Por Sofía Selasco*

Federación Agraria Argentina (FAA) agarró la calculadora y empezó a sacar cuentas sobre la transformación que sufren los precios de los alimentos desde que el productor los entrega hasta que llegan a la góndola. Como consecuencia elaboró un breve informe en el que detallaron “lo poco” que se percibe por la producción.

“Los productores agropecuarios no somos formadores de precios. De hecho, somos juntos a los consumidores los dos eslabones más afectados por el impacto de la inflación que nos golpea, sin que quienes nos gobiernan logren atenuarlo”, indicó la entidad.

El estudio se basó en el análisis de precios de artículos de las economías regionales que forman la canasta básica de alimentos: leche, huevos, manzanas rojas, peras Williams, arroz, papa negra, azúcar y cebollas. Además se tuvo en cuenta la cantidad que se puede obtener de cada producto con un billete de 1000 pesos –por ser el de más alta denominación- tanto por parte del productor como del consumidor.

Para el caso de la leche, el productor vende un litro a $30 y el consumidor paga por ella $81.75, una diferencia de casi $58. Con $1000 en un supermercado pueden obtenerse solo 12 litros, mientras que si se comprara al precio que recibe el productor se podrían adquirir 33 litros.

Esta disparidad se reproduce en los demás alimentos: la docena de huevos se vende a $80 y en el supermercado se consigue por $159. El kilogramo de manzana roja se entrega a $25 y en góndola llega a los $200.  Le sigue la pera con un valor de $20 de la mano del productor, y llega a $159 en los comercios.

De forma increíble, quien menos recibe por su producto es el productor de papa, que la vende a $5 y que el consumidor paga por kilo casi $90. Con $1000 se consiguen solo 11 kilos y a precio del productor ese número llegaría a los 200.

El arroz también se dispara en la cadena, saliendo a $25 por kilo y arribando a los comercios a $157. Por su parte el azúcar se vende a $44 y el consumidor paga por ella $70 el kilo. La papa finalmente sale del campo a $20 y llega a las verdulerías a $69.

“Demostramos una vez más lo poco que percibimos por nuestras producciones. Las cifras son contundentes y demuestran que no sólo no somos formadores de precio sino que somos lo más castigados, en un contexto donde producimos especialmente para el mercado interno.

*Fuente: Bichos de Campo