Por Alejandro Maidana

Una modificación sumamente charlada que hizo de la dilación prácticamente su idioma. Cabe destacar que si bien existen rumores que al sector del agro este tratamiento sobre tablas no lo habría conformado, y tendrían preparado su descargo, desmenuzando la modificación de la ley 11.273, no cobijaría en absoluto las necesidades de los pueblos fumigados. Seguir discutiendo metros, no es otra cosa que avalar tácitamente un modelo a base de venenos que viola sistemáticamente distintos derechos.

El autor del proyecto indicó que se buscó regionalizar la provincia con la intención de reglamentar a futuro la ley de acuerdo a las características de cada área, ya sea urbana, periurbana o rural. Lo que habilitaría a asperjar intensivamente en las zonas menos pobladas, imponiendo restricciones a las que gozan de una densidad poblacional más alta.

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Las fumigaciones aéreas no sufrieron ningún tipo de modificaciones en torno a los metros de restricción, seguirán siendo 3.000, si bien la flexibilidad de acuerdo al área se extendió de 500 a 2.000 metros, prohibiendo la misma en áreas pobladas, lugares donde hay establecimientos educacionales, deportivos, asentamientos y otros.  Cabe destacar que las organizaciones sociales junto a algunos legisladores, perseguían la prohibición absoluta de las pulverizaciones aéreas en todo su abanico de posibilidades.

En cuanto a las fumigaciones terrestres, resulta un verdadero <engaña pichanga> los metros que  basados en la implementación de las <Buenas Prácticas Agrícolas>, no pueden existir buenas prácticas cuando se utilizan venenos, buscará a través de un corrimiento gradual partir de los 600 metros, para luego “discutir” 800 y hasta 1000 metros en el plazo de tres años. Algo que resulta ínfimo y no puede ser motivo de celebración de ningún vecino o vecina fumigada, ya que la legislación actual impide fumigar a menos de 500 metros y las violaciones a ley son moneda corriente.

Si tenemos en cuenta que la deriva es incontrolable, tomando como referencia trabajos técnicos al respecto, por ejemplo el del Ing. Marcos Tomasoni, quién en el juicio de Barrio Ituzaingó Anexo (Córdoba) pudo comprobar que los venenos pueden llegar hasta casi 5km del lugar “objetivo” donde se aplicó el producto.

Al indispensable aporte de Tomasoni, es menester sumarles los múltiples estudios llevados adelante por la Universidad de La Plata, principalmente el EMISA (Espacio Multidisciplinario de Interacción Socio Ambiental) a cargo del Dr. Damián Marino. Dichas investigaciones arrojaron resultados escabrosos, ya que se han encontrado agrotóxicos en los suelos, en las aguas de arroyos, lagunas y ríos, y en la lluvia.

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Por último, la calificada voz del médico y profesor universitario Damián Verzeñassi, se encargaría una y otra vez de aniquilar el mito que sostenía la inocuidad de los agroquímicos. La OMS (Organización Mundial de la Salud) a través de su agencia nacional para la investigación sobre cáncer, ha reclasificado la mayoría de los químicos utilizados en el modelo agroindustrial (al menos en nuestro país) como probablemente cancerígeno, o directamente cancerígeno.

Parece ser que todo lo antes mencionado, no ha despertado la mínima preocupación en aquellos que deben velar por los derechos humanos de los ciudadanos. Por último, es preciso agregar que el uso de agrotóxicos en nuestro país aumentó el 1000% desde que la ley se promulgó, algo que minimiza aún más esta reforma que parece haberle servido solo al sector político que debía dar una respuesta ante los muchísimos focos de resistencia, lamentablemente la respuesta fue ésta, y difícilmente pueda cumplir con las expectativas.

Muchas fueron las que voces se alzaron en torno a la modificación de la ley 11.273 denominada de “fitosanitarios”, principalmente la de aquellos que sufren en primera persona los embates del modelo productivo, los vecinos fumigados. “Seguimos convencidos de que prácticamente, salvo raras excepciones, solo en donde los vecinos se activan para salvaguardar su propia vida, organizándose y luchando por sus derechos, es donde las fumigaciones seguirán retrocediendo”, sostuvo Facundo Viola quién reside en Arroyo Leyes en diálogo con Conclusión.

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“Las maneras de enfermar y morir en los pueblos fumigados van cambiando, pero las medidas de resguardo efectivas están muy lejos de llegar a manos de nuestros representantes. Está claro que esto está atado a la agenda política, que responde pura y exclusivamente a los intereses de los legisladores que quieren sacarse de encima un tema candente que los viene presionando desde hace 10 años con proyectos de ley. En lo particular considero que es una iniciativa hecha a medida para el zapato de los que quieren seguir transitando los caminos de la contaminación”.

Sobre si existen o no beneficios de la modificación votada en diputados, Viola indicó: “Está a la vista que esto no resuelve nada, no genera medidas efectivas frente a los cócteles agrotóxicos a los que estamos expuestos de forma directa. Existen 800 estudios epidemiológicos realizados solo sobre el glifosato llevados adelante por Eduardo Rossi, los campamentos sanitarios de Damián Verzeñassi, en fin, las formas de morir en los territorios fumigados han cambiado, a tal punto que algunos casos de cáncer cuadriplican la media nacional. Existe evidencia fáctica y científica, junto a argumentos jurídicos suficientes como para generar las medidas de resguardo que nuestros <señores> diputados no se animan a avanzar sobre el lobby que los tiene silenciados”.

Ahora la pelota pasa a senadores, “ellos van a tener dos años más para seguir sosteniendo esta posición de dilación, debemos tener en cuenta que el artículo 41 de la Constitución Nacional dice que las autoridades proveerán de soluciones efectivas en cuestiones ambientales, y que existe una responsabilidad de promover este resguardo. Es inconcebible pensar que existiendo investigaciones como las del Ing. Tomasoni, que certificó que las moléculas de agrotóxicos pueden trasladarse 5.000 metros al segundo día a través de las derivas secundarias. Por eso hablar de 600 metros una vez de sancionada la ley, nos dice que serán solo 100 metros de diferencia con la anterior y que con el correr de los años esta podrá extenderse a 800 y 1.000, resulta algo irrisorio”, concluyó.

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Horacio Brignone es un vecino autoconvocado de María Juana, con una extensa militancia en la lucha contra el modelo productivo actual, no dudó en intercambiar conceptos con Conclusión. Esto parece un déjà vu, daría la impresión que en casi todos los fines de año la legislatura tiene que generar alguna puesta en escena para demostrar que le interesa. Esto arrancó en el fallo San Jorge, cuando el tema también estaba en la cúspide, en aquella época Andrés Carrasco emitiría algunos de sus informes generando un cimbronazo muy importante.

Brignone participaría de aquella movida en la cámara santafesina, “de no estar equivocado fue en el 2010 y el legislador que lo presentó fue Federico Reutemann. Tengo la certeza que a los diputados no les importa esta problemática que afecta directa o indirectamente a un país entero. Este proyecto fue aprobado sobre el final del año legislativo, cosa que entre a senadores en mayo del año entrante en las sesiones ordinarias para luego después de un tiempo darle de baja. Lamentablemente existe mucha gente ilusionada con esto, yo ya estoy curado de espanto, debemos aclarar que lo que existe es una media sanción, pero aún no tenemos ley, todo lo demás es jarabe de pico”.

“Es evidente que el texto del proyecto tampoco lo escribió Mascheroni, ya que en temas tan finos se debe estudiar mucho, yo participé en el proyecto que presentó Tessa y luego del Frade, por eso no tengo dudas que al proyecto del legislador de la UCR ha sido escrito por el Colegio de Ingenieros Agrónomos o por alguna Cámara Empresaria. Extraña mucho lo repentino de su presentación, y la poca militancia y difusión que tuvo por ejemplo el proyecto de Carlos del Frade, entiendo que poco les importa las violaciones a los derechos ambientales, ya que hay vinculación afectiva con sectores del agro”, enfatizó el vecino.

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<Una puesta en escena de una obra ensayada con mucho tiempo de antelación>, de esta manera definiría Horacio Brignone a la media sanción que se le dio en diputados a la modificación de la ley 11.273 de fitosanitarios. “No tengo duda alguna de que esto ya estaba acordado, si bien cada uno armó su propio su acting, quizás por sugerencia de sus patrocinadores, o en todo caso para conservar la simpatía de los vecinos que todavía siguen confiando en su gestión. La legislatura se ha convertido en una verdadera emboscada para nosotros los vecinos, conspiran de manera constante, no podemos esperar nada de ahí, porque allí solo tenemos enemigos”.

Garantizar la agonía de quienes padecen en primera persona las fumigaciones con agrotóxicos, parece ser la única certeza que arroja la demorada modificación de la ley 11.273. Mientras se sigan discutiendo metros en lugar de la imperiosa necesidad de transicionar rápidamente hacia la agroecología, los días de los pueblos fumigados seguirán siendo tan oscuros como espinosos.