El Gobierno argentino propone una negociación por debajo del 12 por ciento, con un crecimiento inflacionario de más del ocho por ciento en el país.

El martes pasado,  tras ser consultado en vistas al año que viene, Mauricio Macri opinó que los aumentos salariales del 2018 deberían ser de entre el 9 y 11 por ciento. El incremento afecta al índice con el que se actualizan las jubilaciones y la asignación universal por hijo, y va en línea con la pauta inflacionaria del Banco Central.

La intención del presidente es mantener los acuerdos en ese rango, con la posibilidad de incluir la cláusula gatillo, que el Gobierno se niega a hacer efectivo este año, cuando ya la inflación acumulada en ocho meses es del 15,4% y estiman que terminará superando el 20 por ciento a fin de año.

Según fuentes locales en el Gobierno trabajan para que se cierre bajo ese techo o un poco por encima, y así lograr que por primera vez en una década los aumentos salariales estén bajo el 20% en promedio.