Tras la aceptación del ajuste por Grecia, el Eurogrupo aprobó hoy un crédito puente de 7.000 millones de euros, a cargo del Mecanismo Europeo de Estabilización Financiera (MEEF), para que sus acreedores puedan cobrar sus obligaciones más urgentes, a pesar de que Alemania sigue viendo como opción la salida de Atenas del euro.

Como reaseguro adicional para los acreedores, el fondo, que estará a cargo del MEEF, quedará garantizado por los beneficios de los bonos helenos en manos del BCE.

Para lograr este resultado, el Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea (CE) y el FMI (que sin embargo se retiró en la fase final) restringieron el flujo financiero a Grecia mientras se producía en ese país una fuga de capitales, se establecía un corralito y crecía la amenaza de ser expulsado de la eurozona («Grexit»).

Esa presión doblegó incluso la voluntad expresa de la población griega, que en un referéndum votó de manera aplastante contra la aplicación de nuevas medidas de ajuste. La respuesta de las instituciones europeas fue redoblar su apuesta ortodoxa en las negociaciones.

Aún hoy, después de que Grecia aceptara de las medidas exigidas por la Unión Europea, el ministro alemán de finanzas, Wolfgang Schäuble, volvió a plantear la salida de Grecia del euro como una opción válida.

En declaraciones a la radio pública Deutschlandfunk, Schauble explicó que muchos economistas dudan de que los problemas puedan ser resueltos sin una verdadera quita de deuda, algo que considera «incompatible con la pertenencia a la unión monetaria», dejando así abierta la puerta de una salida de Grecia del euro, informó la agencia de noticias DPA.

En una reciente declaración, su renunciado par heleno, Iannis Varufakis, aseguró que Schauble le había expresado abiertamente que su intención era expulsar a Grecia de la Eurozona.

Ahora, los ministros de Economía y Finanzas de la zona del euro también dieron su «aval político» para empezar las negociaciones del tercer programa de ajuste de Grecia, aunque la decisión está pendiente de la aprobación de los gobernadores del fondo de rescate de la eurozona y de varios parlamentos, confirmaron las fuentes.

Anoche, al cabo de una jornada dramática, el gobierno griego de Alexis Tsipras logró aprobar en el Parlamento el polémico ajuste exigido por los acreedores y socios de la eurozona para impedir el «Grexit», gracias al voto de la oposición de centro y derecha y en una sesión marcada por represión policial en las calles y una fuerte división dentro del oficialismo.

A primera hora de hoy, el Eurogrupo, en Bruselas, se declaró satisfecho con la votación de anoche, que terminó a las 2 de la madrugada del jueves (20 de ayer en Buenos Aires), aunque la hora límite era la medianoche de ayer.

La vocera del Eurogrupo declaró, en conferencia de prensa, que «las autoridades implementaron legalmente la primera de las cuatro medidas acordadas en la Eurocumbre de un modo satisfactorio, en general, y a tiempo».

Durante la jornada de anoche el ánimo fue diferente. El propio Alexis Tsipras, firmante del acuerdo con los acreedores, aseguró al presentarse ante el Parlamento que «teníamos tres opciones: un acuerdo que no me gusta, la quiebra o la salida del euro» y pidió a los legisladores que «elijan la opción de la responsabilidad».

Treinta y dos de los 149 diputados de Syriza, la coalición gobernante, votaron en contra del acuerdo y otros seis se abstuvieron, mientras que el socio minoritario del gobierno, los derechistas Griegos Independientes, y los partidos de oposición Nueva Democracia, Potami y el socialdemócrata Pasok apoyaron el duro ajuste.

En total, el acuerdo recibió 228 votos a favor, 64 en contra y seis abstenciones.