Economistas estiman que existe un desafío económico de disminuir la presión fiscal sobre productores exportadores, como son las retenciones, sin desfinanciar al Estado.

Así lo expresaron las autoras del informe, María Cecilia Avramovich, Carolina Caballero del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF).

«El sector externo transita uno de los peores momentos de la década. Según los últimos datos publicados por el Indec, el valor exportado acumulado a septiembre de 2015, de US$ 47.263, fue el más bajo registrado en los últimos siete años, sin considerar el año de crisis internacional 2009», explicaron.

Aclararon que «la disminución de exportaciones respecto a septiembre de 2014 fue del 16%, caída equivalente a la segunda más grande de la última década, sólo superada por la reducción de exportaciones del 20% observada durante la crisis internacional de 2009».

Señalaron que «los precios internacionales, que entre 2006 y 2011 crecieron a una tasa promedio anual del 7,3%, observaron un período de estancamiento entre 2011 y 2013 que culminó, finalmente, en una fuerte contracción del 13,4% entre 2014 y 2015».

«Esta reversión en la tendencia tuvo un importante impactosobre la rentabilidad de los exportadores, que ya venía siendo castigada internamente por costos crecientes de logística y personal, y una presión fiscal cada vez más elevada», expresaron.

Las especialistas consideraron que «frente a un sector exportador estancado, las retenciones constituyen un importante obstáculo al dinamismo exportador».

Estos gravámenes nacieron en el año 2002 como instrumento de emergencia y con el pasar de sus ya 13 años de vida se incrementaron en varias oportunidades y hoy la soja tributa el 35 por ciento; el trigo, 23%; el girasol, 32 % y el maíz, 20 %.

Las retenciones, opinaron «actúan como un factor más sobre la ya elevada presión fiscal que afrontan productores exportadores, ya actualmente las alícuotas superan el 30% en el caso de algunos bienes».

«Se plantea entonces un escenario en el cual la apremiante situación de los productores exportadores podría ser aliviada, al menos en alguna forma, con una baja en la carga de las retenciones», analizaron.

Evaluaron que «frente a esta posibilidad, un interrogante importante refiere al impacto que tal medida conllevaría sobre los recursos del Estado y, en definitiva, en el financiamiento del Estado».

«Los derechos de exportación (DE) constituyen la tercera fuente de ingresos tributarios del país, después del impuesto al valor agregado (IVA) y del impuesto a las ganancias. Específicamente, en la recaudación acumulada de 2015, el IVA aportó el 37% de los ingresos tributarios nacionales, el impuesto a las ganancias el 33% y los derechos de exportación (DE) el 7%», indicaron.

Pese que a que el IVA y el impuesto a las ganancias aportaron al fisco más de tres veces lo que aportaron los DE, no debe subestimarse la dependencia que tiene el Fisco de estos recursos, y «es que este impuesto constituye una fuente de ingresos capaz de  financiar por sí misma importantes partidas del gasto primario del Gobierno Nacional».

«Podría decirse que el riesgo de desfinanciamiento del Estado por la eliminación de este impuesto no es tan grande en relación alos años previos», coincidieron al señalar que el tiempo de tomar tal medida «es crucial».