La Asociación de Empresas del Juguete y Afines (AADEJA) reclamó hoy que el próximo Gobierno «abra» las importaciones para que los comerciantes del sector puedan aumentar la oferta de productos.

Carlos Restaino, director ejecutivo de AADEJA, destacó que el volumen del mercado argentino se encontraría por debajo del promedio de ventas al público respecto a otros países de la región.

La expectativa sobre lo que sucederá el próximo domingo y, por sobre todo, la incertidumbre acerca de los cambios o continuidad que puede producir el resultado es inherente a cualquier sector empresarial en la Argentina.

El caso del juguete no es distinto, teniendo en cuenta que además se trata de un producto considerado como «sensible» por las autoridades.

En los últimos 15 años, este fue un producto «protegido» por lo cual a la importación se le aplicaron los máximos aranceles de importación autorizados por la OMC del 35 por ciento.

«Esa situación que afectó negativamente al comercio juguetero por no permitirle ofrecer una variedad más amplia de productos», aseguró el empresario.

Restaino habló en representación de la entidad que agrupa a los comercios «puros»: un sector de los fabricantes, importadores, distribuidores, cadenas comerciales, comerciantes, cuyo negocio es exclusivamente el juguete.

Las ventas en el mercado argentino están divididas entre un 40/45% de productos fabricados localmente y un 55/60% importados, lo que -según el empresario- «permite comprender la importancia de flexibilizar la importación».

«Nuestro país tiene un volumen de ventas anual cercano a los 400 millones de dólares, una cifra baja en comparación a lo que generan países vecinos», señaló el representante de AADEJA.

E indicó que uno de los problemas del sector es «la falta de medidas de impulso al consumo y la creatividad, lo que unido a las dificultades para importar, resulta en una menor oferta y variedad de productos en el mercado, en especial de aquellos que no se fabrican en el país».

«Sin dudas, el nivel de inversión para aumentar la capacidad de producción, generar mayor competitividad y mejorar la calidad de los productos en las empresas locales existe pero sería limitado», sostuvo.

Y remarcó que el comercio ilegal, el contrabando y la venta callejera sin cumplir la normativa de seguridad de productos son factores negativos adicionales que también requieren de medidas para eliminarlos.

«Esperamos que el próximo gobierno los contemple, se produzca una mayor apertura del mercado y apoye el crecimiento de la industria», finalizó.

Contradicciones

Por su lado el 4 de noviembre de 2015, el titular de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete (Caij), Marías Furió, aseguró hoy que las empresas del sector se manejan con «un tipo de cambio a valor oficial», y no con un dólar a $ 16 como sostienen los referentes económicos del candidato a presidente de Cambiemos, Mauricio Macri, por lo cual alertó que devaluar la moneda nacional a ese precio «sería destructivo» para la economía.

«Una devaluación como la que postulan desde el macrismo nos llevaría a un industricidio; sería destructivo para un sector donde son todas pymes familiares. No hay multinacionales del juguete en la Argentina», indicó Furió a Télam.

El dirigente industrial también alertó que una apertura indiscriminada de las importaciones, como proponen los economistas de Macri «puede ser totalmente destructivo y hasta quebrar varias empresas».

A su criterio, «el Estado debe administrar el comercio porque no se puede competir con los precios de China, por ejemplo, por sus bajos sueldos», y subrayó que se trata de «una competencia desleal».