«No tiene lógica importar gas para que anden los autos». Esto expresó el ministro de Energía y Minería, Juan José Aranguren. Así, se desprende que el Gobierno pretende aumentar el precio del GNC hasta el nivel de las naftas. Sin embargo, hoy desde la Cámara de Expendores de GNC salieron a asegurar que el valor de este combustible, muy utilizado por los taxistas, no tendrá incrementos hasta octubre, porque se encuentra dentro del cronograma de una escala semestral de aumentos «igual que todos los rubros» de servicios públicos, según el vicepresidente de la Cámara, Pedro González.

«Es cierto que estamos en una escala de aumentos del gas igual que todos los rubros, que se actualizan semestralmente», indicó González en diálogo con Télam.

Precisó que el 1° de abril fue el último incremento que llevó el millón de BTU a u$s 4,44 y que el próximo aumento será en octubre hasta los u$s 5,80 de acuerdo a «la escala que no ha fijado el Gobierno», aseveró el dirigente empresarial.

Al consumidor final el precio del GNC se ubica actualmente entre $ 8 y $ 10 en Ciudad de Buenos Aires, con algunos casos de $ 12 en el interior del país.

Este tipo de combustible se expende en 1.900 estaciones de servicio, que ocupan a 20.000 personas, y a números de hoy cuentan con 1,8 millones de usuarios finales y tuvo una caída de consumo del 10% en los últimos 12 meses.

Consultado sobre la eventualidad de equiparar los precios del GNC con los de las naftas líquidas, González consideró que «no existe esa decisión política» y que «es una expresión del ministro dónde dice que el equivalente por poder calórico deberían costar lo mismo que la nafta super».

En ese sentido señaló que el propio Aranguren volvió a habilitar al sector para la compra de gas en boca de pozo «lo que va a traernos un alivio en la cuestión impositiva».

A su vez el empresario señaló que el consumo de GNC, «que tuvo un descenso del 10% en los últimos 12 meses», representa el 6% del total del volumen de gas que se consume en el país, cuando Argentina «importa porque tenemos un déficit de gas del orden del 30% en invierno».

Con estos números, González considera que «por más que no existiera el GNC igual tendríamos que importar gas y, si así fuera, la importación sería sólo para los tres meses de invierno, porque en el resto del año, cuando el usuario domiciliario baja su consumo, nos alcanza con el gas que tenemos».