Está claro que de momento la cuarentena es la única manera de frenar la propagación del Covid-19, sin embargo también es innegable que la cuarentena no puede durar para siempre.

Las consecuencias de una cuarentena que se prolongue indefinidamente en el tiempo todavía no las podemos ni imaginar, pero es seguro que las habrá, y que tendrá un alto costo económico, humano y social.

En Estados Unidos, el presidente Donald Trump ha dicho que no quiere que el confinamiento se prolongue más allá de las Pascuas. ¿Qué otras alternativas existen? ¿Cómo será la vida post-cuarentena? ¿Volverá todo a la normalidad de un día para el otro? Es probable que no.

Algunos analistas han dicho que muy probablemente debamos guardar ciertas medidas de distanciamiento social durante meses.

Desde USA, el intelectual Thomas Friedman, del diario The New York Times, rescata la idea de cuarentenas verticales propuesta por el doctor David Katz, director fundador del Centro de Investigación Preventiva Yale-Griffin de la Universidad de Yale, financiado por el CDC, y experto en salud pública y medicina preventiva.

«Katz escribió un artículo de opinión en el NYT el viernes pasado que me llamó la atención. Afirmó que hay 3 objetivos en este momento: salvar tantas vidas como podamos, asegurarnos de que nuestro sistema médico no colapse, pero también asegurarnos de que en el proceso de alcanzar los dos primeros objetivos no destruyamos nuestra economía, y como resultado de ello, aún más vidas.

Por todas estas razones, argumentó, necesitamos pasar de la estrategia de ‘interdicción horizontal’ que estamos desplegando ahora –restringiendo el movimiento y el comercio de toda la población, sin considerar los diferentes riesgos de infección grave– a una estrategia más ‘quirúrgica’ o de ‘interdicción vertical’.»

El concepto de cuarentena vertical consiste en proteger y aislar a los grupos de riesgo que más podrían sufrir si se contagiaran de Covid-19: ancianos, personas con enfermedades cronológicas y los inmunológicamente comprometidos. El resto de la sociedad volvería a la «vida normal» pero con ciertos recaudos: debería seguir insistiéndose en el lavado de manos, toser en el codo, y quedarse en casa si se sienten enfermos.

Katz cree incluso que dictar la cuarentena horizontal puede haber significado mayor riesgo para los grupos vulnerables: «A medida que despedimos trabajadores, y las universidades cierran sus dormitorios y envían a todos sus estudiantes a casa», señaló Katz, «los jóvenes con un estado infeccioso aún incierto están siendo enviados a sus casa para acurrucarse con sus familias en todo el país. Y debido a la falta de pruebas generalizadas, pueden ser portadores del virus y transmitirlo a sus padres de 50 años, y a sus abuelos de 70 u 80 años».

Pero dada la situación de que ya estamos en cuarentena horizontal, el médico aconseja que esta dure 2 semanas (el período de incubación del patógeno) o a lo sumo 3. Tras ese período de tiempo, a los que no hayan presentado síntomas, se les debería permitir ir al trabajo o la escuela.

«El riesgo no será cero, pero el riesgo de algún mal resultado para cualquiera de nosotros en un día cualquiera nunca es cero», dijo.

Friedman explicó que cita a Katz porque está «seguro de que necesitamos ampliar el debate -estoy seguro de que necesitamos menos mentalidad de rebaño y más inmunidad de rebaño- a medida que tomamos nuestra infernal decisión: O dejamos que muchos de nosotros contraigan el coronavirus, se recuperen y vuelvan al trabajo -mientras hacemos todo lo posible para proteger a los más vulnerables de ser asesinados por él.»

Fuente: Urgente24.com