La pandemia no afectó de igual manera a todos los sectores. Si bien es habitual escuchar en boca de la dirigencia política que el malestar económico impactó al total de la actividad, algunos grupos sufrieron fuertes pérdidas mientras otros engrosaban ganancias. Lejos quedaron Arturo Jauretche y su máxima de que «es pa’ todos la cobija, o es pa’ todos el invierno«.

Claro está, no todas las pérdidas significan lo mismo. Algunas evidencian un escenario socioeconómico más delicado que otras. Una de las principales alertas se enciende al revisar la actividad vinculada a los bienes primarios, de consumo básico y esencial para las familias argentinas. Según el balance que presentó la empresa láctea Mastellone ante la Comisión Nacional de Valores, en el tercer trimestre del año perdió 1.785 millones de pesos.

Presentación de Mastellone ante la CNV

Mastellone Hermanos S.A, dueña de la marca La Serenísima, señaló que la caída «se debe fundamentalmente al incremento en los costos de la compañía, superior a 40 por ciento desde la última lista de precios de inicios de noviembre pasado, y la imposibilidad de compensarlo actualizando los precios de venta de sus productos».

En esa línea, la compañía láctea recordó que el Gobierno nacional autorizó un aumento de 5 por ciento en promedio en lo que va del año para los productos, a través del programa de Precios Máximos.

Este es el tercer balance negativo consecutivo que presenta la empresa ante la CNV. Durante el primer trimestre comunicó pérdidas por $1.470 millones y en el segundo trimestre, por $1.198 millones.

La firma asegura que entre junio y septiembre fue registrado un repunte en el volumen de venta, pero el atraso de los precios en relación a los costos es tal que «a mayores ventas, más pérdida; un esquema que hace insostenible el negocio en el mediano plazo».

A la falta de correlación entre precios y costos se sumaron los gastos que la empresa aplicó para implementar medidas sanitarias y contratar a personal que reemplace a quienes debieron aislarse por la enfermedad. Frente a este escenario -advirtió Mastellone- no recibieron ningún tipo de asistencia económica, ni impositiva, por parte del Estado.

Otros ganan

La realidad del sector lácteo dista del escenario pandémico que transitó la banca privada, uno de los pocos que siguieron ganando en este 2020. Así lo confirmó el Banco Central de la República Argentina con los últimos datos que dio a conocer.

Según el Informe sobre Bancos del BCRA, entre enero y agosto, los bancos privados sumaron ganancias por 113.964 millones de pesos. Un monto que equivale a unos 474 millones por día. El economista Emiliano Trodler incluso señala que el patrimonio neto de la banca se ha expandido un 57 por ciento en lo que va del año y se duplicó en los últimos doce meses.

Por otra parte, la ganancia por intermediación financiera, es decir, aquella diferencia entre intereses cobrados por prestamos y el interés que se pagó por depósitos acumuló más de 92.000 millones de pesos.

De esta manera, el sector bancario volvió a «caer parado», aún en el salto al vacío que pareció la pandemia junto a incertidumbre económica derivada ella. Mientras tanto, los sectores productivos sufren directamente el impacto de la emergencia sanitaria.

Si bien en el complejo entramado industrial y fiscal argentino hay desequilibrios que tienden a generar estas incongruencias, es parte de un esquema macroeconómico que articula una distribución desigual en la sociedad, en especial con caída sostenida de salarios desde hace años, y que también facilita que tanto las inversiones como las ganancias se hagan en el segmento especulativo financiero de la economía, y no en la producción.