Varios dirigentes latinoamericanos consideraron que la ex presidenta argentina Cristina Kirchner es víctima de una «persecución política» y pidieron una «democracia sin proscripciones» en la región.

Fue a través de un comunicado que firmaron, entre otros, los ex mandatarios de Brasil Dilma Rousseff y Lula Da Silva; de Uruguay José Mujica; de Ecuador Rafael Correa, y de Paraguay Fernando Lugo.

Entre otras cosas, los ex jefes de Estado advirtieron sobre «los peligros que acechan cuando se avasalla el estado de derecho, pasando por encima del debido proceso y de las garantías en juicio».

«Sabemos que los peores momentos que nos tocaron vivir como sociedad fueron cuando atravesamos etapas de persecuciones, proscripciones, prohibiciones y revanchismo», señalaron.

Los ex líderes internacionales opinaron que «ese riesgo tiene hoy dimensión regional, en la persecución y proscripción de ex Presidentes y ex Presidentas, dirigentes sociales, sindicales y políticos que se oponen a las políticas de ajuste que recaen sobre nuestros pueblos».

En este sentido, consideraron que la Argentina «no está exenta de esa práctica» y que «la persecución política que vive Cristina Fernández de Kirchner desnuda una estrategia global de ataques al campo popular y progresista que pretende construir mejores realidades para todos».

Los firmantes resaltaron que provienen «de distintas tradiciones y culturas políticas», pero que tienen «en común no sólo compartir valores y principios democráticos sino también guardar una misma memoria histórica».

Como cierre, los dirigente aseguraron que no van a permitir que «esa forma de violencia institucional vuelva a poner en riesgo el futuro de la paz y la democracia en la Argentina».

También adhirieron al documento Iñigo Errejón y Pablo Iglesias, referentes del partido español Podemos, el filósofo italiano Gianni Vattimo y el escritor estadounidense Noam Chomsky.

La carta cuenta también con el apoyo de referentes locales de los derechos humanos como Hebe de Bonafini, líder de Madres de Plaza de Mayo, y el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.