El candidato presidencial del Frente de Todos, Alberto Fernández, volvió a cuestionar hoy el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur, al señalar que «abrirse al mundo no significa ser idiotas» y pidió rever las negociaciones entre ambos bloques para «tratar de unir a dos partes que no son iguales y que los dos ganen».

«Estamos entrando a un mercado como el europeo con una enorme debilidad producto de la crisis económica que estamos atravesando», advirtió el dirigente opositor.

Al participar del ciclo «Diálogos Políticos» en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba, Fernández aclaró que no quiere «volver atrás con el acuerdo», pero resaltó que deberían retomarse las conversaciones «teniendo en cuenta lo que le está pasando» a la Argentina.

En este sentido, resaltó que «hay que ver bien» el tratado de libre comercio para asegurarse de que el país pueda «sacar alguna ventaja» de ese intercambio porque un esquema «en el que unos pierden y otros ganan no es una sociedad, es una estafa».

«Yo digo que la globalización y la apertura de los mercados es irreversible, lo que no es irreversible es la inteligencia. Abrirse al mundo no significa ser idiotas», explicó.

Además, el candidato presidencial recordó que las negociaciones para llegar a este acuerdo comenzaron en el 2003, cuando él era jefe de Gabinete de Néstor Kirchner.

«Ahora salen todos a decirme que yo soy un retrógrado y que quería cerrar la economía», criticó.

Al comenzar su disertación, que fue titulada «Líneas directrices para el desarrollo armónico de la Argentina», Fernández reiteró que «éste es un país enormemente desigual».

Entre otras cosas, el candidato presidencial sostuvo que «es muy difícil pensar que se pueda desarrollar» si «se sigue con esta estructura económica» que «concentra todo en el puerto de Buenos Aires».

«Si seguimos haciendo esto, vamos a seguir promoviendo la pobreza porque las luces de las ciudades van a seguir encandilando a las personas que creen que en sus lugares de origen no tienen futuro», agregó.

En esta línea, Fernández aclaró que estas zonas del interior «no se desarrollan con las dádivas de un presidente, sino con estructuras de producción».