Por Aldo Battisacco -Enviado especial a Buenos Aires – Según podemos leer en la web, el sitio Economipedia define que una renta vitalicia «es una renta que una persona recibe hasta el momento de su fallecimiento. Normalmente de forma periódica y generalmente mensual. Esto se hace tras el pago o depósito inicial o periódico previo de una determinada cantidad de dinero».

Los cantos de sirena con el advenimiento del macrismo volvieron a escucharse, algunos comunicadores preanunciaban el regreso de la jubilación privada. Hay que recordar que a partir de la instauración- por ley del Congreso- de las Administradoras Fondos de Jubilaciones y Pensión (AFJP), la forma que tenían los argentinos de jubilarse cambió. Era de suponer que el abuelito feliz que trepaba los mástiles de un portentoso velero de la empresa Máxima AFJP, sería la realidad con la que se encontrarán los beneficiarios del nuevo sistema previsional. Todo lo contrario.

Transcurrido largo tiempo desde 1993, fecha en que se aprobó la norma, el relato con el que nos encontramos en 2019, difiere en mucho con el sueño de una vejez digna de ser deseada por quien se entera que está pasando, tras las promesas de bienestar y alegría.

Aunque el tema estuvo teñido de fuertes sospechas de que hubo sobornos, y de escándalos en los que se veía a diputados gritar en el recinto, la iniciativa se aprobó.

En 2008 el sistema fue estatizado, pero no todos pudieron ser transferidos. En su mayoría viudas y jubilados por discapacidad que no han cambiado su condición hasta el día de la fecha. Cerca de 300 mil ciudadanos argentinos quedaron atrapados con las aseguradoras de retiro porque no fueron considerados jubilados. Cuarenta mil de ellos cobran menos de 1000 pesos.

Cuando se consulta a profesionales del derecho por qué paso esto, coinciden en que hubo mucho lobby de la compañías que se constituyeron como tales para obtener ganancias. Así las cosas, proliferaron los juicios y no todos obtuvieron sentencia inmediata.

Cristina Zaluchi contó a Conclusión que ella es una de las damnificadas, ya que el monto de dinero en concepto de renta que percibe es de 757 pesos. ¿Increíble, no? Sin embargo, es así. Rigurosamente y canallezcamente así. Ni llega a la pensión mínima, tampoco semeja la exigua y vergonzosa cifra de la AUH.

Viuda desde 2004, quedó sola con dos hijos pequeños. Además, luego de la tragedia, tuvo que padecer sentirse a merced del acoso instrumentado por las compañías para convertirse en tenedores y administradores de fondos que serían invertidos en distintos papeles y monedas que les permitiría incrementar el fondo de cada beneficiario producto de las ganancias que obtendrían con ese tipo de operaciones.

Cristina explicó que en septiembre de 2019 tendría que tener un ingreso de 4.500 pesos en virtud del contrato que firmó con la aseguradora, pero está muy lejos está de percibir ese monto.

La mujer explica por qué andariveles tuvo que navegar tanto reclamo y dolor.