“Los bancos no pueden ir a la cárcel pero algún ejecutivo debería haber ido”. 

Así lo afirmó Ben Bernanke, ex titular de la Reserva Federal de Estados Unidos, en una entrevista con el diario USA Today para difundir su libro, “The courage to act. A memoir of a crisis and its aftermath”, de más de 600 páginas.

Es la postura conocida de culpar a empleados infieles o irresponsable por la debacle financiera. Pero la crisis en el corazón de las finanzas globales no ha estallado por maniobras diseñadas por ejecutivos codiciosos, sino que el origen debe bucearse en su rasgo sistémico. O sea, la raíz de la crisis se encuentra en el propio funcionamiento de la actual fase del capitalismo global dominado por las finanzas”, enfatizó el ex titular de la banca central estadounidense.

Sobre este tema opina el economista y periodista argentino Reserva Federal de Estados Unidos, en una nota publicada en la sección Economía del diario Página 12, bajo el muy ilustrativo título de “Muy grandes”.

Señala Zaiat que “la gran banca internacional fue multada por organismos de control con miles de millones de dólares por diferentes delitos cometidos antes y en el transcurso de la actual crisis financiera, que aún sigue presente extendiéndose a la economía real con estancamiento de la actividad y caída del comercio mundial”, a la vez que remite a un análisis inserto en el mismo diario el domingo 4, donde se señala que la Organización Mundial del Comercio disminuyó su previsión de crecimiento del intercambio de bienes y servicios del 3,3 a 2,8 por ciento para este año.

Casos emblemáticos

La nota de opinión del economista argentino va acompañada por un cuadro (que también reproduce Conclusion), donde se muestran lo que Zaiat califica como los casos más emblemáticos de sanciones a bancos internacionales.

El más resonante por el monto involucrado –señala- tuvo como protagonistas a los bancos Wells Fargo, JPMorgan, Citigroup, Bank of America y Ally Financial, entidades que aceptaron de forma colectiva pagar la histórica suma de 25 mil millones de dólares para evitar juicios por haber realizado embargos inmobiliarios abusivos.

El fraude con los créditos hipotecarios denominados subprime lidera ese ranking de multas, con la gran banca de Estados Unidos desembolsando unos 130 mil millones de dólares para extinguir investigaciones oficiales. La estafa con esos préstamos no ha sido la única causa de sanciones.

Fueron multados también por blanqueo de capitales, manipulación de la tasa interbancaria de Londres, del mercado de divisas y productos derivados, y violación de sanciones económicas.

Explica luego que existen diferentes estudios sobre el monto global que hasta ahora han abonado, en el rubro sanciones, los grandes bancos internacionales. La firma CCP Research Foundation, con sede en Londres, calculó que las diez mayores entidades del mundo han pagado en los últimos seis años multas por 262.000 millones de dólares (más de la mitad del PIB argentino).

Otra estimación fue realizada por Boston Consulting Group en el documento “Global Risk 2014-2015: Building the Transparent Bank”, calculando 178.000 millones de dólares entre 2009 y septiembre de 2014.

Las multas no ponen fin al fraude

Mayores sanciones al sector financiero

Mayores sanciones al sector financiero

La posición políticamente correcta de Bernanke, sosteniendo que algún financista debiera haber ido a la cárcel, es la misma que libera a los bancos de su responsabilidad.

En realidad, las multas impuestas a bancos no permiten poner fin a sus comportamientos fraudulentos.

La postura oficial de brindar impunidad a banqueros y a bancos fue expresada por el entonces procurador general de Estados Unidos, Eric Holder, en una presentación realizada en junio de 2013 ante la Comité Judicial del Senado.

Holder resumió la doctrina oficial con el precepto “demasiado grande para enjuiciar o para encarcelar a los banqueros”. Es la reformulación del postulado Too big to fail, justificación de responsables de las bancas centrales, como lo fue Ben Bernanke, para rescatar a los grandes bancos durante la crisis para evitar supuestos males mayores en la economía.

Holder dijo en forma textual: “Estas instituciones son tan grandes que es difícil llevarlas ante la Justicia y, si se hace, nos daremos cuenta de que, efectivamente, inculparlas por sus actividades criminales podría tener repercusiones negativas para la economía nacional, incluso mundial”.

El argumento dominante entonces es que los grandes bancos cometen una gran cantidad de actividades delictivas, pero no se los enjuicia porque alteraría la “estabilidad financiera”.

Esto significa que los bancos no son sujetos alcanzados por la ley como el resto de las empresas o de las personas, sino que son entidades que están fuera del alcance general de la justicia. Los bancos tienen por lo tanto impunidad para delinquir. Los banqueros no van presos ni los bancos pierden su licencia para operar.

Dice finalmente Alfredo Zaiat que “pagan la multa después de alcanzar un acuerdo en la justicia o con los entes de control financiero y pueden continuar con sus fraudes a pequeños ahorristas, manipulación del mercado de commodities, del oro o de la tasa Libo, la utilización de información privilegiada, o la oferta a sus clientes ricos de una plataforma para la evasión, fuga y lavado de capitales”.