Por Alejandra Ojeda Garnero

Este jueves retomó, como estaba previsto, la lectura del alegato del fiscal Fernando Arrigo, en el juicio por la muerte de Franco Casco, el joven de Florencio Varela que llegó a Rosario a fines del 2014 para visitar a su familia y luego de 22 días fue hallado sin vida en las aguas del río Paraná. El joven había pasado en calidad de demorado por la comisaría séptima el 7 de octubre de 2014, a raíz del llamado de un vecino sobre personas merodeando e intentando abrir puertas de las viviendas. Fue alojado en la seccional alrededor de las 13 y recuperó la libertad el mismo día a las 22. El 6 a la tarde el chico se fue de la casa de sus parientes rumbo a la estación de trenes Rosario Norte con la intención de tomar el tren de regreso a su ciudad natal. Pero al día siguiente no llegó a destino y la familia empezó un derrotero para dar con su paradero. Ramón Casco llegó a Rosario para sumarse a la búsqueda y Elsa Godoy, la mamá de Franco hizo lo mismo unos días más tarde. Así llegaron a la comisaría séptima, donde inicialmente los policías no brindaron información del joven porque la consulta fue por Franco Casco y el joven se identificó, al ser demorado, con el apellido de la madre Godoy. Ante la insistencia de la familia en la comisaría séptima, los policías buscaron en el libro de guardia y les informaron que solo habían detenido a un joven llamado Franco, pero de apellido Godoy, fue así que Ramón, Elsa y la familia se enteraron que el chico había estado detenido en la comisaría.

La teoría acusatoria sostiene que los policías armaron un plan criminal, en el cual llevaron a cabo acciones “con el fin de desincriminarse” luego de haber asesinado al joven bajo tortura y arrojarlo al río.

El fiscal Arrigo inició su exposición de este jueves con un racconto de lo que considera «inconsistencias en el libro de guardia sobre el día 7» al presentarlas como una coartada de los imputados «para crear esta verdad a medias» para demostrar que Franco había estado el día 7 y ocultar su paso el día 6, según su hipótesis. «Esto tiene que ver con alejar el paso de Franco de esa noche de gritos», que según algunos testigos escucharon la noche del 6, «con el fin de desincriminarse».

Otra inconsistencia que marca el fiscal tiene que ver con la presencia de la médica de policía en la comisaría para examinar a Franco que según consta en el libro de guardia, «a las 16 se hizo presente la médica Zelaya quien diagnosticó la existencia de una escoriación en el labio superior izquierdo de Franco Godoy y señaló que se encontraba desorientado en tiempo y espacio, para luego retirarse». Pero, «al analizar el recorrido de aquel día de la Dra. Zelaya», Arrigo mencionó que «el día 7 había visitado varias comisarías», y concluyó que «el tiempo necesario realizar el recorrido general y la consiguiente atención de los detenidos, resulta incompatible». Es por ese motivo que el fiscal supone «que la médica no vio al detenido Franco Casco en la comisaría séptima, sino que se guio por la versión de algunos de los policías que lo detuvo y la fotografía», pero afirmó que en realidad no lo vio porque “ya estaba muerto”.

Siempre según la teoría fiscal, continuaron con el armado de los hechos, para «blanquear» que habían matado a un joven y lo habían arrojado al río, «fondeado» según Salvador Vera. En ese sentido los policías «Guerrero y Hernández habrían llevado las fichas dactiloscópicas de Franco Godoy a Jefatura para averiguación de antecedentes, en el móvil 5667 en la tarde del 7 de octubre», lo cual fue corroborado con el GPS del móvil tal cual declararon los imputados, pero para el fiscal «esto tiene que ver con el armado de todo esto», además de no dejar sentado en el libro de guardia dichos movimientos y la presencia de Casco en el transitorio, siempre según la versión del fiscal. Sin embargo, en el libro consta el regreso del móvil y el rechazo de las fichas dactiloscópicas porque estaba mal redactada la nota.

Respecto de la salida de Guerrero y Silva en el móvil 5667 para llevar a Franco Godoy para localizar a su familia, ya que el joven no recordaba el domicilio, pero si el lugar, hecho que fue relatado por los efectivos imputados en sus indagatorias y ampliaciones, de lo cual dejaron constancia del recorrido que realizaron y el horario en el libro de guardia, sin poder hallar el domicilio de la familia. Por lo tanto, volvieron a la comisaría. Consta en el expediente los datos del GPS sobre el recorrido que realizó el móvil.

Por otra parte, el fiscal cuestionó que en «un recuento de penales el día 7 a las 20.20 no figura Franco Godoy ni Franco Casco. Contrariamente -según Arrigo- a lo declarado por Álvarez en una de sus indagatorias, donde afirmó que siempre se dejaba constancia de donde estaba cada detenido». Vale aclarar que en ese momento Franco Casco había salido con los agentes a la recorrida para hallar a su familia, y dicha salida constaba en el libro de guardia. Según el fiscal esta fue otra maniobra, dentro del supuesto plan criminal porque el detenido «ya estaba muerto». Sin embargo, el joven recuperó la libertad a las 22.05, luego de firmar el acta, y se le hiciera entrega de sus pertenencias. Vale aclarar que, a fines del 2021 en pleno debate, aparecieron videos que lo mostraban al joven caminando por la zona norte de la ciudad, tal vez tratando de encontrar la casa de sus familiares.

Además, acusó a los policías de haber ocultado información a los familiares cuando fueron a la seccional, argumentando que «negaron sistemáticamente el paso de Franco por la comisaría». Aunque se demostró en el debate que la familia de Franco se enteró del paso del joven por la dependencia, porque el comisario Álvarez se lo informó personalmente cuando fueron por segunda vez a consultar y esto fue reconocido por el propio Ramón Casco en una audiencia de este juicio, pero el fiscal sostiene que no fue de ese modo. Como ya se conoció, el chico se había identificado con el apellido de la madre.

Otra inconsistencia marcada por el fiscal refiere al llamado que realizó la agente Greiner al 911 para constatar el domicilio de Casco, trámite que se realizaba habitualmente de ese modo, pero para Arrigo «estaban fraguando anotaciones porque Franco ya estaba muerto».

En resumen, el fiscal Arrigo da por probada la participación de todos los acusados, en distintos roles. Todas las pruebas expuestas por el fiscal sobre la responsabilidad de los imputados están basadas en declaraciones de testigos, personas que estaban detenidas en la comisaría en el momento de los hechos, llamativamente, esos dichos se contraponen significativamente con las pruebas científicas producidas en este debate. Vale aclarar que la mayoría de estas personas declararon que se trataba de un penal tranquilo porque era cristiano, algunos no reconocieron la declaración y otros directamente negaron haber dicho lo que estaba plasmado en el acta. Solo fueron utilizados aquellos testimonios de internos que en ese momento estaban gestionando algún beneficio en sus condiciones de detención o alguna salida. Además, uno de ellos señaló que su mujer hablaba directamente con Salvador Vera para sus beneficios y “el no prometía, cumplía”.

Por otra parte, afirmó que Asuntos Internos participó porque «existía la sospecha sobre los policías», sin embargo, los agentes participaron en la investigación de búsqueda de paradero porque fue un pedido de colaboración a esa división policial, como lo relatara quien era jefe de esa repartición Aníbal Candia en este juicio, dichos que fueron confirmados por el fiscal Guillermo Apanowicz en su declaración testimonial. Todas sus actuaciones fueron dispuestas por el fiscal que investigaba el hecho, en principio caratulado búsqueda de paradero.

También mencionó las «declaraciones falsas de Daniel C.», el vecino que llamó a Álvarez y por el cual se produjo la detención de Casco. El fiscal afirmó que dio cuatro versiones distintas de los hechos «el 7 de octubre de 2014 en la comisaría séptima; en la entrevista tomada por Carlos Alberto Ríos de Asuntos Internos el 28 de octubre de 2014; el 31 de octubre de 2014 en el Ministerio Público de la Acusación y el 3 de marzo de 2015 en el Ministerio Público Fiscal», asimismo aseguró que «el listado de llamadas entrantes y salientes del testigo, ahora imputado, no coincide con el detalle que dio de las llamadas que supuestamente realizó el día 7 de octubre», según la teoría acusatoria. En las declaraciones, el fiscal observó que diferían en datos como la vestimenta del joven detenido, las calles por donde realizó el recorrido para seguir al sospechoso, y el lugar donde estaba parado el móvil al momento de la detención.

La lectura del alegato continuará el próximo lunes.