refleja una síntesis de la estrategia aplicada por su defensa, el hombre describió como era su día a día en el año 2011 y como comenzó su relación con Paula Perassi.

«A mediados de 2011 me mandó algunos mensajes Paula Perassi ofertándome si quería poner la propaganda del taller en las camisetas de los equipos de fútbol de sus hijos». Strumia aseguró que esos mensajes continuaron llegando con esa y otras excusas hasta que, finalmente, a fines de mayo o principio de junio, ella lo citó en Colón y 9 de julio, en San Lorenzo. «Accedí y fui, y me dijo si quería salir con ella… y yo le dije que sí. Y ahí empezamos a tener una relación en la que nos veíamos dos veces por semana».

Bajo la mirada vigilante de su esposa, que en varias ocasiones llevó las manos a su rostro para secarse la lágrimas, en varios momentos Strumia dejó entrever que habría sido Paula la «responsable» de la relación, la que habría tomado la iniciativa y que él se había dejado llevar. Y evidenció también un cierto desprendimiento, fingido o no, en relación a ella, en contraste con el fuerte enamoramiento que Paula parecía tener y que las pruebas recolectadas para el juicio oral pusieron de manifiesto.

«Nos veíamos martes y jueves en un motel de Fray Luis Beltrán . Yo la pasaba a buscar después que dejaba a Nicolás en rugby. Ella me esperaba en una punta de San Lorenzo, yo la buscaba ahí e íbamos al hotel. Y a eso de las 9 o 9. 30 salíamos de ahí ella se volvía en colectivo hasta San Lorenzo porque yo iba a buscar a Nicolás. Y después estábamos comunicados, nos llamábamos y mandábamos mensajes». Strumia enfatizó que sólo se veían en esos días y  horarios, a contrapelo de lo contado por Paula en los chats que mantenía con José Luis Freijomil vía Facebook en los que señalaba que se veían casi todos los días. «Siempre esos días y horarios, siempre me manejé para que Roxana nunca sospeche y nunca sospechó hasta que pasó todo esto. Nunca salimos de noche ni un fin de semana. Los días de semana podíamos hablar, pero siempre nos manejábamos los martes y los jueves».

Según el relato de Strumia, no supo de los problemas de pareja de Paula hasta más adelante, momento en que decidieron separarse durante un tiempo. Cuando Paula se lo comentó, se separaron por un breve período pero luego retomaron la relación. Y, siempre según su relato, el fin de semana anterior a su desaparición, Paula le contó que su pareja la había golpeado ferozmente e intentó tirarla por la escalera, todo delante de su hijo menor. Fue en ese contexto cuando Strumia afirmó que la mujer desaparecida le temía a Rodolfo Ortiz de Elguea. 

«Mientras estuvimos saliendo, al principio, nunca me dijo nada, hablábamos de lo que estábamos haciendo, que era una locura porque los dos teníamos pareja y no estaba bien, éramos conscientes de que estábamos haciendo las cosas mal. Después, en junio me dijo que peleaba mucho con su pareja,todos los días y que estaba cansada, que ya no aguantaba mas y que no sabía que hacer. Y le dije que si quería cortábamos por un tiempo, que era lo mas razonable. Y ella estuvo de acuerdo. Pero el contacto siguió siempre, nos dejamos de ver en julio y el 5 o 6 de agosto empezamos de vuelta».

Pero, contó el imputado, el domingo 11 de septiembre, Paula lo llamó un par de veces. «No pude atender pero a la noche hablamos y me comentó que después de almorzar había discutido con su esposo, y que él la había agarrado de un brazo, la arrastró por piso, la agarró del cuello y la quiso tirar por la escalera. El más chico estaba dormido pero Lucas, el mayor, empezó a los gritos y a patalear y el marido la soltó». Y en el transcurso de la tarde se sintió descompuesta y tuvo que ir a la guardia del Instituto Regional San Lorenzo».

Gabriel Strumia relató también que Paula no quería contar nada a nadie, a pesar de que ese día y otros sucesivos le dijo que tenía que decírselo a los padres y eso le valió algunos enojos de la joven. Según sus dichos, la mujer aseguró:»Si yo les digo esto me van a cuestionar como hicieron siempre, para ellos Marianela es la hija especial y yo soy la puta de la familia».

Interrogado por Sirio sobre si Paula le había manifestado tener miedo, Strumia dijo que sí. «El último día que hablé con Paula, ella me dijo que tenía miedo de su marido». Y señaló que nunca antes lo había contado por recomendación de sus abogados anteriores. Y guiado por Sirio, leyó un recorte del chat de Paula con Freijomil, del día 24 de agosto:

Paula: Llegó el día…

Jose: ¿El día de?

Paula: De mi separación

Jose:¿ Estás bien?

Paula: No

Jose: ¿Cómo puedo ayudarte?

Paula: Estando, tengo mucho miedo.

Ya sobre el fin de su testimonio, el hombre negó categóricamente saber algo del embarazo. «No sabía que Paula estaba embarazada. Nunca me dijo nada».