Este martes, en medio de la convulsión que provocó un ataque a balazos al Ministerio Público de la Acusación, comenzó la ronda de audiencias en las cuales se presentarán las apelaciones a las condenas impuestas a los integrantes de la banda Los Monos. En esta primera jornada, los abogados Carlos Edwards y Fausto Yrure, representantes del llamado “núcleo duro” fueron los primeros en presentar sus planteos ante el Tribunal presidido por la jueza Gabriela Sansó e integrado además por las magistradas Carolina Hernández y Bibiana Alonso. Los letrados plantearon de entrada la nulidad total del juicio por la falta de imparcialidad del Tribunal que dictó las sentencias.

El movimiento volvió a ser inusual en el Centro de Justicia Penal, fuertemente resguardado por diversas fuerzas de seguridad, periodistas y camarógrafos entrando y saliendo, cierto nerviosismo en los pasillos y un clima nada distendido. Desde las nueve de la mañana la misma sala de audiencias en la cual se dirimió el juicio en primera instancia, volvió a poblarse mientras varios técnicos dejaban en condiciones las conexiones virtuales.

La particularidad de estas audiencias está dada porque los principales imputados no podrán estar presentes físicamente y participarán por videoconferencia. En eso trabajaron un largo rato los técnicos hasta dejar en condiciones la conexión. Los tres televisores ubicados en distintos puntos de la sala mostraban una imagen dividida en tres, en la parte superior de la pantalla se los podía ver a Ramón Machuca, Walter Jure y Mariano Salomón, en la sección inferior derecha, Ariel Máximo Cantero y en la inferior derecha Jorge Emanuel Chamorro.

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Pérdida de imparcialidad y nulidad total

“La sentencia no ha resuelto el pedido de nulidad genérica de la recusación. En la primer audiencia se interpuso una recusación a los jueces Ismael Manfrín Y María Isabel Más Varela como consecuencia del conocimiento previo de las pruebas por haber integrado previamente el Tribunal del juicio por la muerte de Claudio Ariel Cantero”. Este planteo, con el que comenzó Carlos Edwards, fue el eje de esta primer jornada. Ambos abogados argumentaron ampliamente en relación a dos cuestiones fundamentales: el supuesto conocimiento previo de la prueba por parte de ambos magistrados, lo que suponía una falta de parcialidad, junto al rechazo in límine de la recusación que de ellos se hizo, y sobre ciertas contradicciones del Tribunal que los abogados consideraron “omisión probatoria”.

Edwards señaló que “el primer cuestionamiento de la defensa es que los jueces Manfrín y Mas Varela fueron recusados”. “Se les pidió que se aparten y no lo hicieron”. El letrado especificó, en ese sentido, que “los jueces tomaron conocimineto previo de las probanzas de este juicio” ya que “ambos magistrados se habían pronunciado sobre la legalidad de las escuchas”.

En ese sentido, Edwards señaló que “los doctores Manfrín y Mas Varela señalaron en la sentencia absolutoria del juicio en el que se juzgó el crimen de Cantero, ‘que ninguna duda surge de que las intervenciones fueron motivamdamente ordenadas por un juez ante un hecho delictivo concreto que es la asociación ilícita que derivó en el homicido de Claudio Cantero”. En virtud de esto, el letrado recordó que “se formuló la recusación con causa y el Tribunal la rechazó in limine, sin darle el trámite que establece el código procesal penal”.

Con ese argumento, los abogados fundamentaron el pedido de nulidad genérica y absoluta de todo el debate, porque el Tribunal cuestionado resolvió “su propia recusación” en lugar de integrar otro Tribunal con la misma cantidad de magistrados. “Los jueces recusados resolvieron per se su propia recusación, lo cual es inadmisible”, enfatizó Edwards. Y recordó que esa imparcialidad que les atribuyeron los abogados se debe a que “los magistrados se pronunciaron sobre la legalidad de las escuchas adelantando opinión y tomaron conocimiento acabado total del contenido completo de esas escuchas telefónicas”. “Lo reprochable es que ambos jueces no se hayan apartado ya que habían tomado conocimiento previo”, acusó el letrado.

Testimonios por miedo y contradicciones del Tribunal

Por su parte, Fausto Yrure volvió sobre la cuestionable instrucción de la causa, realizada por el juez Juan Carlos Vienna y se dedicó a señalar las contradicciones en las que habría incurrido el Tribunal.

En ese sentido se centró en los tres testimonios, señalados como fundamentales por la parte acusatoria, tres testigos que, citados por la Fiscalía iban a relatar y detallar las supeustas actividades ilegales de los integrantes de la banda y que, finalmente, terminaron dando testimonio de que habían sido obligados por el juez Vienna y el jefe de la Brigada Operativa Judicial, Cristian Romero, a firmar esas declaraciones que eran falsas.

Fausto Yrure se permitió hacer una línea histórica sobre la instrucción de la causa y la irrupción en escena de la Brigada Operativa Judicial, y sobre el homicidio de Martín Paz que derivó en la causa por Asociación Ilícita.

“La sentencia se conformó con menos que el procesamiento, porque la sentencia tachó a estos tres testigos de mentirosos, por diferentes razones y eran los testigos que tenían que venir a darle un sentido a las escuchas, una historia a las escuchas. La sentencia se conformó con las escuchas, y el que contextualizó esta historia fue el hacedor de la historia , el testigo Ariel Lotito, ni siquiera los otros integrantes de la brigada que eran confusos y renuentes a contestar. Solo Lotito contestó, era el hacedor de la historia, era quien le sirvió en bandeja la teoría del caso, quien decía lo que ocurría y pedía las ordenes de allanamiento y de intervenciones telefónicas. No era un testigo, era el hacedor de la historia que venía a contar su historia” argumentó Yrure.

Yrure señaló que en un tramo de la sentencia se dice “no es posible que algunos testigos de a ratos mientan y de a ratos digan la verdad, conforme le convenga a la defensa”. “Sin embargo, es lo mismo que se hizo con la sentencia, decir que estos testigos mentían en el juicio pero había dicho al verdad durante la investigación. Metína cuando decían que fueron llevados a declarar en determinadas circunstancias y obligados a mentir en sus declaraciones, pero aquí en el juicio decían la verdad”.

En ese sentido Yrure se explayó largamente sobre la supuesta discrecionalidad de los jueces para decidir en que momento los testigos mentían y en qué momento decían la verdad. El ejemplo más claro fue cuando habló sobre Romero, un testigo que debió ser llevado por la fuerza pública, luego de varios meeses de búsqueda para dar con su paradero.

“Cuando Romero vino a declarar, dijo que si era por él no venía a declarar. Pero lo que dijo fue que él tenía temor por lo que le había ocurrido, por la forma en que había sido llevado al juzgado del doctor Vienna por el entonces jefe de la Brigada Operativa Judicial, Cristian Romeros. Ese fue el temor que mencionó que tenía miedo por esa situación , y el mismo jefe de la BOJ reconoció que lo había buscado por su domicilio y lo había llevado al despacho de Vienna y que todos los nombres que existían en sudecalración los desconocía y que ersn agregados por Romero y Vienna”.

Yrure señaló que en su declaración original, el testigo había señalado a un hombre como el principal sicario de Los Monos y que él mismo había presenciado tres homicidios cometidos por esa persona. Sin embargo, la persona en cuestión, Norberto Gonzalez se encontraba preso en las fechas en las que supuestamente había cometido esos homicidos señaladas por Romero .

“Eso dijo Romero frente a Vienna, pero cuando vino aquí contó otra cosa, dio un contexto, dijo como fue llevado a declarar, que fue presionado y que todos esos nombres no fueron dados por él”. “Sin embargo – cuestionó el letrado- la sentencia se limitó a decir que era entendible que Romero tuviera miedo de declarar y que nada de lo que dijo era válido y desechó el testimonio por miedo”.