El jaque a la seguridad santafesina y la situación de violencia que se vive en Rosario es multicausal y complejo. Lo que no cabe duda es que las fuerzas policiales tienen, desde hace décadas un protagonismo oscuro en ese tema y así ha quedado demostrado cuando han sido juzgadas diversas organizaciones criminales. En esa línea se suma la investigación que pone en el ojo de la tormenta a más de 30 policías que integran la Agencia de Investigación Criminal, entre los que se cuenta el hermano de la jefa de la policía de Santa Fe, Emilce Chimenti, y que están sospechados de vender armas que estaban en custodia policial en la sección de Balística.

Un arsenal imprevisto

El miércoles 20 de abril, en el marco de una investigación por diversas balaceras y hechos violentos en barrio Empalme Graneros, fue allanada una propiedad ubicada en Garzón 5200 Bis.

Allí fueron detenidas dos personas y se secuestraron 11 pistolas, algunas de gran calibre y una con mira láser, y 107 municiones. Cuando se realizaron las pericias de rigor sobre el material secuestrado estalló el escándalo: todas esas armas ya habían sido incautadas previamente en distintos procedimiento y debían estar bajo custodia policial en la sección Balística.

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Así fue que al día siguiente, el jueves 21, la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos solicitó una inspección, con orden judicial, de la sección Balística de la Agencia de Investigación Criminal, que funciona en la sede de la Unidad Regional II, en Avenida Francia al 5200. Los fiscales Matías Edery, Luis Schiappa Pietra y David Carizza dispusieron el secuestro de los teléfonos celulares de los empleados policiales y medidas resguardo y cautela de todos los elementos, armas y municiones, que se encuentran en Balística. Además, requirieron que se realice un exhaustivo relevamiento de los mismo. También se secuestraron libros de actas y computadoras. 

Policías en la mira

Hasta el momento, la investigación había llevado a la detención de un empleado de la sección Balística, Juan Carlos B., un joven de 21 años que fue imputado este martes y que fue acusado de llevarse las armas del depósito en el que trabajaba hacía dos meses y cambiarlas por una moto. De acuerdo a la investigación, se las había entregado al dueño de un gimnasio al que asistía, que a su vez es cuñado del dueño del lugar donde fueron halladas las armas. El joven quedó detenido en prisión preventiva por 90 días.

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Sin embargo la investigación no llegó a su fin, ya que continúan las pericias de los teléfonos celulares secuestrados, entre ellos, el de Cristian Chimenti, hermano de la jefa de la Policía, Emilce Chimenti, quien se desempeña como director del Área Criminalística de la Agencia de Investigación Criminal.

En ese sentido, el fiscal Matías Edery reveló, en declaraciones a la prensa, que investigan a todo el personal que puede llegar a tener algún tipo de responsabilidad, que son alrededor de 30 policías. «Entre esos está el señor Chimenti, al ser una oficina no tenemos directamente algo contra él, sino que desde allí se vendieron armas que no tenían que estar en circulación”.

Los fiscales intuyen que la responsabilidad por las irregularidades  en Balística, no es de una sola persona. «Creemos que no puede ser tan sencillo», remarcó Edery. «Queremos saber si hay más armas que deberían estar allí y no están. Si una fuente de las organizaciones criminales para obtenerlas son las mismas armas depositadas es un problema mucho más serio y puede haber responsabilidades penales por omisión de control». Y enfatizó: «Esas armas no podían estar de la manera en las que las encontramos en el depósito de Balística y por eso es que estamos con esta investigación. El descontrol y la falta de control son los que permiten que se vendan. Ni siquiera sabemos cuántas armas hay allí porque no están actualizados”.

Ya en el momento del allanamiento a Balística, el fiscal Luis Schiappa Piettra había apuntado que el lugar en el que debía estar resguardado el material armamentístico «es decadente». Y había revelado que una de las hipótesis que manejan es que ese robo no habría sido el primero. Por eso en estos momentos se lleva a cabo un inventario exhaustivo para confirmar si no hay otros faltantes.»