Por Randall Palmer y Nick Tattersall

Las autoridades de Finanzas de las 20 economías más grandes del mundo acordaron el sábado impulsar reformas para estimular el débil crecimiento global, y añadieron que la dependencia de las tasas de interés ultra bajas no sería suficiente para acelerar la expansión.

Sin embargo, los representantes del G-20 también se mostraron confiados en que el crecimiento repuntará, y que como resultado, las tasas de interés en «algunas economías avanzadas» -en referencia clara a Estados Unidos- tendrán que subir.

«Las políticas monetarias seguirán respaldando la actividad económica en consonancia con los mandatos de los bancos centrales, pero la política monetaria sola no puede llevar a un crecimiento equilibrado», señaló el comunicado de los ministros de Finanzas y jefes de bancos centrales del G-20 que se reunieron en Ankara.

«Notamos que, en línea con la mejora del panorama económico, el ajuste en la política monetaria es más probable en algunas economías avanzadas», agrega el texto definitivo.

El contenido del texto desafió la presión de los mercados emergentes para que el G-20 describiera una prevista alza de las tasas de interés de Estados Unidos como un riesgo para el crecimiento global.

«Hemos escuchado diferentes opiniones sobre la decisión de la Fed. Algunos creen que la Fed tiene que tomar esa decisión más pronto que tarde, mientras otros creen que tiene que aplazarla», dijo el viceministro de Finanzas turco, Cevdet Yilmaz, en una rueda de prensa.

 

Inquietud de economía emergentes

A fin de limitar la volatilidad de los flujos de capital que están saliendo de los mercados emergentes para reforzar inversiones en dólares -la razón de la preocupación por el alza de tasas de la Reserva Federal- los representantes del G-20 dijeron que evitarían cualquier sorpresa o decisiones radicales.

«Calibraremos cuidadosamente y comunicaremos con claridad nuestras acciones, especialmente en el contexto de decisiones importantes sobre divisas o política monetaria, a fin de minimizar los efectos negativos, mitigar la incertidumbre y promover la transparencia», indicó el comunicado.

La preocupación sobre la turbulencia que podría causar un alza de la tasa de los fondos federales de la Fed se vio exacerbada por la inquietud de los inversores en torno a una desaceleración brusca de China, la segunda mayor economía del mundo.

Las autoridades del G-20 dijeron que discutieron la devaluación del yuan implementada por China en agosto, una decisión que algunos expertos podrían ver como una alineación de los mercados en lugar de una medida para apuntalar las exportaciones del gigante asiático.

«Muchos apoyaron las medidas tomadas por China (…) los ministros fueron muy tolerantes», dijo el viceministro de Finanzas ruso, Sergei Storchak, en ruedas de prensa.

La devaluación de China, además del desplome de sus mercados bursátiles ante el temor por su posible «aterrizaje forzoso» en cuanto a la expansión del PIB, son parte de la complicada senda hacia una economía más liberal, dijeron algunas autoridades.

«Es una transformación increíblemente difícil y no sorprende que haya dificultades, no es un proceso perfectamente estable, y creo que tuvimos muchas explicaciones, oportunidades para hacer preguntas y hubo diálogo, y uno muy abierto», dijo Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, tras el encuentro.

Sin embargo, algunos dignatarios estaban menos impresionados.

«Sus explicaciones no fueron tan buenas. Ellos deberían haber sido más claros», dijo el ministro de Finanzas japonés, Taro Aso.

(Reportes adicionales de Dasha Afanasieva, Gernot Heller, David Dolan, Asli Kandemir, Orhan Coskun. Escrito por Jan Strupczewski. Editado en español por Marion Giraldo y Ana Laura Mitidieri)