La Corte Suprema de Justicia de la Nación absolvió a dos mujeres que están presas desde hace 14 y 12 años condenadas a cadena perpetua por un crimen cuya autoría no se probó.

El tribunal sostuvo que la causa que las mantenía detenidas “resultó ser un ejemplo de un proceso indebido en el que se negó la vigencia del principio de inocencia“, informó el Centro de Información Judicial (CIJ).

En esta nueva intervención en el caso, los jueces Carlos Rosenkrantz, Elena Highton de Nolasco, Juan Carlos Maqueda, Ricardo Lorenzetti y Horacio Rosatti remarcaron que la revisión del fallo fue «deficitaria, en tanto se había apartado de las constancias de la causa, desatendiendo prueba producida al no ponderarla ni confrontarla desde la perspectiva del principio de culpabilidad y de la garantía de presunción de inocencia».

Consideró que «la causa resultó ser un ejemplo de un proceso indebido en el que se negó la vigencia del principio de inocencia y la aplicabilidad al caso del in dubio pro reo y que ello se debía a la revisión parcial y sesgada que se había hecho del fallo».

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En la resolución también se señala que «la aplicación del principio in dubio pro reo permitió arribar a una solución que —aunque en forma tardía— pone fin a la injusticia con dos personas que han pasado varios años encarceladas».

En la pantalla

El caso de Cristina Vázquez fue relatado en el documental “Fragmentos de una amiga desconocida” de Magda Hernández.

Magda Hernández conoció a Cristina cuando trabajan juntas en un bar de Recoleta, Buenos Aires. Madga no sabía nada del pasado de la presunta vinculación de Cristina con el hecho hasta que fue apresada. “¿Puede mi amiga ser una asesina?”, se preguntó la directora, pregunta que dio origen al documental.

“Intentamos contar la historia de Cristina de la forma más sincera posible. Van a encontrarse con una historia muy fuerte, por momentos difícil de creer pero es realidad”, comentó semanas atrás, Hernández, en diálogo con Conclusión.

A Cristina Vázquez la condenaron por el crimen de Ersélida Dávalos (79) en 2001 y lleva más de una década presa. Lucía Rojas, su supuesta cómplice, también fue absuelta.

El caso comenzó hace 15 años, el 27 de julio de 2001, cuando Ersélida Dávalos de Insaurralde (79), jubilada del Poder Judicial de Misiones, fue asesinada a golpes en la cabeza, presuntamente con un martillo, en su casa de Posadas.

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El caso

Vázquez fue condenada por el crimen de una vecina cometido en 2001. Y hace doce años que está tras las rejas, sin sentencia firme, en la Unidad Penal N° V, Instituto Correccional de Mujeres, Posadas, Misiones. Ahora su caso transita en la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

La noche del 28 de julio de 2001, Cristina Vázquez estaba con a ocho kilómetros de su casa, en una granja. Un vecino había visto irse juntas por la tarde a las dos amigas desde la casa de Cristina, en un barrio de Posadas, la capital de Misiones. Se quedó a dormir allá y pasó todo el 29 con sus amistades.

Un día después, el 29 de junio de 2001, entre las 21 y las 22, una vecina de Cristina, Erselida Lelia Dávalos, de 79 años, fue asesinada a martillazos. La alarma de su casa nunca se activó ni había puertas o ventanas forzadas. La última persona que fue vista en la casa estuvo haciendo arreglos hasta las 21.30 y se fue rápido, según un testigo que lo vio. La investigación no siguió la pista de esa persona.

Según informó el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), a los días del hecho la policía golpeó a la puerta de Cristina Vázquez. La acusaban de haber robado y matado a su vecina, junto con una conocida y su novio, que según una presunta testigo vendía las joyas de la fallecida. La testigo no declaró en el juicio ni se encontraron las joyas.

De acuerdo al organismo, en la escena del crimen no hay rastros ni huellas de Cristina Vázquez. Diez pruebas científicas avalan que Cristina Vázquez no tuvo relación con el hecho. Tampoco hay testigos directos que acrediten su culpabilidad. La propia sentencia condenatoria lo admite cuando afirma que no hay pruebas suficientes sobre su participación en el hecho. A pesar de ello, el tribunal construye la culpabilidad de Cristina Vázquez en base rumores, cargados de prejuicios de género y de clase.

El proceso lleva ya 16 años y tuvo tantas irregularidades que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ordenó en 2015 que la condena de Cecilia Rojas sea revisada en Misiones y se dejara sin efecto la condena a prisión perpetua de las personas imputadas. Pero el recurso extraordinario para que su condena fuera revisada no fue presentado por la defensa de Cristina, su condena por lo tanto se encontraba firme y ella no lo sabía.