Por Aldo Battisacco – Enviado especial a Buenos Aires 

El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, calificó este martes de «vergonzosa» la negativa del mandatario Donald Trump a admitir su derrota en las elecciones en Estados Unidos, y agregó que esa actitud se reflejará mal en su legado.

Consultado sobre qué le diría a Trump si estuviera viendo la conferencia de prensa, que dio en Wilmington, Delaware, respondió, mirando a la cámara y con una sonrisa: «Señor presidente, espero con ansias hablar con usted».

Más allá de las acusaciones recíprocas, no son pocos los que dudan de esta «zarzuela imperial», en la que se evidencia que detrás de cada uno de ellos se esconden poderosos intereses que establecieron una puja en el tablero global, pero que en esta oportunidad la más feroz disputa se da en el seno del territorio, la política y las finanzas de la primera potencia del mundo. 

En diálogo con Conclusión, el sociólogo y docente de la Universidad de La Plata, Walter Formento, señaló que «las elecciones en Estados Unidos reflejan una profunda crisis y que se se produjo un golpe electoral sistémico que refleja el choque de fracciones oligárquico financiera». 

Sin memoria y con pocas ganas de informarse, cualquier mortal «pisa el palito», no hay que ir muy lejos en el tiempo para que un titular del NY Times, refresquen los olvidos: “El inesperado legado de Obama: ocho años de guerra continua”. Por otro lado, bien cerca de la critica fácil, hay que apuntar que desde que en 1989 cayó el muro de Berlín, se sucedieron cinco presidentes, y el único que no participo en ningún conflicto fue D. Trump, todos los demás participaron de «lo que encontraban a su paso». 

Fueron los demócratas los que exacerbaron puntillosamente la «guerra preventiva» de los republicanos, y justificaron al igual que sus primos «los daños colaterales», de una iniciativa que expresa fidedignamente los intereses de la seguridad nacional de los Estados Unidos.

Estados Unidos atraviesa un tercer momento de la crisis sistémica y estructural, que conlleva en su núcleo la fractura y el enfrentamiento entre las tres grandes  fracciones financieras oligárquicas

Para Formento, «Estados Unidos atraviesa un tercer momento de la crisis sistémica y estructural, que conlleva en su núcleo la fractura y el enfrentamiento entre las grandes tres fracciones financieras oligárquicas. Esta confrontación tiñó las elecciones de 2020». 

El sociólogo desmenuzó el proceso electoral desde el primer momento, y el impacto que causó en los estados de EE.UU., y advirtió que la maniobra, consistió en lo que sucedió, que Biden «se declaró ganador, y las grandes plataformas comunicacionales hicieron un acto de unción de Biden como presidente. Esto no es posible porque este reconocimiento se debería haber ajustado al calendario institucional, que establece que esto se da entre el 14 y el 20 de diciembre». 

El futuro, según el analista, esta lejos de ser «calmo», los actores que se encuentran detrás de Biden, es decir, los grandes transnacionales globales, juegan a un proceso electoral impuesto de hecho y no de derecho». 

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