Por Matías Longoni*

Voy a tratar de explicar lo que entiendo que pasa con Vicentin. La que le presentó el viernes por la tarde al presidente Alberto Fernández el gobernador Omar Perotti es la fórmula de un sector del oficialismo (nacional y provincial) para desactivar el anuncio de la expropiación, que cayó muy mal en todos lados.

Según Perotti, el Presidente aceptó la propuesta, y en consecuencia no enviará el proyecto de ley de expropiación que anunció hace diez días. Esto implica que el concurso de acreedores de Vicentín seguirá tramitándose en el marco de la justicia de Reconquista.

Claro que Alberto no saldrá a gritar a los cuatro vientos: “¡Desistí de la expropiación de Vicentín!”. No lo hará. Por eso envíó a Perotti a actuar de vocero en las dos ocasiones en que dio pasos para atrás: el jueves pasado (cuando habilitó la “alternativa superadora”) y ahora.

La jugada de que Santa Fe se sume al pedido de intervención de Vicentín a través de su Inspección de Justicia se viene masticando desde el martes y contaría con aval de Matías Kulfas y del interventor Gabriel Delgado. Ninguno de los dos estaba muy de acuerdo con la expropiación.

Lo que siempre quiso la Intervención nacional es que el juez del concurso le cediera la administración de la concursada, para poder comenzar desde ahí a ordenar las cosas hacia un proyecto de empresa mixta, desistiendo de la expropiación. Todo en el marco del concurso.

Como esto no sucedió y el viernes por la mañana el juez Fabián Lorenzini ratificó que la conducción de Vicentín debía seguir en manos de sus directores, con los interventores como simples “veedores”, se decidió jugar la carta Santa Fe, que es que la provincia se suma al pedido de intervención.Los opositores al avance del Estado argumentan que es más de lo mismo, porque no puede el Ejecutivo, sea nacional o provincial, entrometerse en un concurso de acreedores que está en manos de la justicia. Pero los impulsores de esa opción creen que Lorenzini les cederá el control.

¿Y qué imaginan? Que el concurso siga al mando del juez, sin interferencias de un poder sobre otro. Pero que el control de la compañía sea tomado por Nación y Provincia. “Solo de este modo es posible evitar la caída de Vicentín”, dice mi fuente en esas negociaciones.

El argumento fuerte para convencer a Lorenzini, que dejó abierta la puerta a revisar en 60 días su decisión del viernes, es que la enorme mayoría de los acreedores apoyan este plan oficial de rescate, pues confían que solo con la participación de los Estados podrán recuperar su dinero.

Perotti y los interventores ya han mantenido reuniones por este tema con las cooperativas agrícolas, con los bancos extranjeros acreedores (el más importante es el Banco Mundial) y con otros acreedores de los 1.400 millones de dólares que dejó Vicentín sin pagar en diciembre.

Si Alberto quita del medio la amenaza de la expropiación, y el juez les da su aval, creen los impulsores de este rescate moderado que podrán ir cancelando esos pasivos en los plazos previstos en el concurso, debido a que podrán poner en marcha la reactivación de la aceitera.

Pregunta obvia: ¿Y cómo reactivarían la empresa sin la confianza de los productores? Respuesta: piensan en la posibilidad de cancelar primero las deudas con los productores más chicos. Además las cooperativas se sumarán con la promesa de integrar a futuro la famosa empresa mixta.

¿Saldrá? ¿No saldrá? ¿Es legal? Por lo pronto, es la alternativa a la expropiación que desató una tormenta política que amenazaba empeorar si el presidente finalmente enviaba su proyecto de expropiación hacia el Congreso.

Fuente: Bichos de Campo.