El juez de Garantías 2 de San Isidro, Orlando Díaz, autorizó este miércoles la apertura de los dos teléfonos celulares que pertenecían a Diego Armando Maradona y fueron secuestrados en la habitación donde falleció el pasado 25 de noviembre, en un country del partido bonaerense de Tigre, informaron fuentes judiciales.

Se trata de dos smartphones iPhone de la marca Apple –uno gris oscuro y el otro negro-, que ahora podrán ser peritados por el equipo de fiscales de San Isidro, que investiga las circunstancias de la muerte del “10” para analizar su contenido.

En un primer momento, los fiscales prefirieron preservar la intimidad del ex capitán de la selección argentina  y dejaron secuestrados, ensobrados y sellados los dos teléfonos, pero ahora le explicaron al juez que la diligencia es necesaria «con el objeto de recolectar mayores medidas de prueba», para lo cual necesitan conocer las llamadas entrantes y salientes, la mensajería y los registros de voz. Finalmente, Díaz avaló el pedido de los fiscales Cosme Iribarren, Patricio Ferrari y Laura Capra.

En tanto, para esta jornada fueron citados a declarar a la sede de la Fiscalía General de San Isidro tres testigos, Griselda Vanesa Morel, Romina Milagros Rodríguez y Carlos Cotar.

La primera en comparecer, Griselda Morel es la psicopedagoga de Dieguito Fernando, el hijo menor de Maradona, y supervisaba los encuentros entre padre e hijo en la casa del barrio privado Campos de Roca II, de la localidad bonaerense de Brandsen. La segunda citada es, nada más y nada menos que «Monona», la cocinera, quien ya había brindado una declaración anterior y estuvo presente el día en que Maradona falleció. El tercer y último testigo convocado para este miércoles, después del mediodía, fue acompañante terapeútico del 10.

También, las fuentes judiciales revelaron que hay un cuarto testigo, cuya declaración quedó en suspenso para cuando pueda presentarse. Se trata de Carlos Álvarez, ex director del instituto cardiovascular Sacre Coeur de Palermo, cerrado en 2012, donde Maradona fue internado en el año 2000, luego de la descompensación que sufrió en Punta del Este.

Maradona, la mayor figura de la historia del fútbol mundial, murió a los 60 años el 25 de noviembre de 2020 al mediodía, en una casa que su familia había alquilado en el barrio privado San Andrés, de Tigre, a dos semanas de su externación de la Clínica Olivos, donde había sido sometido a una neurocirugía por un hematoma subdural en el cerebro.

La autopsia determinó que murió como consecuencia de un «edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada» y descubrieron en su corazón una «miocardiopatía dilatada». De acuerdo con los resultados de los estudios toxicológicos realizados, Maradona no tenía alcohol ni drogas ilegales en su organismo, aunque sí detectaron psicofármacos.

El foco de la investigación penal está puesto en determinar si la internación domiciliaria era la adecuada para un paciente como Maradona, si hubo mala praxis médica y si la muerte del «10» se pudo haber evitado.