Las acciones del banco Credit Suisse se desplomaron durante este miércoles más de 30% y tocaron un mínimo histórico, arrastrando al resto de los papeles financieros, tras la decisión de su principal inversor de no ampliar su participación accionaria y en medio de un clima de desconfianza generalizada en el sistema bancario internacional.

En este marco, el Credit Suisse solicitó al Banco Central suizo y a la Autoridad Suiza Supervisora del Mercado Financiero (Finma) que brindaran una declaración pública sobre la salud financiera de la entidad, con el objetivo de devolverle confianza al mercado, en un contexto en el Banco Central Europeo (BCE) y el Tesoro estadunidense se encuentran monitoreando la situación.

Credit Suisse pidió una “declaración tranquilizadora” respecto de sus finanzas al Banco Nacional de Suiza y a Finma, según indicaron tres fuentes cercanas al caso.

Sin embargo, hasta el momento ninguna de las dos instituciones arribó a una decisión sobre si intervenir públicamente o no.

El desplome de las acciones de Credit Suisse provocó temor en el mercado y arrastró a la baja a otros bancos europeos en la bolsa como en el caso del Société Générale (-12,5%), BNP Paribas (-11%), Commerzbank (-10%), UBS (-8,5%) y Deutsche Bank (-8,5%).

Miércoles negro

Este miércoles las acciones del banco llegaron a caer más del 30% -para luego frenar la baja al 13%- y tocaron un mínimo histórico, arrastrando al resto de los papeles financieros.

El presidente del Banco Nacional Saudita y principal accionista de Credit Suisse, Amar Al Judairy, descartó invertir más dinero en el banco, lo que desató una crisis en la economía mundial.

El mes pasado, Credit Suisse informó una pérdida neta de US$ 7.917 millones en 2022, el peor resultado registrado por la entidad desde la crisis financiera de 2008.

En otro reporte, publicado el pasado martes, reconoció que se identificaron “debilidades materiales” en los controles internos de sus estados financieros y una fuerte salida de depósitos desde fines del año pasado que ascendió a más de US$ 100.000 millones.

El CEO del banco, Ulrich Koerner, trató de traer calma afirmando que la base de liquidez de sigue siendo sólida y muy por encima de todos los requisitos reglamentarios.

El Credit Suisse, fundado en 1856, es el segundo banco más grande de Suiza y uno de los principales de Europa.

En 2021, las autoridades reguladoras suizas acusaron al banco de realizar declaraciones “parcialmente falsas y excesivamente optimistas” respecto a su exposición a la quebrada Greensil Capital, donde invirtió US$ 10.000 millones de sus clientes.

En 2022, la investigación periodística “Suisse Secrets” accedió a una filtración en la que se descubrió que el banco albergó por décadas depósitos de clientes vinculados con tráfico de drogas, lavado de dinero, corrupción, tortura y otros crímenes, valiéndose de las leyes de secreto bancario que rigen en Suiza y la falta de controles del banco.

Todos estos escándalos llevaron a la entidad sufriera una fuerte hemorragia en sus depósitos que comenzó en el cuarto trimestre del último año por más de US$ 100.000 millones y que “se estabilizó, pero aún no se revirtió” desde entonces, según el reporte anual.