La Unión Industrial Argentina (UIA) participó este martes del debate de las iniciativas que buscan reducir la jornada laboral en el país y dejó asentado su rechazo con argumentos que incluso escalaron hasta insinuar que los trabajadores no necesitan más tiempo libre que el que disponen actualmente. El posicionamiento también llegó a sugerir que debería analizarse la opción contraria a la limitación de la jornada, ya que el trabajo «muchas veces da lugar a la amistad y a las relaciones humanas».

«¿Para qué trabajar menos?», preguntó el vicepresidente del departamento de Política Social de la Unión Industrial Argentina, Julio Cordero, al representar a la entidad en la Comisión de Legislación del Trabajo de la Cámara de Diputados de la Nación, donde se discuten actualmente las iniciativas tendientes a reducir la jornada laboral.

«Probablemente haya que ponerle muchísima más dignidad y generar un mejor clima en los lugares de trabajo. Esto no necesariamente se logra limitando la jornada, por ahí es al revés, porque hay que ver cómo es la limitación. ¿Yo limito la jornada y entonces usted tiene que trabajar menos? ¿Para qué? ¿Está mal trabajar? ¿Estamos en contra del trabajo? ¿Quieren trabajar menos para ir afuera a hacer qué?», expresó el representante de la UIA, ante los legisladores.

Cordero planteó que los trabajadores deben llegar a un punto en el que deben conformarse con lo obtenido y -en este caso- mermar en el reclamo de turnos laborales de menor duración, ya que -dijo- si no desisten en algún momento, se genera un escenario de conflicto permanente.

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«La pregunta es si realmente entendemos que (al tiempo destinado al trabajo) hay que limitarlo de nuevo, porque es como si dijeran: ‘Yo batallé por esto, lo conseguí, pero una vez que lo conseguí sigo peleando’. Así no terminan más las guerras. Fíjense (lo que pasaría) si volvemos a debatir los límites internacionales, cosa que está pasando en algún lugar de Europa», planteó en un supuesto paralelismo el vocero de la UIA.

Entre los argumentos de Cordero también hubo lugar para el clima laboral y el cuestionamiento de los niveles de producción que podrían alcanzarse tras la implementación de esta medida, obviando que los impulsores de la limitación de la jornada sostienen que las pruebas realizadas en otros países muestran nulas mermas en ese plano.

«Además, si reducimos la jornada sin ningún tipo de reducción salarial, ¿va a haber que mejorar la productividad en ese tiempo? ¿apuramos a la gente para que trabaje más rápido? ¿Y qué hacemos con el clima laboral? Fíjense que muchas veces el trabajo da lugar a la amistad. Las relaciones humanas se generan dentro del trabajo», apuntó.