Un hombre de nacionalidad chilena, con retraso madurativo, fue rescatado de una granja porcina en Río Gallegos en donde era obligado a realizar trabajo esclavo desde hace 20 años, luego de que llegó de su país natal a la provincia de Santa Cruz.

El caso se develó la semana pasada tras dos décadas de angustia. Sus familiares en Chile habían perdido todo contacto con él y pensaban que había muerto, según expresó el cónsul chileno a medios de prensa de la Patagonia.

La denuncia que terminó con la historia de horror fue hecha por una mujer de nacionalidad venezolana que trabajó en el establecimiento porcino y dejó al descubierto la precarización laboral que debió soportar por parte de los propietarios de los locales. A raíz de ello, la justicia ordenó allanamientos en diferentes negocios de Río Gallegos. Durante los operativos rescataron a 19 personas que trabajaban en pésimas condiciones laborales, informó la prensa local, entre ellas el hombre desaparecido de nacionalidad chilena Mansilla Alvarado.

“En algunos casos tenían un tacho para hacer sus deposiciones, magros sueldos y malos tratos. Eran condiciones de semiesclavitud”, confiaron fuentes policiales al periódico LM Neuquén.

Detención, liberación y reencuentro

Luego de la denuncia de la trabajadora venezolana, la Justicia comenzó la investigación, mientras Mansilla Alvarado continuó trabajando en el lugar pero bajo la supervisión de un administrador que fue designado por el juzgado que intervenía en la causa.

El miércoles pasado, una pareja que era propietaria de los comercios involucrados fue detenida luego de que intentó comunicarse con Mansilla Alvarado para delegarle nuevos trabajos, informaron fuentes judiciales.

Allí fue que la policía rescató en la granja porcina al trabajador chileno que vivía en un cuarto dentro del local.

Según los investigadores, el hombre padece un retraso madurativo y “había desarrollado una relación similar al Síndrome de Estocolmo con los dueños del negocio”.

“Él era el encargado del lugar y quien le contaba al empresario todo lo que pasaba en el interior sobre posibles salidas de otros trabajadores”, destacó el diario Opinión Austral.

Según el periódico, el fiscal federal de turno supo -a través del cónsul chileno- que uno de los dueños se había contactado nuevamente con ese trabajador para ofrecerle otro trabajo. Fue entonces que el representante del Ministerio Público pidió la detención tanto del empresario como de su pareja, entendiendo que hubo «un entorpecimiento en la investigación”.

Mansilla Alvarado es oriundo de la isla de Chiloé, ubicada en el sur de Chile.

El consulado chileno contactó a sus familiares y el pasado fin de semana volvió a su país y se reencontró con su familia.