Por Alejandra Ojeda Garnero

La Constitución Nacional reza en su artículo 18: «Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos… 

La condena mediática y social anticipada se ha convertido en moneda corriente en las sociedades modernas, ejerciendo presión sobre las decisiones judiciales y violando toda la legislación vigente, e incluso tratados internacionales de Derechos Humanos. Un sociólogo al que admiro dijo en una de las tantas entrevistas que le hice, que «la justicia no hace justicia, solo se encarga de garantizar la paz social», a esa afirmación hay que agregarle que cuando un tribunal resuelve en contrario a la opinión pública o a determinados sectores de la sociedad, el pedido de justicia se convierte, en algunas ocasiones, en una búsqueda de venganza. Entonces, pareciera diluirse la búsqueda de la verdad y toma más fuerza encontrar un culpable.

La paradoja se evidencia en que a pesar de que la justicia no encuentre elementos para condenar a una persona por delitos que se considera aberrantes, la sociedad ya lo condenó y para la opinión pública será culpable, desmereciendo así las instituciones democráticas, que si bien no gozan del mejor prestigio, es justo decir que no todo el sistema es corrupto.

En ese contexto, un total de 19 policías esperan en prisión preventiva ser juzgados por la desaparición y tortura seguida de muerte de Franco Casco, un joven de Florencio Varela que llegó a Rosario el 29 de septiembre de 2014 para visitar a unos familiares y su vida se apagó luego de pasar por la comisaría 7ª donde estuvo detenido algunas horas porque un vecino denunciara la presencia de personas sospechosas en el barrio. En Rosario hubo demasiados casos de violencia institucional que apagaron muchas vidas, sobran los ejemplos, y sus responsables fueron juzgados y castigados con penas leves en la Justicia provincial y muchos de ellos siguieron sus procesos en libertad, también están los que quedaron impunes y sus responsables libres. A éste caso se le suma la desaparición forzada y es por eso que lo investiga la Justicia Federal que a seis años de ocurrido el hecho aun no llegó a una sentencia.

Lo cierto es que en este caso hay más preguntas que respuestas. Mientras que la querella afirma que a Franco Casco lo detuvieron el 6 de octubre, los acusados sostienen y así consta en el acta de procedimiento, que fue detenido a las 13.15 del 7 de octubre y liberado a las 22.05 del mismo día. La querella sostiene que fue apresado en la estación de trenes Rosario Norte donde se había dirigido para volver a su ciudad de residencia, pero los efectivos lo detuvieron en Catamarca y Alsina. Entonces, ¿Dónde estuvo Franco en esa brecha de tiempo? ¿Sus familiares lo buscaron? ¿Hay testigos que acrediten la hipótesis de la estación de trenes? ¿Por qué el vecino que llamó para denunciar la presencia de personas merodeando el barrio fue luego procesado por falso testimonio? ¿Cómo se enteraron los padres de Franco Casco que había estado detenido en la comisaría 7ª?

A casi seis años de la desaparición de Franco Casco y tres de la detención de los presuntos responsables, la causa sigue sin avanzar y aun no tiene fecha de juicio. En este momento comenzó la etapa de ofrecimiento de prueba de cara al inicio del juicio, pero lo cierto es que ese dato sigue siendo una incógnita. La familia de Franco no obtuvo justicia por la muerte del joven y los acusados siguen detenidos sin condena y sosteniendo su inocencia.

En una entrevista exclusiva con Conclusión, Diego Álvarez, quien estuviera a cargo de la Comisaría 7ª en la fecha en la que Franco Casco fue detenido afirmó su inocencia y pidió a la Justicia que avance en el proceso que lo mantiene detenido en prisión preventiva desde hace tres años.

A la espera de un juicio para conocer la verdad Diego Álvarez manifestó que «mi versión de los hechos es la misma que relaté desde un principio, cuando hablé con los familiares de la víctima cuando se hicieron presente los primeros días, lo mismo que se informó en su momento a las autoridades  judiciales, la misma que declaré en la indagatoria. Franco Casco fue detenido el 7 de octubre de 2014, aproximadamente a las 13.15 horas a raíz de un llamado telefónico de un vecino, nos dirigimos con el oficial Acosta y procedimos a la detención de una persona que se encontraba en la zona de Catamarca y Alsina. La trasladamos a la dependencia policial y se realizaron todas las diligencias que establece el Código, se puso en conocimiento al fiscal, lo revisó un médico de policía, se le tomaron fotografías, huellas dactilares, todo bajo la supervisión del fiscal de turno Álvaro Campos».

Durante el tiempo que se prolongaron dichas diligencias, Franco Casco estuvo alojado en un cuarto apartado del resto de la población carcelaria y «aproximadamente alrededor de las 22 horas del mismo día, 7 de octubre, recupera la libertad por orden del mismo fiscal Campos».

Según Álvarez, estos hechos «están documentados en el expediente judicial y en los libros de guardia y con elementos que hacen que la versión policial sea coincidente con la realidad y perfectamente demostrable, a través de los registros de llamados telefónicos, los registros de movimientos de lo móviles, las constancias de los libros de guardias, diferentes testimonios, un montón de elementos que demuestran que esto no es una versión que damos nosotros sino que es la versión real de los hechos».

Esta versión que relata Álvarez, se contrapone de plano con la versión de la querella que asegura que «Franco fue detenido el día 6, que no fue puesto a disposición de la autoridad hasta el día siguiente y que durante la noche fue víctima de torturas y de maltratos hasta la muerte y su posterior desaparición y nos achaca esa responsabilidad a nosotros», pero en contraposición con esa versión, el excomisario asegura que en el expediente «está debidamente acreditado que Franco se retira de la casa de los familiares que estaba visitando en Rosario, a las 17.30 aproximadamente del día 6 y nosotros lo detuvimos a las 13.15 del día 7, esto está ⁹perfectamente demostrado y documentado».

«Por el resto de la hipótesis no hay ningún sustento de parte de la acusación y a pesar de seguir investigándola no la pueden demostrar porque cada uno de los elementos que van incorporando a la causa lo contradicen, pero hasta el momento mantienen nuestro estado de detención», aseguró Álvarez.

Los 19 policías de la comisaría 7ª fueron detenidos el 4 de septiembre de 2017, tres años después de ocurrido el hecho y procesados con prisión preventiva efectiva que contempla un período de dos años, tiempo prudencial para que las partes reúnan la evidencia y lleguen a juicio. Sin embargo ese plazo se cumplió y la medida cautelar se prorrogó, por lo que este 4 de septiembre cumplieron tres años privados de su libertad, al tiempo que fueron rechazadas todas las instancias de apelación para recuperarla. Cuatro de ellos permanecen detenidos en el penal federal de Marcos Paz, un quinto en una celda de la Policía de Seguridad Aeroportuaria de Rosario, otros cinco fueron beneficiados con prisión domiciliaria y otros nueve atraviesan el proceso en libertad. Además, otros doce, incluidos los efectivos de Asuntos Internos, fueron sobreseídos. Todos fueron procesados por los delitos de desaparición forzada y torturas seguida de muerte, con distintos grados de participación, incluso agentes que no prestaron servicio cuando el joven estuvo detenido. 

Las horas de Franco dentro de la comisaría

Según el acta que consta en el expediente, Franco Casco fue detenido el 7 de octubre de 2014 y el mismo día a las 22.05 recuperó su libertad. El principal acusado de desaparición forzada y torturas seguida de muerte aseguró que desde que ingresó a la comisaría «se llevan adelante las diligencias que ordena el Código y que va ordenando el fiscal. A partir del momento de la aprehensión de una persona, por protocolo tenemos hasta dos horas para ponerlo a disposición de un fiscal que es quien se encarga a partir de ese momento de las diligencias que uno hace. En el momento que estuvo detenido estuvo en un sector que se llama de cuadra, en un calabozo transitorio sin contacto con el resto de los detenidos porque no se sabe hasta ese momento si esta persona se le va a formar una causa, y queda alojado en ese calabozo transitorio hasta que recupera la libertad».

El tiempo que Franco Casco permaneció en la celda transitoria no intercambió comunicación con otros detenidos, tampoco pidió llamar a sus familiares, no recordaba dónde vivía su tía y cuando el fiscal ordena su libertad, «un patrullero lo traslada hacia diferentes sectores de Rosario, zona norte, pero no logra ubicarse, habló con el personal y les dijo que estaba viviendo en situación de calle. No pidió hablar con ningún familiar», aseguró el comisario, versión que le contaron los agentes que lo trasladaron.

El plano de la comisaría muestra que el resto de la población carcelaria no tuvo contacto visual con Franco Casco, ya que el lugar donde estuvo detenido el joven se encuentra alejado del sector donde estaban alojados los testigos que aseguraron que fue golpeado.

Por qué detuvieron a Franco Casco

El llamado de un vecino alertando sobre la presencia de una persona sospechosa fue el origen de este caso. Diego Álvarez afirmó que «recibí el llamado de un vecino que alertaba sobre la presencia de personas sospechosas dando vueltas en el barrio, ‘te podés acercar a verlas’- le dijo el hombre-. Este vecino había intentado comunicarse con el 911 y no lo había logrado, también intentó con el número de la comisaría y tampoco pudo comunicarse, motivo por el cual llama a mi teléfono celular que yo le había facilitado a todos los vecinos que se acercaban a la comisaría».

Luego del llamado del vecino, Álvarez junto al oficial Acosta «damos algunas vueltas en las inmediaciones y a la única persona que vimos es a Franco, vamos a identificarlo porque hasta ese momento no había delito. Vamos a identificarlo y el nos agrede, cuando nos agrede comete un delito, de resistencia a la autoridad y ahí procedemos a la detención». En ese momento Franco Casco tenía un adoquín en la mano con intención de agredir a los efectivos y se produjo un forcejeo, en el cual rompe el uniforme de Álvarez y se produce un lesión en el labio del aprehendido, datos que constan en el expediente.

Acto seguido convocaron al vecino que había llamado haciendo el reclamo, para que se acerque a la seccional a ratificar la denuncia. «El vecino dijo ‘yo llamé porque vi a esta persona en esta circunstancia y vinieron y se lo llevaron detenido’, y la misma declaración hizo en las declaraciones testimoniales ante la justicia».

El vecino que realizó la denuncia luego fue procesado por falso testimonio «obviamente, porque si convalidás que el testigo está diciendo la verdad, afirmas que la versión policial es la correcta y no puedo mantener a estas personas detenidas. Motivo por el cual para sostener esta farsa, esta causa armada, tengo que imputarlo por falso testimonio», aseguró Álvarez.

Por otra parte, el excomisario aclara que «al testigo no lo imputan porque mintió y no llamó a la comisaría, o porque no vio a las personas. Lo imputan porque en un primer momento dijo que llamó a la comisaría, después al 911 y después al comisario, en una segunda declaración dijo que llamó al 911 y después al comisario, es decir que por pequeños cambios de ese tipo a lo largo de cuatro años podés variar algunos detalles, pero el fondo de la cuestión que me llamó por una persona sospechosa, yo voy y lo detengo jamás lo varió ni se desdijo de sus palabras, porque se corresponde con la realidad».

Antes del hallazgo del cuerpo

Luego de la liberación de Franco Casco de la comisaría 7ª, el 7 de octubre de 2014 a las 22.05, los efectivos siguieron prestando servicio como lo hacían habitualmente. Pero a los pocos días se presentó la familia del joven de Florencia Varela. Previo al hallazgo del cuerpo, 22 días después de su desaparición, el 30 de octubre alrededor de las 13.30, se realizó una audiencia de hábeas corpus, en la misma Diego Álvarez declaró lo ocurrido: «Es lo mismo que te estoy contando ahora, lo detuve en tales circunstancias y pasó tal cosa, y el cuerpo no había aparecido todavía».

El 8 de octubre, el padre de Franco Casco había llegado a Rosario, porque su hijo no había arrribado a Retiro y nadie sabía dónde estaba. La tía había radicado una denuncia en la comisaría 20ª y comenzaron a recorrer distintos lugares en su búsqueda. Así llegaron a la comisaría 7ª donde los mismos efectivos que lo habían detenido les informaron que había estado detenido en esa dependencia y recuperó la libertad.

Tras el hallazgo del cuerpo, aquel 30 de octubre, «se le practica una autopsia como NN y se determina que no tiene lesiones. Al día siguiente los familiares lo identifican y se vuelve a hacer una autopsia con peritos de parte, de la querella, de la familia y se vuelve a determinar que no tiene lesiones. Y se piden una serie de informes, pericias caligráficas, se realizan detalles del libro de memorándum de guardia, se ven los registros telefónicos, llamadas entrantes, salientes, mensajes de texto, el recorrido de los móviles porque están ubicados satelitalmente y todo lo que se coteja coincide con la versión policial. Sin embargo se sigue adelante diciendo que la policía es responsable de la muerte y desaparición de Franco Casco», aseguró Álvarez.

Ante el cúmulo de evidencia que le da sustento a la versión policial, según afirmó Diego Álvarez, «sacan a escondidas a un grupo de detenidos, le toman declaración, los presionan para que digan ‘si, la policía seguramente tuvo algo que ver porque escuchamos golpes a la noche’, lo que se contradice totalmente porque el chico no tiene golpes», según la autopsia. «Porque si te basas en la declaración de los detenidos para imputar al personal de torturas diciendo que le pegaste hasta matarlo, lógicamente cuando se hace el examen de autopsia al cadáver tiene que tener golpes». Sin embargo, las cuatro autopsias que se le practicaron «son claras, dice no presenta lesiones el cadáver».

Un exitoso abogado penalista dijo una vez, cada parte del proceso (defensor, querellante o acusador) cuenta el fragmento de la historia que más se ajusta a su teoría del caso, o que le sirva a su defendido, por ende, le dará más relevancia o credibilidad al fragmento de verdad que refuerce su versión. «Los testigos (detenidos) que declararon ya fueron denunciados por falso testimonio, porque dijeron en cuatro oportunidades, ante Asuntos Internos, ante Derechos Humanos, ante Fiscales provinciales, ante el Servicio Público de la Defensa Penal que no pasó nada, que no vieron que la policía le pegue y que no vieron nada raro», pero más tarde declaran que «a escondidas y totalmente presionados dieron un relato que parece la Noche de los Lápices, escuchamos como le pegaban, a todos nos pegaban pero a ese muchacho le pegaron más que a ninguno». «Pero cuando ves el cadáver no tiene un solo golpe, cómo se explica eso. ¿No resulta sospechoso?», se preguntó.

Se presentaron 10 videos que muestran a Franco Casco caminando por la ciudad luego de ser liberado de la comisaría 7ª

Se presentaron 10 videos que muestran a Franco Casco caminando por la ciudad luego de ser liberado de la comisaría 7ª

Un total de diez vídeos en los cuales aparecería Franco Casco fueron incorporados como prueba a la causa y fueron exhibidos a sus familiares. Según obra en el expediente, los mismos no pudieron afirmar con certeza que se trate del joven, ‘puede ser como no puede ser’ dijeron».

Pericias que obran en el expediente expresan que al ampliar la imagen no se puede determinar con claridad si se trata de Franco Casco debido a la baja calidad del material fílmico, pero las características de la persona que se observa en los videos es coincidente con las características físicas del joven.

Las pruebas cuestionadas

El acta de libertad y la pericia odontológica. «Finalmente se hizo la pericia caligráfica y determinó que era la firma de Franco Casco, entonces dicen que seguro fue presionado a firmar», entonces, «si pudiera demostrar que no fue presionado y que firmó por propia voluntad, porque no tengo ningún motivo para presionar a alguien para que firme, seguro van a inventar una historia distinta, a diferencia nuestra que nosotros lo que dijimos en un principio lo decimos ahora y lo vamos a decir siempre porque se corresponde con la realidad. No tengo por qué cambiar la versión de los hechos porque lo que estoy contando es la realidad de lo que ocurrió y lo que está demostrado en el expediente, y la realidad es que Franco Casco se fue de la casa de sus tíos a las 17.30 del día 6 y nosotros lo detuvimos a las 13.15 del día 7; lo que pasó durante esa noche no es algo que sea responsabilidad nuestra ni tenemos relación con lo que le haya pasado a Franco Casco».

Respecto a la pericia odontológica, los informes determinaron que las piezas dentales que le faltaban a Franco Casco fueron extraídas en vida y sin trauma.

Del mismo modo, Álvarez reiteró que «puedo asegurar porque está demostrado en el expediente que durante la noche del 6 Franco no murió porque yo lo detuve el día 7, a las cuatro de la tarde se le tomó una foto y estaba vivo, y el teléfono con el que se le saca la foto fue peritado y la foto está».

«Somos inocentes»

«Somos inocentes, y no lo digo solamente porque tengo cara de buen tipo, o porque tengo 20 años de servicio con una foja de servicio intachable, porque nunca tuve una causa ni siquiera administrativa, ni siquiera un día de arresto, hay un montón de evidencia que están demostrando la ajenidad que tengo con el hecho».

La pregunta del millón 

Teniendo en cuenta la evidencia existente en la causa sobre la cronología de los hechos, Diego Álvarez se pregunta si la contraparte, la acusación, los juzgados que tuvieron a cargo la causa, ¿no saben que somos inocentes? La respuesta se conocerá cuando se realice el juicio, mientras tanto los procesados gozan de la presunción de inocencia como todos los ciudadanos que habitan esta tierra; y Franco Casco y su familia continúan sin justicia.